Renuncias en el gabinete, minicorridas contra los bonos en pesos y presión inflacionaria. Esto en un contexto de crecimiento económico y saldo comercial favorable que no se expresa en las reservas. En la vertiginosa dinámica de la economía y la política argentina, el economista Sergio Arelovich, referente del Mirador de la Actualidad el Trabajo y la Economía (Mate) analiza las tensiones de política económica en la coalición oficialista y las principales amenazas sobre la macro. En ese marco llamó la atención sobre los agujeros regulatorios que facilitan el endeudamiento y la fuga.
_¿Dónde está parada la economía argentina hoy después de una semana tan agitada que empezó con la salida del ministro Matías Kulfas?
_Debe ser mirada desde el punto de vista de lo económico y lo político. En este último caso el impacto fue muy fuerte. Todavía es una incógnita qué va a pasar en ese Ministerio con el plantel de gente y los proyectos que estaban encarándose. Desde el punto de vista de la economía, crecen la producción, el consumo y el empleo pero también la inflación. Por lo tanto se sigue deteriorando la capacidad de compra del salario y de los haberes fijos. Esta contradicción, por un lado de una economía que está recuperándose pero sosteniendo los niveles de desigualdad existente y por el otro, una crisis política en torno del frente de gobierno, en algún momento va a tener que ser resuelta.
_¿Estas tensiones en el oficialismo son realmente discusiones programáticas? ¿Cómo se resuelven?
_Difícil la respuesta. Mi sugerencia es la siguiente: mirar qué pasó y por qué desde el 2003 en adelante no se revisó críticamente o no se volvió a refundar la idea de un papel del Estado fuerte en la economía, revisando lo que fue todo el proceso de privatizaciones de la Argentina durante los 90. Las únicas reestatizaciones fueron en términos de lo que yo califico como de necesidad y urgencia. Así fue con Aerolíneas, YPF y las AFJP. En este caso, si no se hacía la reestatización en noviembre del 2008, en marzo del 2009 del Fondo de Jubilaciones y Pensiones que administraban las AFJP hubiese quedado prácticamente en un nivel igual a cero. Pero, no se revisó, por ejemplo, la privatización de Somisa. Porque entre las críticas que aparecen sobre estas cuestiones que llevaron al conflicto entre algunos sectores del gobierno está el tema de Techint. Recordemos que YPF se reestatizó pero conservó la forma de la sociedad anónima y sigue teniendo una participación privada en manos extranjeras. Incluso hay multinacionales que operan en el sector agropecuario que, a través de empresas off shore radicadas en Uruguay, tienen acciones de YPF. Esto no es mala palabra, ni está prohibido, pero es una cuestión a revisar.
_Sobre todo en un contexto en el cual la energía, los alimentos, se convirtieron en cuestiones estratégicas por la guerra y que agregan presión sobre los precios
_Sí, además todos los esfuerzos que se hicieron en materia de inflación estuvieron concentrados en lo que daba el acuerdo político al interior del frente de gobierno. Es decir, se concentraron en el último eslabón de la cadena, lo cual no está mal, pero no alcanza si no se revisa lo que pasa a lo largo de la cadena de valor y si no se revisan las causas que generan, reproducen y amplifican el proceso inflacionario en la Argentina, sobre todo en materia de alimentos.
_ ¿Cuáles son esas causas?
_Entre otras cosas algo que no se tiene en consideración y que es un problema para el propio gobierno nacional: cómo se administran las reservas con estos niveles de tasa de interés sin ningún tipo de medidas que restrinja la salida de capital extranjero. Permanecen bocas enormes de salida por el lado de giro de utilidades, cancelación de deuda de empresas que pertenecen al mismo grupo. Como Argentina está bastante desprovista de regulaciones en la materia, las compañías hicieron lo que quisieron.
_ ¿Tiene alguna posibilidad el gobierno de frenar esa fuga por pago de deuda?
_Se trata de una negociación política. Yo digo que a largo plazo, aunque en algún momento hay que pensarlo, la Argentina necesita un código de fondo, que trate la problemática de la deuda. Porque la deuda está demasiado presente en la vida de esta sociedad. Y no me refiero solamente a la pública, sino también a la privada. Cuando en 2012 Marcó del Pont y Matías Kulfas eran presidenta y gerente general del BCRA largaron una regulación que modificaba el derecho que tenían las empresas de ir a comprar dólares para cancelar deuda extranjera. La restricción consistió en decirles que no se hacía más por declaración jurada, sino que si querían dólares tenían que demostrar que esa deuda algún día entró al país. Algo que parece muy obvio pero que no ocurría. Durante el gobierno de Macri se desarticularon un conjunto de regulaciones y eso sigue constituyendo un agujero importante de salida. A partir de la asunción de Fernández se hicieron un conjunto de parches. Pero falta mucho y eso es una enorme agujero negro.
_A esto se suma el tema de los dólares que deberían ingresar y no ingresan. El Mirador del Trabajo, la Actualidad y la Economía hizo una investigación sobre el tema de la agroexportación.
_ Si. Ahí tenemos varias cosas. La primera es una rémora que viene de los años de la dictadura con el tema de la declaración jurada de ventas del exterior (DJVE). Una empresa puede hacer una DJVE sin haberla vendido, es como una especie de promesa a futuro. Con lo cual fija una cotización de lo que va a vender y lo que ocurre en los períodos de alza de precios es una antelación de la DJVE poniendo el precio actual, cuando la operación se va a concertar tres meses o cuatro meses más adelante cuando la cotización va a ser muy superior. De ese modo, la base imponible sobre la cual se calculan los derechos de exportación y la obligación de la liquidación de las divisas, está fundamentalmente alterada. Por eso el gobierno nacional fija como una especie de precio de referencia FOB sobre el cual debieran calcularse las dos cosas: retenciones y liquidación de divisas. Pero esto está en conflicto porque también hay una serie de recursos metidos por las empresas. Eso forma parte de las tensiones que hoy nos tiene con esta escasez de divisas en un contexto de crecimiento del saldo comercial. Y luego pasan cosas como las de esta semana, donde nadie sabe por qué una venta de títulos de Enarsa hace caer los bonos de deuda en pesos. La empresa necesitaba los fondos para una operación comercial, pero no avisó. Hay como una falta de comunicación dentro del gobierno nacional que posibilita que la prensa asociada a los grupos financieros toque el bombo y anuncie la inminencia de una crisis, que no es tal.
_Más allá de esto ¿hay alguna mano negra en lo que pasó esta semana? y ¿es insostenible la deuda que está tomando en pesos Guzmán?
_Arrancaría por lo siguiente. Si yo tuviera que diseñar un cambio de estrategia respecto del tratamiento de la deuda pública de ahora en adelante, apuntaría a que la deuda corporizada en títulos de libre circulación en mercados secundarios caigan en la proporción con respecto al resto. La herencia de la deuda que nos dejó Macri es un condicionante. Pero a mediano plazo hay que cambiar la estrategia.
Un crecimiento con desigualdad
“Es bueno que haya un crecimiento en la actividad, en el empleo, pero lo que no hay es un crecimiento de la capacidad de compra de los ingresos fijos, fundamentalmente salarios y haberes previsionales más el conjunto de programas de asistencia dirigido a la población más vulnerada, y esto es un problema”, dijo Arelovich a la hora de analizar la situación económica en el corto y mediano plazo. Por eso dijo que “debería haber un cambio de orientación en las políticas” que posibiliten “el incremento de salarios no solamente para empardar con la inflación sino pensando en un programa que permita recuperar buena parte de los niveles perdidos fundamentalmente durante el gobierno de Macri”.
En ese sentido, el economista señaló que desde Mate realizaron un trabajo concreto sobre los ingresos en las universidades nacionales, que les arrojó una pérdida del poder adquisitivo de las transferencias corrientes que se hicieron al conjunto de las casas de estudios del 36% desde 2014 hasta la actualidad.
“La caída de ingresos es brutal y la caída del poder adquisitivo del salario es probable que sea muy parecida a ese guarismo”, agregó.
A.T. y S.C.