Un día después del inicio del diálogo social, industriales y banqueros salieron a poner límites al debate sobre la reducción del impuesto a las ganancias que actualmente pagan los trabajadores.
Un día después del inicio del diálogo social, industriales y banqueros salieron a poner límites al debate sobre la reducción del impuesto a las ganancias que actualmente pagan los trabajadores.
El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, sostuvo que debe ser el Estado, y no las empresas, el que absorba un eventual aumento del mínimo no imponible. El titular de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), Jorge Brito, rechazó la posibilidad de que esa compensación salga de un gravamen sobre "los ahorros de los argentinos",
Los primeros pasos de la convocatoria lanzada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a "los dueños de la pelota" para debatir el futuro del modelo económico, desnudó las dificultades de los lobbies sectoriales para pasar de la presión a la propuesta.
La reducción del peso del impuesto a las ganancias sobre los salarios abrió la primera grieta. Fundamentalmente porque la presidenta pidió a las corporaciones con las que se reunió el miércoles en Santa Cruz que presenten alternativas para compensar los ingresos que se perderían con esa medida.
El gran bonete. "A los trabajadores hay que sacarles el impuesto a las ganancias, mientras no lo pague yo, tiene que pagarlo el Estado", fue la respuesta del presidente de la UIA.
En declaraciones a la prensa, Méndez añadió: "Es el Estado el que debe buscar una mecánica para financiar un aumento del mínimo no imponible, hay que buscar de dónde se saca la plata, porque el dueño de la caja es el Estado".
Su colega de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), Jorge Brito, rechazó la posibilidad de que se graven "los ahorros de los argentinos".
El banquero contó que en la reunión de Río Gallegos, Cristina mostró su voluntad de modificar el impuesto a las gnancias.
Tanto desde el oficialismo como desde la oposición se han elaborado proyectos para aplicar impuestos sobre la renta financiera.
"Uno puede entender las necesidades que pueda tener el Tesoro nacional para financiar la baja de Ganancias, pero hay que ver si la medida que se toma no produce más daño que no tomarla", alertó Brito, en declaraciones radiales.
Según un informe del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), dependiente de la Fundación Mediterránea, actualizar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias en un 50 por ciento tendría un costo fiscal equivalente al 1 por ciento.
Recortes. El think tank que alumbró en su momento a Domingo Cavallo desaconsejó buscar la compensación de esos recursos por vía de la creación de otros impuestos. "Dada la presión tributaria récord que enfrenta la economía, parece recomendable financiar esta medida con recortes de subsidios, que llegan al 4,8 por ciento del PBI, dejando focalizados estos beneficios en los consumidores de menores ingresos", señaló.
Entre los años 2003 y 2012, el porcentaje de asalariados formales alcanzados por Ganancias pasó de 8,3 por ciento a 31,5 por ciento. Mientras en 2003 eran alcanzados por el impuesto prácticamente sólo los pertenecientes al 20 por ciento de la población con mayores ingresos, en 2012 aportaron trabajadores de todos los quintiles.