"Joya, nunca taxi", "olvídate, con este equipo tenés para rato", "ah, tengo justo lo que estabas buscando", "te queda hermoso", son algunas frases de quienes tienen que cumplir objetivos y cuentan con un valor determinante en la economía, la información.
Seguramente te pasó alguna vez que un vendedor de autos, informática, medicina privada o un profesional te puso en jaque la información que tenías sobre algo o te hizo dudar del análisis que habías hecho sobre tus convicciones. Esto en economía tiene explicación, como todo en la vida hay un por qué y un para qué.
Hay información imperfecta cuando la disponible no alcanza y no todos la tienen. Un ejemplo es cuando llevás el auto al mecánico o llamás a un técnico a domicilio. Prepárate para oír los argumentos mas creativos de ventas. Como lo que sabés no alcanza, el precio lo vas a pagar y quien te asesora esto lo mide. Así es la ley de la oferta y demanda.
También existe la información asimétrica cuando no todos los involucrados saben lo mismo. Algunos tienen información calificada y otros no. ¿Querés un ejemplo? El dólar futuro. Quienes tenían información lograron capitalizarla. Los que no, leyeron el diario el lunes con el hecho consumado. Otro ejemplo son las empresas de seguros de salud o de medicina prepaga que desconocen aspectos diarios sobre la vida de quienes asumirán su cobertura.
George A. Akerlof (1970), economista de la U. de Berkley y Nobel en 2001 fue uno de los pioneros en presentarnos la idea de la información asimétrica y sus consecuencias en las decisiones.
Cuando estas situaciones se presentan y son muy habituales, no se logran acuerdos o son imperfectos. En castellano, podrían ser mejores los acuerdos si todos nos decimos la verdad. ¿Imposible?
Las consecuencias.
La selección adversa es una de las consecuencias. Esta situación la explicaba un inglés Sir Thomas Gresham, comerciante y financiero del siglo XVI cuando notaba que la adulteración en las monedas de oro era tal que terminó siendo rechazada por el público ya que no podían distinguir las buenas de las malas. De allí se deprende la frase "la moneda mala desplaza a la buena" o "pagan justos por pecadores".
Cuando las mujeres dicen "ya no quedan hombres" me pregunto si la Ley de Gresham se aplica. Digo porque hay personajes que saltan a la escena mediática o que se exponen mas de lo recomendado y en principio formulan un estereotipo que poco se comprueba con la realidad posterior (pura cáscara) pero mientras tanto, al igual que en el caso de las monedas de oro, "los vende humo" aunque sea por un tiempo desplazan a los que tienen buenas intenciones.
Igual pasa si querés comprar un auto y el vendedor sabe las condiciones, cuestión que vos no. Su objetivo es vender y tratar de conseguir el mejor precio. El tuyo, comprar al valor mas adecuado a tu economía. Si el auto es usado y desconociendo su estado, vas a negociar un precio que será el mas cercano al promedio entre lo que te ofrecen y lo que ofrecerías. Así el mercado podría emparejarse hacia abajo transándose solo coches de calidad intermedia.
El Estado en situaciones de ineficiencias puede intervenir. Eso sí, con costos y generalmente altos, con el afán de resolver estos desajustes fundamentalmente en aquellos mercados que son prioritarios como en el caso de la salud.
Caso contrario sucede para quienes tienen menos interés en su cobertura de salud (probablemente por desconocimiento real del costo de las prestaciones). El resultado, es que las cuotas suben y justamente aquellos que más necesidad de cobertura tienen, paradójicamente serian los que menos acceso podrían tener o más deberían pagar por su seguro.
En un sistema solidario, los asegurados "sanos" compensan a los que no lo están. Cuando la relación se hace inversa se desata el déficit prestacional, económico y financiero. Así es que los asegurados de mayor propensión a tomar servicios, desplazarían a los que están sanos no lográndose un equilibrio en términos económicos.
El rol del Estado.
Te decía que el Estado podría intervenir (venimos de una década con esta idea) para "corregir" estos desvíos, y en el caso de la salud sería, por ejemplo, imponiendo un seguro médico obligatorio en que los sanos serían penalizados en términos de costos y subsidiando así a los que más demandan servicios. Otra forma es regulando los ajustes de precios, con grandes distorsiones colaterales.
Ahora, si fuera que la intervención del Estado lo resuelve todo, los solteros podrían conseguir parejas de buena calidad desde una obligatoriedad impuesta a no mentir a la hora de las conquistas y esto en la práctica no se verifica.
Seguramente oíste hablar de las profecías autocumplidas. Cuando las mujeres aseguran que ya no quedan hombres, ocupan sus espacios con otras actividades o expectativas subiendo la vara de la demanda a niveles cada vez más exigentes, pero el tiempo pasa y como dice Gachy R. una gran humorista rosarina: "Mientras esperás al indicado, aprovechá del equivocado".
En el mercado de la salud por lo general se incrementa el consumo a lo largo de los años, las cuotas son costosas y crecientes según la edad (pero económicas en relación al costo prestacional) y el sistema naturalmente expulsa al sano y vigoroso, conservando el lugar sólo para quienes no están bien. Al igual que en el mercado de los solteros, se produce un efecto desplazamiento.
La economía, como ser viviente, evoluciona para ajustar estas ineficiencias y evitar la selección adversa (equivocarte a la hora de elegir) desarrolla herramientas de defensa.
Una de ellas es el screening concepto desarrollado por Michael Spence (1973). En salud se utiliza para detectar alguna anomalía y a partir de esta, las empresas diseñan planes de coberturas adecuados a cada necesidad. Otra es signaling, se basa en la idea que en una persona se vende de la forma más creíble a la otra. Sería algo así como las normas de calidad ISO para distinguir entre los buenos y malos.
Cuando las víctimas del famoso "polista Gigolo" mediático descubrieron que todo su armado era una gran farsa "Mentime que me gusta", me cayó la ficha de cómo la información asimétrica te puede impactar en la vida cotidiana.
De esto, también se trata la economía.