Economías agrarias. Las economías ligadas a la exportación sienten de lleno el impacto de un cambio drástico en la economía global. En esta nueva fase de la crisis que arrancó en 2008 en Estados Unidos y Europa, se desaceleraron los países emergentes, lo cual impactó en el nivel de demanda y en los precios de los commodities, sean los energéticos, los bienes básicos industriales o los granos. En este caso, la superproducción global es el elemento decisivo. Como sea, la cadena de valor agrícola santafesina, un factor de demanda relevante para la industria de la región, siente el efecto probreza de esta caída.
“Los futuros de soja para para la posición más cercana cotizan hoy a 325 dólares la tonelada, cuando hace tres año atrás, cotizaban a 650 dólares la tonelada”, señala la Bolsa de Comercio de Rosario en un reciente informe. Esa baja induce a un ajuste del agronegocio. Un ejemplo de ello es el de los alquileres, que fueron mutando en las últimas dos campañas de la modalidad de contrato con quintales fijos, y a precios de boom agrícola, a esquemas de aparecería o mixtos que tienden a asociar al productor con el dueño del campo. Claro que en el camino quedan también lotes sin sembrar, baja la implantación de los cultivos que requirieron uso intensivo de insumos, como el maíz, y se realizan estrategias de producción de costo mínimo.
Esto se nota en la caída de las ventas de insumos y de maquinaria agrícola, un sector en el que campean hoy los subsidios salariales del programa nacional Repro (Recuperación productiva) para evitar despidos. En la cadena de proveedores de los agronegocis, un ejemplo es el de los fabricantes de básculas, un sector que tiene en Casilda su principal polo de producción. Hugo Racca, presidente de centro comercial e industrial de esa ciudad, comentó: “Hace meses que no venden una sola unidad, porque el chacarero, el acopiador o las fábricas de aceite, que son sus clientes, no está comprando”.
Casilda sintetiza la dualidad que presenta la economía regional. Racca citó el caso de la principal empresa metalmecánica de la ciudad, que tiene entre sus rubros más importantes el de la fabricación de herramientas para la construcción. Este sector acumula un crecimiento de casi el 8% a nivel nacional en 2015 y es el que más se expandió. Como en muchas ciudades del interior, la ciudad del departamento Caseros está a full la obra privada de “pequeño porte”, que involucra a edificios de dos o tres plantas, con seis o siete departamentos, o a las refacciones de las casas. Los inversores, explicó el dirigente empresario, son productores, profesionales e industriales que tienen un ahorro y lo vuelcan al ladrillo.
El negocio comercial, como el campo, sufre el rigor del reacomodamiento. “Hoy hay locales cerrados en pleno centro, que se alquilan a precios de remate, cuando hace dos años no había lugar”, describió Racca. La renta y el valor de las propiedades, urbanas y rurales, transitan también por caminos separados. La primera baja luego de varios años de continua expansión pero el precio de venta de los inmuebles “sigue dolarizado porque los propietarios no tienen necesidad de vender”.
Expectativas. Es que las tensiones económicas de la región no son las de 2001, aunque en el juego de la política en un año electoral las expectativas se moldeen de forma misteriosa. Para el presidente del centro comercial casildense, “cuando se sepa quién es el presidente, sea quien sea, algunas cosas se van a mover, acá hay mucho ahorro que está esperando una señal, tipo una pequeña baja de las retenciones, para moverse”.
Carlos Garrera, secretario de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), tiene una visión parecida. “Las industrias no están endeudadas están saneadas y con capital propio, pero hay una impasse inversora, no por problemas de plata sino porque se espera a ver qué pasa con las elecciones”, opinó. Su sector, el de la industria electrometalmecánica comenzó en los últimos tres a meses a crecer a una tasa de 2%.
“Con las obras que se están realizando y con el consumo en alza la actividad se sostiene y entiendo que seguirá así hasta fin de año”, señaló Garrera, quien admitió que, como contrapartida hay inconvenientes en sectores como maquinaria agrícola, fundiciones especiales y bienes de capital que “sufren por la postergación de las inversiones”.
El último informe de Fisfe reportó a grosso modo dos panoramas diferenciados e la industria. Una recuperación en los rubros que proveen al mercado interno, y una caída en la actividad de industrias expuestas al mercado externo. De acuerdo al reporte de la central fabril, se expandieron en el primer semestre el complejo oleaginoso (1,3%), la industria frigorífica bovina (4,4%), la elaboración de bebidas, y sectores metalmecánicos ligados al mercado interno, tales como línea blanca (7%), remolques (14%) y autopartes de reposición para el mercado interno (6%). Diversas actividades fabriles vinculadas a la construcción también se expandieron.
La contracara es la situación de los sectores que sufren “la retracción de la demanda brasileña, los procesos devaluatorios de varios países, en la sobreoferta mundial, y la caída de los precios internacionales de la oferta exportable de Santa Fe”. Así, mientras la molienda de soja se ubicó en niveles históricos, las exportaciones de biodiesel cayeron 65% en seis meses, la fabricación de maquinaria agrícola cayó 15 por ciento en los primeros seis meses, y las exportaciones cayeron 46%. La producción de acero bajó 11,6% y la exportación automotor bajó 53%.
El efecto soja. Para Garrera, la industria de bienes de capital vinculada al campo sufre el doble impacto de la incertidumbre política y el ajuste del esquema de agronegocios armado cuando la soja estaba 600 dólares por tonelada en Chicago. “Los años de boom permitieron que muchos actores que estaban fuera del negocio entraran, hoy no da para todos y se produce un reacomodamiento, que una vez que finalice, permitirá generar rentabilidad en aquellos que hoy no la tienen”, dijo. Y subrayó: “El que necesita sobre todo esa rentabilidad es el que trabaja el campo, que es el que se compra la máquina, y para eso es necesario que el dueño del campo se convierta en socio”, dijo.
Pero hay situaciones y situaciones. “Con este escenario no hay siquiera quien quiera alquilar el campo”, se quejaba un productor de General Lagos que participó del tractorazo que dos semanas realizaron unos 400 pequeños y medianos productores del sur de Santa Fe. La mayoría son pequeños propietarios y explotan el campo y ven que los precios se desplomaron pero que los costos no acompañaron ese proceso. Apuntaron, sobre todo, a los impositivos. Su temor es volver a un escenario como el de los 90, cuando la baja de rentabilidad llevó al endeudamiento y el desplazamiento del sistema.
“Los productores ya estamos endeudados, la soja bajó, para hacer maíz hay que sacar plata del bolsillo porque da pérdida, y las retenciones y los impuestos siguen igual”, se quejaba un productor de Arroyo Seco, con una reflexión adicional: “Menos mal que venimos de una buena cosecha si no estaríamos más fundidos todavía”.
Sobre este mismo escenario, y disputa de representación mediante, las acciones gremiales del sector agropecuario divergen. La Federación Agraria, por caso, combinó una estrategia de movilización y negociación que produjo como resultado la instrumentación por parte del gobierno nacional de una serie de medidas. Las más importantes, compensaciones a tamberos y a pequeños y medianos agricultores. La más reciente fue anunciada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, en un acto de industriales: una línea de créditos a cooperativas para que a su vez financien a sus productores asociados a tasas competitivas.
La línea fue pedida por la entidad federada, como una forma ágil de asistir al productor para comprar insumos, gasoil y lo necesario para la campaña gruesa. Omar Príncipe, presidente de la organización, explicó que el pequeño productor tiene “un endeudamiento equivalente al 50 ó 60% de su propia producción, lo que marca la urgencia para demanda esta medida”.
El Estado presente. Con un escenario internacional áspero, la situación económica presenta algunas similitudes con el crítico año 2009, en el que la intervención estatal fue clave para sostener la actividad económica y evitar mayores pérdidas de puestos de trabajo. Nuevamente, en este punto, las estadísticas parecen discutir en la región las percepciones, expectativas y hasta el impacto de importantes conflictos que se desplegaron en el ámbito laboral. El Ministerio de Trabajo de la provincia informó, en base a datos del sistema de aportes a la seguridad social, que el empleo privado registrado creció 2,6% en el segundo trimestre del año.
Cristian Recchio, titular de la gerencia de Empleo del Ministerio de Trabajo de la Nación en Rosario, destacó la red armada por el Estado para monitorear la situación de los trabajadores. “Luego de dos años de amesetamiento vemos que la situación del empleo mejoró en 2015, en el primer semestre traccionaron la construcción y el comercio, y seguimos de cerca el tema de las automotrices, afectadas por la caída del poder de compra del mercado brasileño”.
El funcionario aludió al seguimiento que autoridades nacionales y provinciales realizan sobre las industrias de maquinaria agrícola que redujeron el horario de trabajo y que están recibiendo, en algunos casos, mayor cantidad de Repro. Sin embargo, aseguró que en la cifra global, ese instrumento para subsidiar el salario de los trabajadores a cambio de evitar despidos, no tuvo un gran aumento este año.
Recchio coincidió con los que creen que el escenario preelectoral demora decisiones de inversión. “Hay además mucho economista mediático vociferando escenarios de crisis pero creemos que luego del 25 de octubre esas expectativas se despejarán”, dijo.
Para José Mattievich, dueño del principal grupo industrial frigorífico de capitales nacionales también las expectativas políticas serán decisivas para la reactivación del un sector, como el de la cadena cárnica, que está frente a un mejor escenario internacional.
El mercado exportador se abrió, al menos en los papeles, en los casos de EEUU, Canadá y la cuota 481 para exportar carne de feed lot con bajo arancel a Europa, además de la firmeza del mercado chino. “La posibilidad está, pero por ahora son todas expectativas, además hay que empezar a producir novillos, que es lo que está faltando”, dijo, y enfatizó: “Tenemos buenas expectativas para el año próximo”.
Entre la realidad y las expectativas, la entrada en el último trimestre del año promete un combo de tensión electoral, puja distributiva y guerra de predicciones. En su último informe sobre actividad económica, el Instituto Provincial de Estadística y Censos (Ipec) detectó que en julio se había frenado una suba de cinco meses en la actividad provincial. “Se opaca el panorama de recuperación”, dijo el secretario de Política Económica, Pablo Olivares.
Dos índices privados, el de la Bolsa de Santa Fe y la Universidad Austral mostraron, en cambio, leves repuntes para el mismo período. Agosto y septiembre fueron meses de mucho “ruido financiero”, alimentado por las operaciones política. Del resultado de esa puja dependerá en gran medida, el cierre de 2015.