El costo de vida para una familia de los barrios populares de Rosario trepó en septiembre a $41.847, lo que significa un aumento del 16 por ciento en el último trimestre y del 53 por ciento en el transcurso de un año. El dato se desprende de un relevamiento realizado por la diputada nacional Lucila De Ponti junto al Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) que registra y compara regularmente el consumo en barrios representativos como Casiano Casas, La Sexta, La Lagunita y Mangrullo.
El estudio indicó que solamente para cubrir las necesidades indispensables de alimento un hogar destina como mínimo $16.980 y un adulto rosarino necesita $5.495 para no caer debajo de la línea de indigencia.
En un año el costo de vida de los rosarinos se incrementó un 53 por ciento. En septiembre de 2018 una familia necesitaba $ 27.364 para cubrir sus necesidades básicas, hoy requiere $ 14.500 más.
En los últimos dos años los productos relevados aumentaron en promedio 153 por ciento. El aumento de los precios varió entre un 76 por ciento y un 331 por ciento. Entre los productos con mayores incrementos se encuentran arroz ( 331 por ciento), yerba mate ( 206 por ciento), corte de carne marucha ( 277), galletitas ( 199 por ciento), pollo fresco (196 por ciento), fideos (177 por ciento) y azúcar (170 por ciento).
"En el ultimo año el costo de vida aumentó un 53 por ciento, siendo lo más pronunciado desde la medición anterior a este de casi un 20 por ciento. No se detiene. Siempre curva ascendente y queremos resaltar y por eso decidimos hacer esta presentación en esta feria libre de inflación es que el rubro que más aumenta es el que encabeza todo es de los alimentos, con algunos productos que son de consumo absolutamente esencial como el arroz que tuvieron aumentos de un 300 por ciento", señaló De Ponti en el marco de la "Feria Libre de Inflación" organizada por Ctep que se realizó ayer en la plaza Montenegro, donde se pudo encontrar mercadería a precios muy accesibles.
El indicador del costo de vida de sectores populares corresponde a la medición y seguimiento de una canasta de 37 alimentos, para el resto de los componentes del consumo de las familias (indumentaria, servicios, etc.).
Al comparar el costo de vida con diferentes ingresos de referencia, se evidencia que los ingresos cada vez alcanzan para menos. El salario mínimo, vital y móvil de $15.625 apenas cubre el 37 por ciento, por lo cual ni sumando dos ingresos iguales se llega al monto relevado. Tampoco alcanzan esta cifra el salario promedio de un obrero de la construcción ($31.232), de un empleado de comercio ($29.506), y de trabajadores de casas particulares ($16.951) que cubren respectivamente el 75 por ciento, 70 por ciento y 40 por ciento.
Si se toma en cuenta el haber mínimo de un jubilado que es de $12.940 tras el aumento del 12 por ciento otorgado en este mes, una vez deducido el monto que necesita para una alimentación básica, a un jubilado le quedan sólo $7.444 para poder cubrir el resto de sus costos fijos mensuales como pagar servicios, transporte y comprar medicamentos y vestimenta.
La legisladora del Movimiento Evita, quien asumirá desde diciembre como diputada provincial, indicó que el relevamiento "muestra cómo los salarios van perdiendo poder adquisitivo sin que existan mecanismos evitar esta situación".
"Estos datos expresan en números la difícil realidad que viven todos los días miles de familias cuando ya no les alcanza para cubrir ni las necesidades más básicas y urgentes", explicó Lucila De Ponti, legisladora del Movimiento Evita, quien asumirá desde diciembre como diputada provincial. "También nos muestra cómo los salarios van perdiendo poder adquisitivo sin que existan mecanismos evitar esta situación".
"Hace mucho que denunciamos que este modelo económico está agotado y solamente aumenta la desigualdad y dificulta cada vez a más familias brindarle una alimentación adecuada a sus hijos. La sanción de la Emergencia Alimentaria reconoció esta situación, pero queda mucho más por hacer", aseguró.
"Creemos que es fundamental para revertir esta situación recuperar el trabajo y cuidar el bolsillo de los santafesinos como motor para poner en marcha la economía", subrayó la legisladora.