“Una de las principales dificultades de nuestras fábricas es conseguir gente para trabajar, esa es una parte central de la agenda de temas a resolver”, dijo Eduardo Borri, presidente de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma) durante una rueda de prensa en Agroactiva.
El titular de la firma Metalfor resumió así la situación de las industrias del sector, que en un 85% están radicadas en localidades pequeñas del interior. En los últimos dos años en que batieron récords de producción y ventas incorporaron 11 mil empleados. Pero necesitan más y les cuesta mucho conseguir mano de obra especializada.
Un mercado laboral que se recupera de la doble crisis que castigó a la economía entre 2018 y 2020, y la escasa migración desde las grandes urbes a las pequeñas ciudades del interior del interior construyen esta limitante de la industria que, de forma saludable, deviene en buena medida del alto nivel de actividad.
Luciana Mengo, presidenta de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola de Córdoba, explicó que la problemática va más allá de lo salarial. Involucra cuestiones como “todo lo que se requiere para que una persona se traslade a vivir a otro lugar”. Por ejemplo, el acceso a la vivienda e infraestructura, a la salud y a la educación. Los industriales de la maquinaria agrícola buscan coordinar acciones con los Estados locales y provinciales para mejorar este aspecto.
“No hay que migrar sólo hacia las grandes urbes, sino hacia las pequeñas ciudades y hacerlas crecer”, dijo Mengo. La palabra clave es “arraigo”. Las empresas de maquinaria agrícola del interior, muchas de ellas de renombre internacional por su equipamiento y desarrollo tecnológico, están propiciando con la demanda de mano de obra el arraigo en esas localidades y el desarrollo de sus economías. Consideran además que los jóvenes que nacieron allí pueden imaginar su futuro laboral en su lugar de origen, trabajando en esas industrias.
“Ya no es como antes, hoy trabajar en una industria de maquinaria es muy copado”, arengó Mengo, emulando un lenguaje joven, y recordó que la pandemia les permitió a muchos de ellos que se quedaron estudiando en sus lugares de origen en forma virtual, conocer las fábricas de sus localidades e incluso realizar pasantías laborales pagas.
“Muchos jóvenes de nuestros pueblos estudian carreras ligadas a los puestos que nosotros requerimos y durante la pandemia pudieron tener experiencia laboral dentro de nuestras empresas y descubrir que en sus pueblos hay industrias que juegan en las ligas mayores a nivel producción, diseño, ingeniería, uso de maquinaria”, dijo Mengo.
Borri, de Cafma, detalló que desde el sector comprendieron que se trata de un trabajo “conjunto entre sector público y privado”.
De hecho, hay varias experiencias en marcha, con planes de capacitación, de promoción del primer empleo o de empleo joven, que incluso tienen subsidios directos por parte de los Estados nacional y provincial. También hay acuerdos de municipalidades y sindicatos para construir viviendas para los trabajadores que se radiquen en las agrociudades del interior. Y un sinnúmero de convenios con universidades, escuelas o las mismas cámaras empresariales para desarrollar talleres de entrenamiento en las nuevas habilidades que requiere la manufactura.
El desencuentro entre la oferta y la demanda de obra atraviesa a gran parte del sector productivo, sobre todo en las ramas industriales. En el rubro de la economía del conocimiento, la puja por los recursos humanos y la “fuga de talentos” están al tope de la agenda inquietudes de las empresas tecnológicos. Tanto que el gobierno flexibilizó el cepo cambiario para evitar que los profesionales y técnicos del sector migren hacia las plataformas internacionales.
El último informe sobre demanda de habilidades y formación profesional que realizó la Unión Industrial Argentina (UIA) y difundió esta semana, encontró que 3 de cada 10 empresas indicaron tener menos personal del necesario. El faltante es mayor en las empresas más chicas: en las micro y pequeñas casi 4 de cada 10 enfrenta esa situación.
Por otra parte, más del 80% de las empresas comentaron en la encuesta que tienen búsquedas activas o por abrirse, concentradas principalmente en las áreas de producción. El 41% de ellas planea incorporar este tipo de trabajadores en los próximos 12 meses.
Pero el 26% de las empresas manifestó algún tipo de dificultad en relación a la composición del personal. Las dificultades para encontrar potenciales candidatos, están originadas principalmente en escasez de postulaciones, déficit de competencias técnicas específicas y falta de experiencia en materia de habilidades blandas.
“Una tarea pendiente que tenemos y que estamos desarrollando tanto las entidades gremiales empresarias y las propias empresas es la capacitación para que mucha gente que no consigue trabajo pueda tenerlo y lograr un ingreso mayor”, dijo el titular de la empresa Ombú y dirigente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), Orlando Castellani.
El mismo presidente del Banco Nación, Eduardo Hecker, se refirió al tema durante la muestra que se realiza en Armstrong. Señaló que durante su último recorrido por 14 provincias la mayor preocupación que recibió de los empresarios es que “no consiguen trabajadores”.
En ese camino, el gobierno provincial está trabajando junto al sector privado en módulos de capacitación en áreas como tornería, electrónica, robótica y otras. “Estamos desarrollando esto en toda la provincia, lo vamos a intensificar, nos hacemos cargo de los costos que significan porque entendemos que a partir de estos oficios muchos jóvenes se van a incorporar al trabajo”, dijo el ministro de la Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna.
Las cámaras provinciales de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires vienen realizando convenios con universidades, institutos terciarios y técnicos para generar pasantías rentadas dentro de las industrias.
En ese sentido, Néstor Cestari, de la cámara sectorial bonaerense, señaló que la tecnificación del sector no atenta contra la generación de empleo sino que lo potencia porque se abren nuevos puestos en la línea de producción .
Y Mengo, su colega de Córdoba, apuntó a la importancia de que las empresas y las cámaras patronales se involucren en el terreno de la educación para el trabajo. “Antes estaba el prejuicio de que invertir en la formación de un trabajador era un riesgo porque podría terminar contratado por la competencia, pero ese concepto está cambiando y hay acuerdo en considerar que lo importante es que el personal se inserta en la cadena de valor, sea en la propia empresa, en la de un proveedor o en la de un comprador”, describió.
Según la UIA, en un contexto en el que la competitividad y la productividad juegan un papel central en el desarrollo productivo, “resulta fundamental que existan herramientas y mecanismos focalizados en la formación profesional y la inserción laboral”. En este sentido, señaló que la interacción entre las empresas, el sector público y las instituciones educativas “genera un círculo virtuoso, que promueve el empleo y la inclusión laboral, reduciendo la desocupación y elevando la capacidad productiva del país”.
Las empresas le otorgan importancia a la formación. Una de cada dos entrevistadas por la central fabril cuenta con planes definidos que guían sus acciones. En las grandes, el 80% tiene planes de entrenamiento. El porcentaje cae a un 70% en las medianas y a un 40% en las micro y pequeñas empresas. También se relevó un elevado interés por utilizar los planes oficiales. Se destacaron el Programa de Inclusión Laboral (PIL) y los créditos fiscales para capacitación pyme del Ministerio de Desarrollo Productivo.