Rodolfo Montes
Por Rodolfo Montes
Histórico. Los legisladores destacaron que desde 1995 un ministro no se presentaba voluntariamente a informar.
Rodolfo Montes
Especial para la capitaL
En medio de una tensa negociación por reestructurar la deuda externa argentina, el ministro de Economía Martín Guzmán se presentó ayer en la Cámara de Diputados para explicar la estrategia del gobierno nacional ante los bonistas y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Fue en el marco de una sesión extraordinaria, informativa, convocada por la presidencia de la Cámara y por la totalidad de los bloques. "Estamos del lado de la gente", y "no vamos a permitir que los fondos de inversión extranjeros marquen la pauta de nuestra política económica", fueran las dos frases de Guzmán que levantaron aplausos del plenario.
Como en un juego de poker, en este caso por mucho dinero, y sin dar demasiados detalles, Guzmán señaló en varios tramos que la negociación con el FMI va bien, y que "se viene dando un entendimiento mutuo". También calificó de "aire fresco" la llegada de nuevas autoridades a la cúpula del organismo internacional.
Siempre respecto del FMI, Guzmán reafirmó la corresponsabilidad del organismo respecto de la "brutal" deuda que contrajo el gobierno de Mauricio Macri en los últimos dos años. "El préstamo del FMI se utilizó para pagar deuda y favorecer la fuga de capitales", fustigó.
El representante argentino en la negociación internacional, que habló durante algo más de una hora en el recinto de Diputados, señaló que el gobierno anterior hizo todo lo que le pidieron en materia de restricción fiscal y ajuste, pero no se cumplieron los objetivos. Cuando vino el FMI dijeron que volvía la confianza, pero pasó la contrario. Se agravaron los problemas. Pobreza, indigencia, desempleo, están explicadas por el uso de sólo el 60 por ciento de la capacidad industrial instalada", definió.
La sesión transcurrió en absoluto silencio y sin los clásicos cruces entre los oradores, restringidos a unas pocas intervenciones de escasos tres minutos cada uno. Hubo un acuerdo político previo de tratarse con mutua cordialidad y evitar cualquier roce en un contexto delicado. Eso no impidió que Guzmán iniciara su intervención recordando los pésimos números de la economía que dejó el gobierno anterior: casi medio millón de indigentes, cuatro millones de pobres, una deuda que más que duplicó su incidencia sobre el PBI, inflación en 2019 del 53 por ciento y caída de más del cuatro por ciento en el PBI durante el ciclo macrista.
La estrategia
Respecto de la negociación con los bonistas, Guzmán no dejó entrever optimismo como en el caso del FMI, "va a haber frustración por parte de los bonistas", advirtió, y alentó por llegar a un acuerdo que no sea una pérdida para todas las partes. En ese aspecto, consideró que sería importante para la Argentina "tener a todo el espectro político unido".
Tal vez la definición más precisa, respecto de los parámetros de política económica que se viene, la ofreció respecto del déficit fiscal, "No es realista reducir el déficit fiscal en 2020, no lo planteamos", y luego habló de una "base de crecimiento del PBI del 2 por ciento para 2021".
Para el ministro la deuda insostenible tiene distintas partes. "El presidente me pide que resuelva la deuda en un proyecto de desarrollo para las familias", y luego advirtió, no hay porqué tratar a los bonos bajo jurisdicción de Nueva York mejor que a los bonos bajo jurisdicción argentina".
El objetivo del gobierno del Frente de Todos será reemplazar un modelo "que no venía funcionando". Sin embargo, por ahora, Guzmán concedió que se están tomando medidas de emergencia, coyunturales y no estructurales. "Cuando la economía se tranquilice, las medidas podrán ser distintas", auguró.
En el discurso del ministro hubo un capítulo para el problema cíclico de falta de dólares de la economía nacional. En ese sentido prometió trabajar para ampliar el consumo popular, pero a la vez aumentar las exportaciones. Porque el consumo interno sin generación de divisas conduce a las crisis devaluatorias, y la posterior recesión.
La pretensión inicial del nuevo gobierno es crear un horizonte, recuperar la confianza. Fortalecer la estructura productiva, satisfacer la demanda social. Y redistribuir, hacer crecer la torta, mantener la estabilidad. "Aunque las cuentas tienen que cerrar", recordó. Todo eso en un mundo donde el crecimiento de las desigualdades se agiganta, y crece la inestabilidad.
Un plan
Ante el reclamo opositor sobre la falta de "un plan", Guzmán retrucó que "hay un programa macroeconómico definido. Todo esta pensado. No haremos proyecciones a 10 años, no esperen esto de nosotros, nunca se cumplen. No es prudente, dañaría la credibilidad de toda la Argentina", en obvia alusión a las proyecciones absolutamente erradas del gobierno anterior.
La deuda externa argentina, es "un problema complejo en un mundo complejo", agregó.
Como lo vino repitiendo el presidente Alberto Fernández, su ministro señaló "tenemos voluntad firme de pagar, pero antes necesitamos crecer. Los distintos pasos de la estrategia ya los dijimos. La sociedad hizo un esfuerzo, pagar con reserva, pero eso no puede seguir".
Antes de abrir la ronda de intervenciones de los diputados, Guzmán arengó: "Nunca más a los ciclos de sobreendeudamiento, Argentina tranquila y en paz. Trabajemos para eso".
De las intervenciones de los diputados, se destacó Carlos Heller, del bloque oficialista, que en respuesta al pedido opositor sobre la definición de un presupuesto dijo: "Todos quisiéramos tener programa y presupuesto, pero ¿cuánto le ponemos al rubro intereses de la deuda?, sería meramente declarativo", abundó.