El Papa Francisco instó ayer a la comunidad internacional a "encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y el progreso". Y aseguró que las deudas no pueden ser pagadas con "sacrificios insoportables".
En un encuentro organizado en Roma por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, denominado "Nuevas formas de fraternidad solidaria de inclusión, integración e innovación (I I I)", donde participó el ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, y la directora del FMI, Kristalina Georgieva, el Sumo Pontífice llamó "a la acción" de los pueblos para aliviar la carga de la deuda de las naciones más endeudadas.
"Es bueno recordar que no existe una ley mágica o invisible que nos condene al congelamiento o la parálisis frente a la injusticia, y menos aún existe una racionalidad económica que suponga que la persona humana es simplemente una acumuladora de beneficios individuales ajenos a su condición de ser social", dijo.
"Las exigencias morales de Juan Pablo II en 1991 resultan asombrosamente actuales hoy", agregó el Santo Padre al respecto.
"Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando este vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y la desesperación a poblaciones enteras", aseveró.
"No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario, como por lo demás está ocurriendo en parte, encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y el progreso", afirmó Francisco.
"De hecho, los objetivos del desarrollo sostenible aprobado por unanimidad por todas las naciones, también reconocen este punto", señaló.
En ese sentido, mencionó que "es un punto humano y exhorta a todos los pueblos a ayudar a los países en desarrollo a lograr la sostenibilidad de la deuda a largo plazo a través de políticas coordinadas destinadas a fomentar el financiamiento de la deuda, el alivio de la deuda y la reestructuración de la deuda, según corresponda".
Indicó que abordar el problema externo de los países pobres muy endeudados para reducir la angustia de la deuda, "en esto deben consistir las nuevas formas de solidaridad que hoy nos convocan".
Por su parte, Georgieva consideró que, para lograr "poner a la economía al servicio de las personas" como pidió el Papa, se debe buscar el "crecimiento inclusivo" para fomentar la "cultura de la solidaridad, la integración y la acción" para atender el cambio climático.
Al plantear el interrogante de "¿cómo podemos ayudar a crear una economía al servicio de las personas?", Georgieva indicó que le "gustaría destacar tres áreas de acción: crecimiento inclusivo, ayudar a los países a fomentar una cultura de solidaridad; integración, promover una globalización de la esperanza; y la acción climática, cuidar nuestro hogar común".
Para Georgieva, "la mejor manera de fomentar la solidaridad es reducir la desigualdad de oportunidades".
"Es justo que las deudas deban ser pagadas, pero no es lícito que se haga con el hambre de poblaciones enteras"