La mayoría de las economías provinciales vio desmejorar su actividad durante la administración nacional de Mauricio Macri, con excepción de algunos distritos de la región Pampeana y enclaves exportadores, que cerraron el período con una performance neutra o positiva, fundamentalmente por la diferencia cambiaria.
Esa es la conclusión que surge de analizar el “Monitor de Provincias”, un índice de actividad que elabora el Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea. Según el informe elaborado por el economista Jurge Day, a mitad de 2019 “unas pocas provincias terminan mejor que hace cuatro años”. Estas son La Pampa, Córdoba y Santa Fe. En téminos generales, la región Pampeana tuvo una mejor performance, mientras que el resto estuvo más complicada. En la Patagonia se diferencia Neuquén, que experimentó un mejor desempeño por la actividad de Vaca Muerta.
El monitor provincial del Ieral analiza la actividad de cada jurisdicción a través de tres tipos de indicadores: capacidad de compra (masa salarial, préstamos), uso de factores productivos (combustible, energía, empleo) y fondos externos (exportaciones nacionales y regalías).
En ese punto, Ieral mide principalmente la evolución de la masa salarial privada para auscultar el impulso que el sector no estatal le da a la actividad económica. En todas las jurisdicciones este indicador fue negativo. “El estancamiento y las diferentes devaluaciones terminaron generando una significativa caída en el poder de compra de la población en todas las provincias”, señaló Day.
En regiones como la pampeana, este factor negativo fue parcialmente neutralizado por el impulso exportador. En las provincias con mayor sesgo externo, la baja de retenciones de 2016 y la suba del dólar en 218 repercutieron positivamente, aun cuando la variación de volumen vendido no haya sidio significativa la región Pampeana, incluida Santa Fe, está dentro de este grupo.
El impulso fiscal, vía reducción de impuestos o expansión del gasto público, muestra un panorama diverso, de acuerdo al estudio del Ieral. “Las provincias más beneficiadas con las exportaciones, no fueron fiscalmente contractivas, su recaudación de impuestos se rezaga frente a la inflación y, en algunos casos, también hubo expansión del gasto público”, señaló.
En las provincias del norte, más dependientes de fondos nacionales,“sus gobiernos tendieron a elevar su recaudación de impuestos provinciales y ser más moderadas en el gasto primario”. Es decir, “fueron contractivas en un período recesivo” por lo cual su impulso fiscal fue negativo en relación a la actividad.
“Como caso especial está San Juan, que había generado finanzas superavitarias en los períodos buenos y ha desahorrado en los malos, raalizando así una política contracíclica”, señaló Day.
Un “cuarto impulso” considerado por el investigador del Ieral es el que involucra a los productos de exportación en algunas provincias. En Neuquén, por ejemplo, la explotación de petróleo y gas en Vaca Muerta operó positivamente, pero en Santa Cruz, la actividad petrolera bajó. La economía de Catamarca también fue afectada negativamente por la menor extracción de cobre.
“En estos cuatro años hubo una caída en la actividad económica en la mayoría de las provincias argentinas; en buena parte se debió a un impulso privado negativo, con población con menor poder de compra, tanto por el estancamiento como por el ajuste generado por las distintas devaluaciones”, resumió el estudio.
En ese difícil contexto, aclaró el trabajo, “algunas provincias pudieron compensar con un impulso exportador positivo, principalmente las que más venden al exterior, que también se beneficiaron con menores retenciones”.
“Aquellas jurisdicciones que no son exportadores, y más dependendientes de fondos nacionales, tendieron a aplicar una política fiscal contractiva, generando un impulso fiscal negativo, agravando la crisis en sus lugares”, subrayó.