En esta alocada hoja de ruta, la transferencia de oro de las reservas del Banco Central es un ícono de la crisis. “Es una operatoria que esta asociada a la complicación de la cuestión financiera y de divisas”, explicó Guida. Y agregó que “cuando se hace tras bambalinas, como en este caso” se generan “muchísimas sospechas y dudas respecto de lo que está pasando por detrás”. De hecho, la mayoría de los países está tomando actualmente la dirección contraria a la Argentina. “Resguardan los metálicos, como siempre que hay momentos de turbulencia”, acotó.
Para el docente de la UNR los movimientos que viene haciendo el equipo económico ponen en evidencia que “la situación externa, la posición neta de divisas, es extremadamente delicada y se transformó en el problema central”. Más allá de situar la conversación en el terreno de la inflación o el déficit fiscal, “los operadores saben que “el talón de Aquiles de todo este modelo es la posición externa”.
Para el referente de la Fundación Pueblos del Sur queda claro que el gobierno se juega a una victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, que le otorgue margen de negociación para recibir préstamos. El principal indicio, agregó, es “que los tenedores de títulos de deuda pública están vendiendo”.
“No se trata de una cuestión ideológica, cuando no aparece ningún núcleo generador de riqueza lo suficientemente grande para pagar los compromisos y que viva la población, no te dan los números”, concluyó.
Esta tensión tiene un impacto directo en la economía real ya que “la recesión y la caída en el nivel de actividad dejan de ser efectos colaterales para convertirse en una necesidad del modelo”.
La meta Caputo: sacar los pesos de la plaza
“Cuando Caputo dice que va a secar la plaza de pesos y que la gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos está diciendo justamente que ese nivel de retracción económica es vital para que el mercado no consuma y que no consuma dólares”.
La contrapartida de ese plan es la caída del nivel de vida de la población. “Noto preocupado que desde el gabinete se observan como un dato más los indicadores mensuales que muestran que el sector manufacturero está a la mitad de su capacidad instalada, que cierran establecimientos, que cae el empleo y que aumenta la desocupación y la pobreza”, alertó.
Y lamentó que “en lugar de abrirse a una reflexión sobre cómo cambiar esta situación, se estipula que se va a estirar en tanto y en cuanto la condición financiera del mercado le aporte los dólares suficientes para consolidar este modelo regresivo”. Esto, dijo, “es gravísimo desde el punto de vista de los sectores productivos, de la economía nacional”.
La apuesta salvadora a un crédito externo, una señal del FMI o un saludo de un presidente de Estados Unidos es una película habitual en la historia de las crisis en Argentina.
“No olvidemos que entre la asunción de Menem en el año 89 y la instrumentación del Plan de Convertibilidad, en abril del 91, en medio de la hiperinflación y devaluación, se avanzó con el ajuste, la desregulación, privatizaciones en el marco de un apoyo muy fuerte internacional, que se formalizó a través del Plan Brady, es decir, a través de una refinanciación con préstamos internacionales a tasa del 2% ó 3%”, recordó Guida.
Esa financiarización de la economía, más los préstamos internacionales y el sistema de la convertibilidad “permitieron un crecimiento en los tres años siguientes, más allá de los tremendos costos sociales asociados a ese modelo”, indicó.
Pero el problema de la apuesta actual es que “no están los dólares”, lo cual abre la pregunta sobre “hasta dónde llegará este intento de financiar un nuevo esquema especulativo”.
“En el fondo, la deuda es, como en aquel entonces, el único anclaje que hoy tiene este modelo para sobrevivir, porque el superávit comercial tiene sus límites, los exportadores están especulando y el Rigi no garantiza la captura de dólares por parte de la economía nacional”, describió Guida.
El resultado del combo es que “no hay un fundamento concreto que permita asegurar que, aguantando a las elecciones de Estados Unidos, después vendrá una economía virtuosa, y esto es lo que está reflejando los indicadores del mercado”.
El riesgo del riesgo país
El rápido aumento del riesgo país refleja la aceleración en el proceso de deterioro. “Se precipita la situación y el gobierno, en vez de en lugar de hacer los ajustes a su programa, aprieta el acelerador”, apunta el economista. El ministro de Economía, tomando injerencia sobre el Banco Central, dice: “Voy a vender todos los dólares que no tenga”.
“Me hace acordar un poco a José Luis Machinea a fines del 88 y principios del 89, cuando salió a frenar la corrida cambiaria sin dólares. No digo ni quiero que vaya a pasar lo que pasó pero efectivamente en aquel momento el mercado se dio cuenta que el Banco Central no tenía la espalda suficiente para enfrentar esa situación, el gobierno se quedó sin apoyo del Fondo Monetario y el Banco Mundial, empezó la especulación de las grandes empresas y después se desató la dinámica del dólar libre y la hiperinflación”, recordó.
Y agregó: “Es muy arriesgado decir que van a vender todos los dólares que sean necesarios para bajar la brecha cambiaria cuando no tenés dólares realmente”.
Como zanahoria, el gobierno vuelve a plantear esquemas como la dolarización o la competencia de monedas. “No sé si el final del camino será la dolarización, que es resistida por el Fondo Monetario, un actor clave para este modelo que depende del endeudamiento externo”, explicó. De todas formas, aclaró, “al presidente se lo ve bastante convencido de sus propias ideas y quizás avance en un esquema parecido, como fijar la moneda a un ancla o avanzar en esta competencia con otras monedas, siempre con la idea de vincular definitivamente el esquema económico interno al movimiento internacional de capitales”.
Está claro que eso es posible solo si Argentina recibe “un flujo de divisas mucho más grandes del que hoy se está viendo”. Hoy en día, frente a esta situación, “los que están bancando al gobierno son los bancos y las grandes empresas que apostaron fuerte por este proyecto y que ahora ven una situación muy delicada y una actitud temeraria de parte del ministro, sin garantía de sustentabilidad”.
La crisis de representatividad política es el otro aliado del experimento. “Observo una oposición inexistente, no veo ni en el Congreso ni a nivel de dirigencia política, sindical o empresaria, una voz decidida a marcar límites y ofrecer algo distinto”, señaló el referente de la Fundación Pueblos del Sur, quien lamentó que en estas condiciones “nos acostumbramos a aceptar que estas cosas inverosímiles que se discuten sean parte del paisaje político”.
“Por la economía un país no estalla, nos podemos empobrecer indefinidamente y podemos estar siempre en crisis, lo que provoca la disrupción es la política, más allá de que el fundamento último de la crisis sea económico”, dijo el economista.