Para Nicolás Pertierra, economista jefe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), la reorganización del gabinete que coronó a Sergio Massa como superministro de Economía es “la última oportunidad que va a tener este gobierno de reconducir la gestión hacia una mayor estabilidad económica y una mejora de los ingresos”. Desde su punto de vista, será clave instrumentar un plan antiinflacionario que no sólo se ancle en políticas fiscales o monetarias, o en “las hadas de la confianza”, sino en la coordinación de expectativas para detener la inercia de precios. “Volver a la inflación del 50% sería todo un logro”, señaló. Y planteó el gran desafío del próximo semestre: “Recomponer reservas para responder a nuevas corridas”.
_ ¿Cómo leés la llegada de Sergio Massa y la concentración de todas estas áreas económicas dentro de un superministerio?
_Es una reorganización no sólo económica sino también política del Frente de Todos. Me parece que es la última oportunidad significativa que va a tener el gobierno de reconducir la gestión hacia la búsqueda de una mayor estabilidad económica y una mejora de los ingresos, y así poder dar respuesta a algunos de los objetivos que se había planteado al inicio del mandato. No va a tener muchas otras alternativas, de acá hasta las elecciones, para dar respuesta a los problemas inflacionarios y macroeconómicos que tiene por delante. Está poniendo toda la carne en el asador.
_¿Hay condiciones para instrumentar un plan antiinflacionario en el corto plazo?
_Sí, me parece que es una oportunidad, justamente porque un programa inflacionario heterodoxo, que proteja a las mayorías populares que hoy están en una situación muy delicada, requiere de una coordinación y un respaldo político de la gestión económica de todo el Frente de Todos. Si no, va a ser muy difícil poder sentarse a coordinar precios y salarios con la industria y del comercio, los importadores y demás. Esta gestión sí tiene la espalda como para llevarlo adelante. Es importante destacar que se necesita un programa antiinflacionario que ataque específicamente el componente inercial de la inflación. Sería un error pensar que la sola llegada de una figura, por más que tenga mejor diálogo con algún sector financiero o de mercados internacionales, resolvería el problema. Apostar solamente a las hadas de la confianza sólo puede llevar a una estabilidad de corto plazo. Hay que atacar la inercia inflacionaria para generar una estabilidad un poco más duradera.
_ ¿Y cómo lo ves a Massa en este rol, yendo a un plan más ortodoxo o abierto a una estrategia más heterodoxa?
_Prefiero esperar y ver. La semana que viene vamos a empezar a tener medidas concretas también. Parece que tampoco ocupó todo el tablero de la economía. El Banco Central sigue a cargo de Miguel Pesce, por ejemplo. Hasta donde sabemos no hay cambios en el área energética. Massa va a seguir teniendo que dialogar con otros actores para llevar a cabo un plan. Tampoco va a poder decidir sobre todas las variables de forma independiente y autónoma. Algo de negociación al interior del Frente también va a seguir existiendo.
_¿Esta política que está llevando adelante el Banco Central está bien para sostener el nivel de reservas?
_Lo que se había hecho hasta acá claramente había sido insuficiente. De hecho llevamos un esquema de acción cambiaria desde inicios de la gestión y recién esta semana nos encontramos con medidas que regulan, por ejemplo, el consumo con tarjeta en el exterior en dólares por arriba de los u$s 200, que es el cupo mensual. Eso podría haber estado desde muchísimo antes. Ahora se van tomando medidas. A las que apuntan a la demanda de dólares las veo mejor que a las que apuntan a la oferta. Algunas restricciones en las importaciones han sido bastante firmes. Pero por el lado de la oferta, el anuncio para que los turistas extranjeros vendan en el oficial, previa declaración jurada, no va a mover el amperímetro. Veremos en el transcurso de agosto qué impacto tiene el régimen especial para el agro.
_¿La llegada de Massa alienta la posibilidad de algún tipo de acuerdo social, de un congelamiento?
_Me parece que los condimentos para que se vea algo de esas características están. Es necesario avanzar en un acuerdo, congelamiento temporal de tres o seis meses de algunas variables económicas. Para no tener los precios relativos moviéndose con una inflación en torno del 90%, como en los últimos meses. Y retornar a valores, por lo menos, previos al conflicto con Ucrania, cuando hablábamos de una inflación más cercana al 50%. Hoy volver a esos valores, que siguen siendo muy altos, sería un logro. Y eso no se va a alcanzar solamente con política fiscal o monetaria. Es necesario que la gestión también coordine las decisiones de los sectores más importantes de la economía, el industrial, comercial, el importador, y el del trabajo también.
_Massa fue saludado por el mercado. ¿Qué pueden esperar los trabajadores?
_Uno de los principales objetivos que tenía el gobierno era la mejora del poder adquisitivo en términos reales. Con una dinámica inflacionaria tan alta como la de los últimos meses, una mejora sostenida de los ingresos reales sólo se puede conseguir a costa de incrementos nominales cada vez más altos. Y eso va afianzando la inercia inflacionaria. Para recuperar salarios es imprescindible el plan antiinflacionario. Porque, si no, siempre se termina corriendo de atrás. La realidad es que en los últimos tres meses tuvimos una inflación del 20% y ¿cuál es el salario real de un trabajador? ¿El que tenía hace tres meses, el que tiene hoy o el que va a tener por ahí dentro de un mes cuando le caiga alguna actualización de la paritaria de un 15% ó 20%, por ser optimista? Con estos niveles inflacionarios, los salarios siempre están corriendo de atrás y es muy difícil establecer un parámetro mínimamente estable.
_¿Cómo ves el próximo semestre?
_Obviamente, la coyuntura más crítica está planteada de acá fin de año. Me parece que el desafío está en recomponer reservas para poder responder ante eventuales maniobras especulativas o nuevas corridas que pueda tener en adelante. Se tiene que preparar para el año que viene, que será electoral. Y está claro que hay sectores que necesitan que la crisis se profundice para aplicar una agenda de reformas estructurales que les quedó pendiente. Entonces, de acá a fin de año lo principal es recomponer reservas para tener margen de maniobra. Eso se puede hacer de distintas maneras. Están las típicas opciones de brocha gorda, con una recesión generalizada y brusca, que son las que me parece que hay que evitar. Lo ideal, entiendo, es que las importaciones se reduzcan de manera selectiva, que bajen las que menos impacto tengan en el empleo o en los insumos que no se producen localmente. No es una tarea fácil pero es parte de lo que va a tener que hacer esta gestión. Y avanzar en un plan específico contra la inflación, en el que no se utilice solamente el instrumento fiscal y monetario sino que haya también una coordinación de los distintos actores.