"Lo que se vio como una corrida cambiaria se terminó", dijo taxativo el
economista Miguel Bein. Buscó de esa forma despejar las dudas sobre el funcionamiento y la
fortaleza de la economía argentina en un contexto en el cual el conflicto entre el gobierno y el
campo traspasó la puja sectorial y se convirtió en una pulseada política. De todos modos, y más
allá de la histeria de algunos sectores, la pelea también habilitó la discusión sobre algunos
límites del actual modelo de política económica.
Después de una semana en la que los bonos de la deuda argentina habían caído en
desgracia, el Banco Central (BCRA) debió salir a vender dólares para sostener un leve repunte de la
divisa norteamericana y la tasa de interés a empresas trepó casi diez puntos, la susceptibilidad se
instaló entre los argentinos que empezaron a mirar con atención el ritmo de la economía.
Para el ex viceministro de Economía, quien esta semana disertó en Rosario ante
un grupo de empresarios locales invitado por el Banco Industrial, la fortaleza del país en materia
económica no da lugar a un escenario caótico. "El BCRA en poco tiempo estará de nuevo comprando
dólares para que no se caiga en los próximos diez o doce días", señaló Bein, quien les advirtió a
los empresarios que no deben preocuparse por el crecimiento de la divisa norteamericana sino por su
caída, ya que el modelo que adoptó la Argentina tras la devaluación así lo exige. "Si el BCRA se
fuera a descansar y no interviniera en el mercado cambiario tendríamos un dólar a dos pesos",
dijo.
Consciente de que el país debe prestar especial atención a los niveles de
inflación —"que este año cerrará en el 18 por ciento y se convirtió en intolerable para los
argentinos"—, Bein señaló que la Argentina debe "trabajar con criterio, no adoptando modelos
extremos y en el marco de una sociedad compleja donde hay mucho por dialogar".
A su juicio, "hay que poner más cerebro" para aprovechar un contexto
inmejorable.
El mapa de la economía
"Con los precios internacionales, el tipo de cambio que tiene, las reservas, y
el superávit, la de Argentina es una economía que puede andar muy bien, crecer un 7,5% este año y
todavia un 5% el año que viene", dijo
También arriesgó que quizás el año que viene el gobierno mueva el tipo de cambio
entre un 6 o 7%, aunque muy lejos del nivel de la inflación.
Para Bein, el país "podría tener una tasa de inflación un poco más baja en un marco de
crecimiento de entre el 5 y 6%". Palabras que, en líneas generales, replican los consejos que el ex
ministro de Economía, Martín Lousteau, le acercó a la presidenta e incluso pronució públicamente y
que provocaron la dura réplica del ex presidente Néstor Kirchner.
En ese sentido, consideró que mantener a cualquier costo un tipo de cambio muy
alto acentuará la inflación. "No sea cosa que en la Argentina pretendan mantener el tipo de cambio
tan alto —la contraparte de esto son los salarios bajos— y como esto provoque una
aceleración de la inflación obligue a una nueva devaluación del peso el año que viene o en 2010,
porque lo único que se va a lograr es, en situación de pleno empleo, acelerar nuevamente la
inflación", advirtió.
¿Cómo frenar la escalada inflacionaria?, la pregunta del millón en la Argentina
de estos días. Para Bein, en lo inmediato, con "un superávit fiscal altísimo", pero en el marco de
un reparto de cargas entre los distintos sectores y "no discriminando a un sector con alícuotas
ridículas que generan problemas como los del campo", dijo.
"La Argentina no recuperó el crédito, no puede ir al mercado a emitir un bono
porque paga tasas del doble que Brasil, y —como cualquier empresa en convocatoria de
acreedores— debe manejarse con caja, tener mucha plata, superávit", explicó el economista.
"Si quiero pelear con el mundo financiero internacional y decir que los mercados no me importan,
tengo que tener superávit, sino es como ir de «ronda» sin plata, uno queda como un tonto",
ejemplificó.
El gasto y las retenciones
El camino que tomó el país de intervenir el mercado cambiario para sostener un dólar alto
—diferente al de sus vecinos latinoamericanos que dejaron caer el dólar y revaluaron su
moneda como el caso de Brasil —fue producto de la falta de financiamiento externo que obligó
a recomponer las cuentas fiscales y echar mano de nuevos tributos como el impuesto al cheque y las
retenciones.
Sin embargo, lo que en líneas generales marchaba sobre rieles —buenos
niveles de superávit, recaudación y dólar estable— empezó a mostrar signos de debilitamiento
por el aumento del gasto en el año electoral.
"Teníamos una recaudación del 36% contra el 28% del gasto y en el año electoral
la relación fue del 34% contra el 43% respectivamente", reflexionó Bein quien explicó que este año
el gasto representará 20 puntos del Producto Bruto Interno (PBI), contra los 15 en 2006.
Para corregir este desfase el gobierno decidió encarar una suba de las
retenciones tanto al petróleo como a la soja y sus derivados. "Sucede que en la última oportunidad
se pasaron de rosca y como dice el refrán, cortaron bulón".
"Este año las retenciones de todos los commodities van a explicar el 15% del
total de la recaudación en la Argentina", disparó Bein, contra el 10% del nivel promedio de los
últimos años.
Por otra parte, este año el ingreso por este tributo va a superar el superávit
fiscal, ya que significarán unos 43 mil millones de pesos contra los 20.400 millones del año
pasado.
En el caso de los granos y derivados, el derecho de exportación subirá de 15 mil
millones a 33 mil millones en el mismo período.
Para Bein, tajada que se le saca a los distintos sectores, tiene exclusivamente
un componente recaudatorio.
"Hay que recaudar tanto porque el gobierno tiene un sistema de subsdios
cruzados, que diría que está bien, para que los sectores más pobres de la población que están
debajo de línea de pobreza pueda acceder a la canasta básica a precios bien diferenciados de los
internacionales".
Sin embargo, el esquema de subsidios, a su juicio, no está bien direccionado.
"En el país se está subsidiando el gas, la electricidad y el combustible de los ricos", dijo en
referencia a las tarifas que hoy se pagan por los servicios en la Argentina.
Por eso, en este país "hay que balancear la presión impositiva entre todos los sectores, porque
mientras algunos como el petróleo y los granos tributan mucho, hay otros como el aluminio que se
exporta casi en su totalidad, que no pagan nada", denunció Bein.