Es que la infraestructura contribuye como producto final directamente a la formación del producto bruto interno mediante la provisión de servicios de transporte, de abastecimiento de agua potable y energía eléctrica, de saneamiento y de telecomunicaciones. Además, las inversiones en infraestructura generan externalidades sobre la producción y el nivel de inversión agregado a la economía, acelerando el crecimiento de largo plazo, se detalla en el que fue desarrollado en el marco de los 70 años de la delegación Rosario de la Cámara Argentina de la Construcción.
En el libro se detalla que, según estudios del Banco Mundial, un incremento de 1% del PBI en las inversiones en infraestructura aumenta el nivel de ingreso en aproximadamente 0,4% en el primer año y cerca de 1,5% en los cuatros siguientes años.
Con la coordinación, edición y compilación del Programa de Infraestructura Regional para la Integración de la la Universidad Nacional de Rosario (UNR), tomando como documento base el trabajo "Pensar el Futuro – Construcción y Desarrollo 2015-2026" realizado por el área de pensamiento estratégico de la cámara, dada la relevancia de contar con un estudio adecuado de las necesidades en infraestructura y obra pública de la provincia para la próxima década, tanto a nivel de inversiones futuras como mantenimiento de la existente, el texto expone como las inversiones en infraestructura influyen indirectamente en la productividad del resto de los insumos en el proceso productivo y de las empresas.
"Pensar el futuro" es un trabajo colectivo que se inició hace tres años, con un formato participativo, trabajando en talleres por área, del que participaron todos los protagonistas de la provincia. Funcionarios públicos, ex funcionarios, docentes, consultores, especialistas y empresarios formaron parte de estas actividades donde se debatió la problemática de Santa Fe. La iniciativa pudo lograrse con el apoyo, la coordinación y producción del equipo del Programa de Infraestructura para el Desarrollo Regional de la UNR, destacaron desde la CAC Rosario.
La producción y el desarrollo de este material se dio en el transcurso de los años 2016, 2017 y 2018, a través de un cronograma que cubrió estos años, llevándose a cabo talleres, reuniones y eventos específicos coordinados y ejecutados por un equipo de trabajo permanente.
La presentación oficial del libro contó con la participación de funcionarios, autoridades académicas y empresarios. "Este trabajo sirve para pensar en las necesidades de infraestructura de nuestra región, en función de las demandas de los déficits actuales y del crecimiento proyectado de la sociedad y de la economía", dijo Germán De Vincenzo, flamante presidente de la CAC Rosario.
Su antecesor, Franco Gagliardo, recordó que el libro se inspiró en el estudio realizado por la delegación central de la CAC en 2015 y compartió algunos ejes claves del estudio. "Se planteó que para que haya un crecimiento sostenido del PBI del orden del 5% anual para los próximos 10 años es necesario un nivel de inversión total en la economía del 25%, una inversión en infraestructura del 8%, de los cuáles 5% es en infraestructura nueva y 3% en mantenimiento", subrayó.
El ex presidente de la CAC Delegación Rosario rescato como espíritu del libro "que se puede pensar en un plan de obras, infraestructura, que sirva a para sostener un crecimiento y desarrollo de la economía en el orden del 5% del PBI".
"La propuesta es determinar para nuestra provincia cuáles son las obras necesarias, proponer un estado de situación de la infraestructura, cuáles son los planes vigentes para que a través de la inversión se genere este desarrollo sostenido que tanto necesita nuestro país", destacó Gagliardo para quien existen distintas realidades, la nacional, la provincial y la de los municipios.
"La provincia está haciendo una inversión directa en obra pública que es muy importante, aunque falta el aporte nacional y el aporte privado. Consideramos que también la inversión privada en infraestructura debe estar, ocurre en la mayoría de los países, y puede dinamizar y potenciar mucho. Estimamos que la inversión en infraestructura debe estar en el 3% del PBG de Santa Fe y tenemos que llegar al 8%, incluido el mantenimiento. Son números muy grandes", detalló.
En sintonía con la posición de la cámara se manifestó el gobernador Miguel Lifschitz. El mandatario destacó: "No hay desarrollo o progreso de un país sin obra pública y de infraestructura, son el motor del desarrollo de una comunidad. Tenemos que recuperar la visión de futuro y proyectos". En ese sentido, dijo: "El problema de Argentina es que dejamos de pensar a la inversión pública de forma estratégica".
Durante su discurso en la presentación del libro, el gobernador defendió la inversión en infraestructura que lleva adelante la provincia y que en 2019 se expresará en un presupuesto del orden de los 42 mil millones de pesos para gastos de capital y salió al cruce del gobierno nacional al plantear que "para alcanzar una inversión en infraestructura de 5% del PBI anual la Nación debería invertir 700 mil millones de pesos, aunque apenas llega a 100 mil millones".
Lifschitz explicó que un 5% del PBI significaría para la provincia un desembolso de 70 mil millones de pesos. "La mitad de esos recursos los pondría provincia este año", dijo.
El gobernador admitió que "con la crisis siempre se achica la obra pública y se hipoteca el futuro", y por eso defendió el presupuesto provincial 2019 en el que se busca sostener el nivel de gasto de capital. "Hay que preservar las partidas en cualquier presupuesto y recurrir a otras fuentes de financiamiento externa, organismos multilaterales, emisión de títulos y diferentes mecanismos", señaló.
En el libro se expone de manifiesto que uno de los temas principales del desarrollo económico de una región es la necesidad de contar con infraestructura económica de calidad para competir en igualdad de circunstancias en el entorno del comercio internacional y tener la capacidad para mover productos de manera ágil y eficiente. "Observamos una clara relación entre inversión y desarrollo donde un ejemplo claro es la inversión en infraestructura de transporte", apuntaron.
Los retos y desafíos
Argentina precisa una mayor y mejor dotación de infraestructura, debidamente diseñada y adecuada a los planes de desarrollo sostenible, que pueda alcanzar niveles de operación y de mantenimiento eficientes. En "Pensar el futuro, infraestructura y obra pública 2018-2027" se detalla que para disminuir las brechas en infraestructura se deben incrementar los niveles de inversión pública que promediaron en las últimas década el 2% del PBI nacional a un nivel ubicado entre un 4 y 6% en forma sostenida y planificada por lo menos durante una década a nivel nacional, manteniendo y desarrollando la inversión de los presupuestos municipales y provinciales en un nivel de un 15 al 20% anula de los mismos.
Los retos que debe enfrentar y sortear tanto Santa Fe como la Argentina tiene que ver con:
Necesidad de incrementar la inversión, en cantidad y en calidad, dado que el contexto económico global le exige a la economía enfrentar una nueva etapa de desarrollo productivo.
Los servicios de infraestructura que resultan indispensables para producir los cambios estructurales que demandan las economías de la región exigen niveles de inversión en infraestructura que han sido estimados en el orden del 6% del PIB.
La participación del sector privado en los proyectos de infraestructura puede contribuir sin duda a elevar los niveles de inversión. Para ello se requieren tanto los mecanismos financieros que faciliten la participación de los inversores como un Estado que asegure el alto retorno social de la cartera de proyectos.
La planificación territorial, a escala regional, nacional y de grandes aglomeraciones metropolitanas y su efectiva gestión nos permitirá salvar las brechas existentes a todo nivel de nuestras infraestructuras y servicios.
Es necesario evitar el divorcio entre áreas de gestión pública y apuntar a un trabajo integrado y coordinado entre organismos del estado, que en muchas ocasiones pierden eficiencia atrapados en una innecesaria competencia, enmarcadas en la necesidad de realizar un cambio profundo de cómo se diseña, se financia, se implementa y se usa la infraestructura en la región.
Se debe concebir el diseño de las políticas de infraestructura y los servicios derivados con un criterio de sustentabilidad en el tiempo, atendiendo los desafíos de desarrollo sostenible y del cambio climático contenidos en la agenda 2030 y logrando el financiamiento necesario para el desarrollo de la infraestructura, superando las limitaciones a su acceso y la escasa presencia de los mercados capitales.