
Martes 06 de Abril de 2010
Las restricciones impuestas por China a la importación de aceite de soja argentina durarán unas pocas semanas, ya que se trataría de una estrategia comercial que está aplicando el país asiático para poder vender sus stocks a precios altos en el mercado doméstico y aprovechar para que su ausencia en la plaza internacional provoque una baja en la cotización del producto.
No sería la primera ni la última vez que el gigante asiático avanza en este tipo de maniobras
comerciales. Incluso, con la Argentina lo hizo en más de una oportunidad.
De todas maneras, el canciller Jorge Taiana recibió ayer al embajador chino en Buenos Aires,
Gang Zeng, para transmitirle su “gran preocupación” por la medida, que pone en jaque un
negocio de u$s 2.000 millones previsto para este año. El jefe diplomático le solicitó a Zeng que
suspenda la aplicación del bloqueo al aceite de soja local, que el gobierno de China anunció el
jueves.
Zeng se comprometió a transmitir la inquietud argentina al gobierno de su país y le manifestó
a Taiana que China “está dispuesta a mantener un estrecho contacto que permita realizar
consultas para la búsqueda de una solución a este problema”, dijeron desde Cancillería.
Pese a la preocupación, en el Gobierno admiten que China había advertido de la norma (que
rige, aunque de forma flexible, desde 2005) y que los exportadores locales deberán cumplir con los
requisitos. Además, informaron que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sigue trabajando
para poder concretar su viaje al país asiático. Por lo pronto, intentará reunirse con el jefe de
Estado chino, Hu Jintao, la semana próxima en la cumbre sobre Seguridad Nuclear en Washington.
Estrategia comercial
Varias fuentes del mercado oleaginoso afirmaron que las agencias semigubernamentales chinas,
que importan aceite en condiciones más favorables que el resto de las empresas (están exentos de
pagar algunos impuestos) tienen un stock estimado, no comprometido, en torno al millón de toneladas
y “ante el comienzo de la nueva cosecha (en América del sur), China impone esa restricción no
tarifaria como para digerir ese stock en el mercado doméstico y, de paso, lograr una baja en el
precio internacional del aceite”, señaló un broker del sector. Actualmente, la tonelada de
aceite de soja local ronda u$s 815 FOB, pero la ausencia del principal comprador por entre cuatro y
seis semanas podría derivar en una baja importante en la cotización.
Es más, la primera reacción en el mercado de materias primas local fue a la baja: el
miércoles pasado, al conocerse la intención china, los precios cerraron por debajo de u$s 800 la
tonelada. En cambio, en Chicago, principal plaza de referencia, el aceite de soja cerró la semana
pasada con un repunte de 2%. Y ayer sumó otro 1%, hasta u$s 867 la tonelada, con los fondos
especulativos tomando posiciones en 2.000 contratos. La expectativa es que si China mantiene el
boicot al aceite argentino, tendrá sí o sí que buscar otro proveedor y todas las fichas las tiene
Estados Unidos.
Pero más allá de las especulaciones en el mercado externo, los exportadores locales intentan
cumplir a rajatabla las exigencias sanitarias que China decidió aplicar ahora de manera inflexible
y se arriesgan a continuar embarcando, dijeron en el mercado.
Analistas y operadores comentaron que nadie cree seriamente que la situación se agrave.
Mencionan como indicadores de cierta tranquilidad que ayer hubo operaciones entre exportadores en
el mercado futuro por más de 50.000 toneladas de aceite de soja para mayo, junio y julio próximos.
Y que las primas de descuento sobre el valor internacional del producto se mantienen sin cambios
(Fuente: Cronista)
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