Las lluvias registradas la semana pasada en gran parte del área agrícola, mayores a las esperadas,
permitieron revertir la falta de humedad que sufrían los suelos y recortar así parte de las
pérdidas provocadas por el fenómeno agroclimático conocido como La Niña.
“Muchos sectores acumularon recargas abundantes (50 milímetros)
que causarían una inflexión al escenario pesimista que venía gestándose” para esta campaña
2007/08, afirmó la Bolsa de Cereales porteña en su último Panorama Agrícola Semanal.
Según el trabajo, este panorama más alentador permite “limitar el
impacto productivo que ya ha ocasionado La Niña sobre la Región Pampeana”, estimado a la
fecha en torno a 6-8 puntos porcentuales del volumen potencial.
No obstante, advirtió la entidad, la falta de lluvias en enero ya ha
dejado su huella, fundamentalmente en las zonas periféricas a la región líder, que sufrieron
pérdidas que no podrán compensarse totalmente.
Pero —aclaró—, de los distintos cultivos de la denominada
cosecha gruesa, la soja es la mejor posicionada para recuperar potencial por la definición tardía
de sus rendimientos (período clave: 20 enero-fin de febrero) y su plasticidad en el desarrollo.
“En consecuencia, será el cultivo estival más favorecido por las
lluvias de fines de enero”, aseguró la entidad, que alertó sin embargo sobre daños
irreversibles en no pocos cuadros y lotes de segunda al oeste y sur de Buenos Aires.
El pulso húmedo también abarcó gran parte de la región maicera y detuvo
el creciente deterioro de los cultivos del cereal, “generando una esperanzadora perspectiva
productiva en todos ellos”, resaltó.
En amplias zonas productivas, la sequía y las elevadas temperaturas
perjudicaron al cultivo en fases críticas de definición de los rendimientos y consecuentemente la
productividad promedio a nivel nacional se redujo 17,7%, unos 1.420 kilos por hectárea menos a la
obtenida en la temporada pasada.
Al viernes pasado ya se cosecharon 406 mil hectáreas, 15% de la
superficie sembrada con girasol, que aportaron 703 mil toneladas, de las cuales 68% corresponden a
Chaco y Santiago del estero, 31% al centro norte de Santa Fe.