En materia de tarifas eléctricas Santa Fe continúa estando entre las más onerosas. Desde el sector político se está proponiendo compensar la suba de alguna manera; ya sea con fondos del Estado, asistiendo a las demandas más expuestas (electro-intensivos) o mediante alguna flexibilidad en los pagos a Cammesa. Es importante que el consumidor entienda que la ayuda del Estado no es sustentable en el tiempo y que a la larga, esta solución desaparece.
El problema en el ajuste tarifario es que no fue gradual como quizás todos esperábamos. Para el consumidor resultó desmesurado y en general, sucedió que los ciudadanos de Santa Fe (residenciales y empresarios), vimos un aumento sobre finales de 2015; es decir, para nuestro inconsciente una parte ya se había aplicado.
La carga impositiva de la tarifa eléctrica representa aproximadamente un 37% (0,60% Santa Cruz; 1,50% electrificación rural; 6% ley 7.797; 1,80% municipal y 0,60% ciudad Rosario, 0,66$/mes renovables y el IVA). Además, el modelo tarifario remunera un cargo fijo que está relacionado con la infraestructura y un cargo variable, que representa el costo de producción aplicable al consumo.
El cargo fijo representado por la potencia podría ser disminuido (con un gran esfuerzo por parte de la distribuidora), dado que en la última suba mayorista el “pass trough” no incluía un aumento significativo de la potencia, y la Empresa Provincial de la Energía (EPE) sí la aumentó. Bajar el costo de la potencia afecta al factor infraestructura (obras y mantenimiento), pero de esta manera se podría morigerar el impacto en los bolsillos de empresarios, y también de los consumidores residenciales al menos por unos meses.
La EPE debe y tiene que expandir su sistema, mejorar su “performance” y ser más eficiente. Su actual infraestructura lo permite, sus recursos humanos están capacitados y en los últimos años se han realizado obras y mejoras. El reordenamiento del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) debería permitir que en un futuro cercano la EPE adquiera su energía a productores en forma directa y lograr, de esta manera, más eficiencia que el Estado nacional. A su vez, también debe analizar la autoproducción de energía en base a renovables.
Un sistema equilibrado con aportes de generación distribuida y energías renovables que disminuyan las pérdidas técnicas, permitiría mejorar la eficiencia de la empresa provincial de energía y en el mediano plazo, bajar el costo de la electricidad.
Pero en el mientras tanto, el MEM tiende a una readecuación orientada a disminuir subsidios y “contractualizar” las transacciones entre generadores y agentes, como se hacía en su origen. Esto implica mayor operatividad y definición de precios en el mercado spot. El mercado a término hoy está sólo representado por los “contratos plus”, y los ajustes del mercado estacional, que es el ámbito donde compran las distribuidoras. Hay que recordar que el impacto tarifario nace del precio sancionado en el mercado estacional que para el actual período fue de 770 $/MWh para GUDIs y de 320 $/MWh para el usuario residencial. El proyectado para el trimestre mayo-octubre es de 988 $/MWh ¿Esto, se trasladará a tarifas?
El sector industrial. El otro ámbito a analizar es el industrial. El impacto es muy importante. En algunas demandas la suba representa hasta un 300%. ¿Qué plan se puede aplicar en este contexto? Uno que nos posicione hacia el cambio futuro y que podría estar sustentado en tres directrices claves en que trabajar:
1 La contratación “puertas afuera” de la empresa. Tratar de ser eficiente en la manera de contratar o adquirir nuestra energía. Definir bien cuánto comprar, cuál es la potencia a contratar, cuál es la energía, en qué nivel de tensión opera la planta, si conviene ir al MEM, etc.
2 El control y uso eficiente “puertas adentro” de la empresa. Aquí hay que realizar eficiencia energética y buscar no desperdiciar la energía, utilizarla mejor y controlar su uso y consumo.
3 Planificar e incorporar “energías renovables” en la empresa. La nueva ley 27.191 ya establece que para el 2017 el 8% de la demanda deberá ser cubierta por energías renovables. Hay sistemas de co-generación y también distintas posibilidades que provienen de excedentes de la producción, como por ejemplo el uso de biodigestores que pueden aportar energía. Es decir, el biogás, las fotovoltaicas, las mini-hidráulicas, la energía eólica, son elementos que se deben de analizar e incorporar en el concepto de gestión de energía de un ambiente fabril.
De este modo, a partir de las iniciativas del nuevo gobierno, los cambios por venir tienden a transformar el mercado energético conocido hasta ahora. Se modifican reglamentaciones, se quitan subsidios, se acrecientan los precios de la energía, se presentan nuevos proyectos y sistemas; el sector productivo debe comenzar a pensar en un suministro energético más sustentable y que le otorgue la competitividad que requiere. Para eso, no basta con hablar con el proveedor histórico o desarrollar las mismas prácticas con que se resolvieron los problemas en estos últimos años. El planeamiento, la visión estratégica, el análisis pormenorizado de la contratación, el seguimiento y control son elementos fundamentales para obtener el ahorro que a la fecha todos están necesitando.