El Indec difundió el Estimador Mensual de la Actividad Económica (Emae), que a través del seguimiento de una serie de indicadores, se anticipa al resultado de la medición del PBI. Entre octubre y noviembre midió una suba de 1,7%.
En el penúltimo mes de 2021 crecieron en el cotejo interanual 13 de los 15 rubros que se relevan para elaborar el indicador, con subas de dos dígitos en seis de ellos. La mejora fue liderada por hoteles y restaurantes (59,8%), minas y canteras (20,4%) y transporte y comunicaciones (14,3%).
La industria creció 10,6% interanual y fue el sector de mayor aporte al crecimiento del Emae, con 1,9 puntos porcentuales. Comercio subió 10,1% y construcción 6,7%. Otro rubros con resultados positivos fueron el de enseñanza (6,3%), actividades inmobiliarias (6%), impuestos (9,7%) y agricultura (3,1%). Cayeron pesca (-6%) y distribución de electricidad, gas y agua (-0,2%).
A un mes de finalizar el año, la actividad acumula un crecimiento de 10,3% promedio anual. En la última parte del año pasado, los sectores más rezagados por la pandemia, vinculados esencialmente al turismo, mostraron una sostenida recuperación a partir del acompañamiento del Estado mediante políticas como el Previaje.
A través de su cuenta en la red social Twitter, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo que “2021 finalizó con una profunda recuperación”. Algunos sectores tocaron nuevos máximos, como la producción de acero, que fue la mayor desde 2014, y la de petróleo, la más alta desde 2011.
Cuando sólo falta diciembre para computar, queda claro que 2021 será el primer año de crecimiento desde que la crisis cambiaria de 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri, desató una larga y profunda recesión, que se agravó en el primer año de la pandemia. Si este año se mantiene la expansión, será el primer bienio de suba del PBI en una década.
Esta notable recuperación, que sorprendió a casi todos los opinadores, es la que está en juego en la negociación del acuerdo con el FMI para reprogramar la deuda de u$s 45 mil millones que dejó Macri. Es que las exigencias del organismo en materia de ajuste fiscal, suba de tasas y devaluación podrían cortar esta dinámica.
La recuperación económica iniciada en la segunda mitad de 2020 y que convirtió a 2021 en el primer año de crecimiento dentro de los últimos cuatro, es hija de una política económica expansiva, a la que luego se sumó la suba del precio de exportación de los commodities. Antes de que Chicago comenzara a entonarse, el gobierno dispuso un ambicioso paquete de auxilio para asistir a empresas, personas y Estados subnacionales en la pandemia, y que llegó al 7% del PBI.
La secuencia incluye una baja de tasas de interés de 70% al 40% (clave para la reactivación de la industria de maquinaria agrícola y metalmecánica en general), créditos subsidiados, moratorias, aumentos de salarios por decreto, reapertura de paritarias, administración del comercio exterior, aumento de las exportaciones y transferencias directas para reactivar el consumo. También se reequilibraron las erogaciones presupuestarias, duplicando en 2021 las partidas destinadas a obras públicas en términos del PBI y reduciendo el peso de los servicios de la deuda en el déficit total, respecto del producto. Fue fundamental, en este aspecto, la reestructuración de la deuda con los bonistas privados.
La histórica campaña de vacunación, producción local incluida, completó la estrategia al permitir la apertura de los sectores económicos que habían sufrido mayores restricciones de la actividad. El Indec informó en el tercer trimestre del año pasado la menor tasa de desempleo en tres años. Toda esa dinámica podría cortarse si el sendero fiscal y monetario que le impone el organismo a la Argentina se pasa de la raya.
El FMI subió al 3% el pronóstico de expansión
El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó a 3% las proyecciones de crecimiento para la economía argentina para 2022. La nueva estimación está 0,5 punto por encima de la realizada en octubre último.
El FMI dio a conocer ayer una actualización de su panorama económico mundial, en el marco de la cumbre de Davos. En el caso argentino, también proyectó suba de 2,5 % del PBI en 2023.
Las proyecciones del Fondo mejoraron en el caso argentino, en un contexto más complicado para los países emergentes. Para Brasil, uno de los principales socios de la Argentina, se espera un crecimiento de apenas 0,3% este año.
El FMI espera que el crecimiento mundial de 2022 se modere al 4,4%, luego de haber terminado en 2021 con una expansión de 5,9%. La variante Ómicron del Covid-19 sumó una perturbación a la aceleración inflacionaria en Estados Unidos y muchas economías emergentes. El reporte también destacó los problemas del sector inmobiliario de China y una desaceleración del consumo privado en ese país, que crecería 4,8%, menos que el pronóstico de octubre.
El organismo también redujo su pronóstico de crecimiento económico para Estados Unidos, a 4%, comparado con el 5,2% que pronosticó en octubre. La Eurozona bajará este año su crecimiento de 5,2% a 3,9%. La economía japonesa, en cambio, acelerará del 1,6% de 2021 al 3,3% en 2022, gracias a las medidas de estímulo económico aprobadas por el gobierno.
El Fondo también recortó a la baja la perspectiva de crecimiento de Brasil,a 0,3% este año, con un recorte de 1,2 puntos con relación a la estimación anterior. También disminuyó el pronóstico para 2023, llevándolo a 1,6% (-0,4 punto porcentual).
“Como las economías avanzadas elevan las tasas, pueden surgir los riesgos para las economías de mercados emergentes, por los flujos de capital, las monedas y las posiciones fiscales, especialmente con el aumento en los niveles de deuda”, sostuvo el FMI.