Los bioinsumos están cada vez más cerca de los productores agropecuarios. Estos nuevos productos que se imponen de la mano de la economía verde sy e abren camino en el mercado. En la región tienen como protagonista a Protergium, el spin off de la biotecnológica rosarina Terragene yque a transita sus pasos sola y hoy trabaja junto a las compañías químicas más reconocidas a nivel global para el lanzamiento de nuevos bioinsumos.
Protergium lanzó estos días , junto a la alemana Helm, Innobio Protergium Terra, el primer bioestimulante para el tratamiento de semillas de trigo y cebada que combina un consorcio de microorganismos, diferenciándose así de otros productos del mercado. Las compañías ya habían presentado el año pasado Innobio Soja.
Adrián Rovetto, vicepresidente de Terragene y cofundador de Protergium, explicó que este nuevo lanzamiento “es una ampliación de un producto” de bioestimulación de tratamiento de semillas que se inició en soja. “Con efectos positivos pudimos llevarlo a trigo y cebada. Esto es un producto que se está testeando en diferentes mercados para diferentes cultivos, en diferentes países y no es el más tecnológico, pero es innovador en cuanto a que es un consorcio que integra bacterias y hongos en una misma formulación”, detalló. Se biocontrolan patógenenos y al mismo tiempo funciona como un bioestimulante. “Estamos muy contentos porque realmente no pensamos que íbamos a ver rindes incrementales hasta un 25% en soja y hasta un 15% en trigo”, explió. Esta tecnología también la están desarrollando como bioestimuladora en cultivos intensivos. “Se están viendo resultados muy positivos en papas, tomate”, dijo.
La reconversión
Rovetto contó que Innobio Soja es una solución que desarrollaron para una necesidad puntual de Helm. Luego, la necesidad fue llevarlo a cultivos de invierno. “Lo que está haciendo Protergium y todo su plataforma I+D es comprometerse a llevar soluciones tecnológicas y biotecnológicas a las grandes químicas que se están dando cuenta de que ya la comercialización de insumos químicos no se ve tan bien como antes se veía a nivel social”.
En un mundo que cambia, la empresa lleva “una propuesta disruptiva y encara la problemática de protección de cultivo desde la óptica de la biología molecular y la biotecnología”.
El máximo referente de Protergium brindó detalles sobre las otras líneas de trabajo que están llevando adelante y contó que “hace menos de un mes llegaron a resultados muy alentadores con la tecnología de proteínas inteligentes, que tienen efectos nematicidas y bioinsecticidas”. En estos momentos las están probando en lugares tropicales, específicamente en México para cultivos de tomate y papa. “Los primeros resultados son superiores al mejor químico del mercado, estamos arrancando, estamos subiendo el primer peldaño de la escalera que va a llegar a un productos que será realmente diferencial”, señaló.
A partir de su trabajo en la plataforma biotecnológica, Protergium está a punto de obtener el registro de la primer fitovacuna en Argentina, que direcciona el tratamiento de semilla de soja y va a salir con un registro de acondicionador biológico. “También tenemos otras fitovacunas de aplicación foliar, por ejemplo o inclusive proteínas inteligentes que tienen otros efectos sobre insectos y sobre nematodos. también estamos trabajando con tecnologías muy novedosas de realidad de interferencia que selectivamente inhiben el crecimiento de un grupo específico de insectos que producen la enfermedad”, resaltó.
La biodiversidad
Rovetto explicó para qué sirve ser selectivo, ser específico y dijo que es muy importante para cuidar el medio ambiente. “Es sumamente importante porque yo lo que quiero hacer es prevenir la enfermedad y curar una enfermedad sobre mi cultivo pero quiero evitar eliminar toda la biodiversidad del ecosistema. Hoy en día el uso excesivo de soluciones químicas durante décadas nos ha llevado a pérdida de biodiversidad de los suelos, de las poblaciones de los insectos polinizadores, de insectos que son importantes en la cadena alimenticia para prevenir otro tipo de enfermedades. Esa agricultura química en los próximos años se va a ir reconvirtiendo paulatinamente a una agricultura biológica más sustentable a medida que la tecnología le dé soluciones concretas a los productores”, subrayó.
La innovación es el sello emblemático de Protergium, sin embargo los tiempos del agro y los cultivos chocan con el avance que se desearía tener para llegar al mercado. “El agro no va al ritmo que nosotros tenemos en cuanto al desarrollo científico. lo que pasa que los cultivos son generalmente una vez por año, las entidades regulatorias de los diferentes países piden dos o tres campañas. Cada desarrollo para llevarlo a un producto registrable lleva entre dos y cuatro años, entonces lógicamente ahora estamos viendo los productos en el mercado del I+D que realizamos hace cuatro años atrás. No estoy acostumbrado a esos tiempos, pero son los tiempos que maneja el agro. Tenemos que acelerar para que los años venideros tengan cada vez más productos que estén disponibles para la comercialización y tengamos un abanico de opciones más amplio para ofrecer a nuestros clientes que están buscando una alternativa a la comercialización de químicos”, resaltó.
El efecto guerra
Un guiño a la inserción de los bioinsumos podría llegar de la mano de la escasez de fertilizantes producto de la guerra Rusia-Ucrania y el alza de los precios internacionales. “Cada vez que aumenta el precio de algún insumo en el campo el productor tiene ganas de buscar otra opción natural. Cuando te aumenta el precio primero te quejás y después te das vuelta y preguntás ¿no hay otra manera de hacer esto? Eso es una puerta que están abriendo hacia probar soluciones biológicas”, remarcó.
Rovetto indicó que “todavía hay escepticismo en cuanto a a los resultados de los productos biológicos porque hay mucho desconocimiento”. La solución tecnológica más reconocida que aportaron fueron los inoculantes, que entraron al mercado hace 30 ó 40 años atrás. Sin embargo, “hoy en día la diversidad de tecnologías es enorme”.
“El productor lo único que escuchó de biológico toda su vida fue inoculante y ahí está en nuestra misión ampliar y demostrarle que realmente el biológico funciona y no es solamente un inoculante sino un montón de estrategias que ayudan a cultivar de una forma más saludable”, subrayó.
Intensivos
Sobre en cuánto tiempo más el productor realmente valorará a los insumos biológicos y sobre cuándo estima que lo adoptará como una constante en sus planteos agropecuarios, Rovetto dijo que “va a haber países en los que, por sus características, lo normal es que los cultivos más importantes sean cultivos intensivos, en donde el biológico va a tener una aceptación más rápida”.
“Estoy viendo en los países andinos, por ejemplo, donde tienen cultivos muy de nicho y donde entran más veces al cultivo que lo que se hace en una extensión soja, que se entra a una o dos veces, es en donde el biológico tiene mucho más aceptación y un índice de crecimiento mayor. A medida que logremos estabilizar la formulación y permitir que se entre una vez al campo y el biológico dure para toda la la temporada vamos a poder tener una mayor aceptación del biológico en extensivo. Hoy en día estamos teniendo una aceptación que era impensada hace cinco o diez años atrás así que vamos por buen camino. Todo va a depender de la capacidad de nuestra tecnología en poder asimilarse en la cultura del productor. El productor no va a cambiar su cultura, nosotros tenemos que adaptar la tecnología a la cultura del productor”, enfatizó sobre los pasos a seguir.
En Protergium están trabajando actualmente con al menos ocho grandes químicas a nivel mundial. “Estamos probando en varios países”, dijo. Explicó que la asociación con Helm es para atacar un tipo de cultivos. Otras químicas apuntan a otros nichos.
“Muy probablemente no va a llegar a mitad de año para que tengamos una noticia muy importante, de un acuerdo que estamos cerrando con una de las empresas de insumos químicos que está adoptando una performance biológica más grande del mundo”, adelantó.
Los resultados, dijo, son sorprendentes. Con el nuevo partner están trabajando en Chile y Perú. En este caso no se trata de bioinsumos para el tratamiento de semillas sino de productos para aplicaciones foliares. El mercado de bionsumos viene creciendo, de la mano de la necesidad y la ciencia y tecnología.