El campo decidió el miércoles arrancar con una nueva protesta que incluye la no comercialización de granos hasta el 15 de mayo ante el fracaso en las negociaciones con el gobierno.
El campo decidió el miércoles arrancar con una nueva protesta que incluye la no comercialización de granos hasta el 15 de mayo ante el fracaso en las negociaciones con el gobierno.
La postal parece la misma que hace un mes, aunque en el medio terciaron 30 días de desgaste entre ambas partes y el conflicto aparece en un punto muerto.
Sin embargo, los ánimos y las estrategias tomaron un nuevo rumbo. Por un lado, la dirigencia, a sabiendas de que será muy difícil replicar una medida como la de hace un mes, con los productores 21 días en las rutas, y también como una estrategia de fortalecimiento, eligió el camino de ganar consensos desde lo político y trabaja para sumar en la pelea a gobernadores, legisladores y presidentes de comunas (pro o anti K) para armar un frente más homogéneo. También quizás como una forma de evitar que las decisiones sólo obedezcan al humor de quien conduce la política económica del país.
No en vano esta semana Eduardo Buzzi, titular de FAA, señaló que es hora de que las soluciones para el campo surjan sin la necesidad de pedir permiso a la Casa Rosada, y así les tiró la posta a los diputados que tienen dormidos en el Congreso viejos reclamos del sector, los mismos que están por estas horas en la mesa de negociación con los funcionarios.
En cambio, el gobierno, cerró filas con sus fuerzas leales (Moyano, D’Elia e incluso pequeños campesinos), frenó la confrontación directa y empezó a preparar el escenario del 25 de mayo que promete convertirse en una refundación del novel gobierno de Cristina.
En el medio, el resto de las fuerzas políticas y sociales llaman al diálogo para evitar que conflicto, desabastecimiento e inflación se transformen en un camino con poco margen de retorno.