¿Qué le hizo la pandemia al mundo del trabajo santafesino? La pregunta no sólo apunta a la destrucción de puestos de trabajo, evidente en las terribles cifras de desempleo del segundo trimestre en los principales aglomerados de la provincia que tuvieron una mejora el tercero, pero ancladas en niveles altos. Se extiende la inquietud al impacto que la emergencia sanitaria tuvo con un mercado laboral que arrastra una crisis estructural, golpeado por la recesión de los últimos años y enfrentado a una transformación brutal que se aceleró con esta disrupción y se hará sentir con crudeza en los próximos años.
Para trazar un diagnóstico cualitativo y elaborar un mapa territorial y sectorial sobre estos impactos, el Ministerio de Trabajo de la provincia puso en marcha el Proyecto Ecosistema Laboral Santafesino en el Futuro. Con ese fin realizó siete encuentros durante junio, julio y agosto del año pasado con consultoras de recursos humanos de las empresas; investigadores locales y nacionales del mundo del trabajo, industriales 4.0, empresarios de distintos rubros y regiones de la provincia, sindicalistas y responsables de las áreas de Producción de distintas localidades santafesinas. Durante las entrevistas, que se completaron con una encuesta realizada a empresas que presentaron protocolos sanitarios a la cartera laboral durante la pandemia, se auscultaron también los tipos de trabajo en riesgo y los cambios en las condiciones laborales, diseñar herramientas para adaptarse a la nueva realidad.
Es que “la pandemia trajo consigo diversos cambios en las condiciones y relaciones de trabajo, obligando a todos los actores a readaptar sus dinámicas habituales”, señala el informe final. Algunas tendencias podrían haber llegado para quedarse: teletrabajo, comercio electrónico, cambios en los hábitos de consumo, (mayor aún) flexibilidad laboral, refuncionalización de espacios de trabajo, relocalización de empresas.
Antes de la llegada a estas tierras del coronavirus, Argentina padecía de una crisis estructural de distribución del ingreso y trabajo. Entró a la pandemia con una desocupación del 10,4%, una pobreza del 35%. Y la emergencia sanitaria las elevó al 13,1% en el segundo trimestre y al 40,9% en el primer semestre, respectivamente. En pandemia, el desempleo saltó a 17,9% en el Gran Rosario y 20% en Gran Santa Fe, para después bajar.
Pero al interior de esos grandes números, el mercado laboral muestra también problemas estructurales: la informalidad (del 30% durante los últimos 15 años y que llegó al 35% en el primer trimestre de 2020), la brecha de género y el desempleo joven.
La tasa de desocupación en la población hasta 29 años duplica a la tasa general en Santa Fe. Y la diferencia es mayor en las mujeres.
Las trabajadoras y los trabajadores de la economía informal son, como dice la OIT, los más afectados por la pandemia. Los investigadores del mundo del trabajo, destacaron ese tema como un proceso tendencial, durante los encuentros organizados por el Ministerio.
“Hay un sector que entra y sale de empleos cada vez más precarizados y también se fue desconectando el empleo del trabajo, hay una tendencia a generar su propio ingreso que hace difícil pensar en un mercado laboral”, señalaron. Hubo coincidencia, en ese sentido, en torno de la necesidad de “reconocer como una categoría más de empleo a la economía popular”, mejorando las estadísticas sobre universo y aumentando la presencia del Estado. En términos generales, abogaron por generar una “nueva institucionalidad” que contemple la economía popular, pero también el trabajo de plataformas, teletrabajo y tercerización.
La economía formal soportó mejor la pandemia, pero la afectación también fue grande. Según el Sipa, entre febrero y julio se perdieron 320 mil puestos de trabajo, un 2,66% del total. Los sectores económicos más afectados fueron los servicios de hotelería y gastronomía, el complejo educativo, el comercio no esencial, la construcción, los servicios profesionales y el transporte. En Santa Fe, el 40% del trabajo registrado reviste en los sectores afectados. Involucra a 190 mil personas.
Frente a esta situación, las políticas de sostenimiento estatal fueron claves y altamente valoradas en las reuniones y encuestas desarrolladas en el marco del proyecto sobre el ecosistema laboral. Por un lado, la rápida implementación de protocolos permitió la apertura ordenada y acelerada de numerosos sectores, adaptados a la nueva normalidad. Para el mes de septiembre se habían presentado 31.170. Por otro lado, la enorme asistencia volcada desde el Estado.
El gobierno nacional asistió con el ATP al 40% de los trabajadores santafesinos y con el IFE a otros 680 mil. Sumó los créditos a tasa cero para monotributistas y los de tasa reducida que implementó el BCRA. Además, la doble indemnización contribuyó a blindar el empleo registrado. El gobierno de Santa Fe aportó el programa provincial de asistencia económica en la emergencia, el fondo solidario constituido junto al Inaes, y programas de fortalecimiento como los que alcanzaron a clubes y al sector del turismo.
El 78% de los empresarios encuestados por el Ministerio de Trabajo solicitó asistencia del Estado nacional, y el 70% la recibió. El impacto de la crisis se sintió fuerte. Casi el 70% de las empresas consultadas informó caídas de facturación en el primer semestre. El 20% reportó que aumentaron las ventas electrónicas. Todos tuvieron que hacer readecuaciones de turnos y puestos de trabajo.
"El 78% de los empresarios encuestados por el Ministerio de Trabajo solicitó asistencia del Estado nacional, y el 70% la recibió "El 78% de los empresarios encuestados por el Ministerio de Trabajo solicitó asistencia del Estado nacional, y el 70% la recibió
Señalaron como un desafío resolver el transporte de personal. También hubo reducción de jornadas y horas extras, así como adelantos de vacaciones. El 21%, fundamentalmente dentro del segmento de sectores exceptuados de la cuarentena, contrató nuevo personal.
El teletrabajo fue uno de los grandes cambios de la pandemia. En los sectores en los que esta modalidad estaba presente, como industria 4.0, no hubo mayores dificultades para implementarlo.
Una acertada lectura de las transformaciones experimentadas en el campo laboral por territorios particulares será ineludible a la hora de acompañar la incipiente reactivación. La articulación entre el Estado, los trabajadores y empleadores fue un factor clave.
En las conversaciones con empresarios de distintas regiones, el diagnóstico era que ya se habían vivido cuatro años muy duros por la apertura de importaciones, la caída del consumo y la falta de crédito, que afectó a industrias que habían hecho importantes inversiones. Los sindicatos compartieron ese diagnóstico. Muchos venían con problemas de pago, piloteando procedimientos de crisis, en medio del avance de la precarización laboral y la tercerización. Gremios como el de la construcción, alimentación, vestido, mercantil y metalúrgico dieron cuenta de este panorama. La UOM Rosario, por ejemplo, recordó que se perdieron 3.600 puestos de trabajo en cuatro años.
Al calor de las tendencias que la pandemia profundizó, los sindicatos mostraron su preocupación creciente por la expansión de los contratos eventuales y clamaron por la regularización de trabajadores de plataformas.
Tanto empresarios como trabajadores reivindicaron la importancia del Estado presente. En la pandemia, revalorizaron el rol de los comités mixtos de higiene y seguridad, de cuya conformación la provincia fue pionera. Pero al mismo tiempo, señalaron que “en pocos lados” fueron implementados.
Para la cartera laboral de la provincia, el informe sobre el Ecosistema Laboral Santafesino en el Futuro Próximo resultó “un proyecto muy valioso para obtener información de primera mano y en tiempo real sobre la situación de distintos actores que forman parte del mundo del trabajo en la provincia”.
El dinamismo y la heterogeneidad productiva de Santa Fe se reflejaron en los comentarios que los funcionarios y funcionarias del área de producción de los municipios. Con la llegada de la pandemia, todos los sectores de la economía se vieron impactados, aunque los efectos no fueron los mismos para todas las actividades. Como contraste de las dificultades que se presentaron para sostenimiento de los puestos de trabajo, se identificaron ventajas y oportunidades para las empresas durante la pandemia: el mayor foco en innovación y toma de decisiones estratégicas en pymes; la introducción de metodologías ágiles en los procesos de trabajo y quiebre con culturas institucionales estáticas; la ampliación del trabajo por objetivos, como contracara del trabajo por tiempo; y la incorporación de tecnología.
Sin dudas la pandemia aceleró, de forma vertiginosa, transformaciones de tendencias que ya estaban presentes en el mundo laboral. Especialistas e investigadores de este campo subrayaron la necesidad de trabajar sobre los problemas actuales para pensar en el futuro del trabajo. Frente a la heterogeneidad de ese mundo, propusieron generar una “nueva institucionalidad que contemple las complejidades del mundo laboral y reordenar la estructura sobre la que se regula cada figura jurídica, considerando categorías intermedias entre el trabajador asalariado y el independiente”.
En el trabajo también se recabó información sobre los desafíos y demandas de los distintos actores del ecosistema laboral santafesino para el futuro inmediato. Por ejemplo, la necesidad urgente de incorporar el avance de la tecnología y de capacitación para los trabajadores y trabajadoras. Las formaciones y/o cualificaciones más requeridas por las empresas son herramientas digitales, oficios y educación técnica, inteligencia emocional y tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs).