Por otra parte, el informe de Cepa rebatió el argumento que utilizó el sector agropecuario para cuestionar la medida oficial, el cual justificaba el desmedido aumento de precios en mostrador por el descalce con el aumento de precios de la hacienda. “Esto es fácilmente rebatible si se observa la serie estadística de los últimos doce meses” y por tanto la realidad es distinta de la mencionada por las entidades del campo”, indicó Cepa y precisó que en forma interanual “la carne en mostrador aumentó 78,4% y 76,8% en hacienda”, con lo cual “con guarismos que superan ampliamente la inflación resulta difícil sostener el argumento de pérdida de rentabilidad”, argumentó.
El centro de estudios indicó que el precio de la carne oscila entre el 7% (GBA) y 13,3% (noreste) sobre el índice de precios al consumidor (IPC) de Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
También precisó que, en el análisis de las variaciones mensuales a lo largo de 2020 y en los primeros ocho meses de 2021, “se observaron incrementos significativos de la carne vacuna durante enero (+7,6%), marzo (+5,6%), abril (+9,2%), noviembre (+7,7%) y diciembre (+20,2%) de 2020, y también en 2021, con particular aumento en los meses de enero, marzo y junio de 2021 (6,3% 7,3% y 7,9% respectivamente)”.
Sin embargo, durante los meses de julio y agosto se registró “un corte con la fuerte dinámica alcista, y los distintos cortes de carne vacuna mostraron en promedio una caída de 1% y 1,4% respectivamente”.
En tanto, la variación mensual promedio simple de cortes vacunos seleccionados y pollo fresco entero para agosto registró una baja de 1,3% en los cortes caros en promedio, en los intermedios la cifra alcanzó un descenso de 1,2%, y en los cortes económicos, bajó 1% en promedio.
Además, durante agosto, el precio del pollo en promedio redujo su precio 0,7%.
“Dado que la canasta involucra una mayor ponderación de cortes intermedios, el promedio de precios resultó en una baja de 1,4%”, indicó el informe del Cepa.
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Por el carácter sustituto del pollo respecto a los cortes vacunos, Cepa analizó la evolución de precios del pollo fresco entero respecto al principal corte vacuno consumido: el asado. “Lo que se observa es una reducción de la brecha entre los precios del asado y el pollo entero, que se había incrementado sensiblemente en los últimos meses”, indicó el relevamiento.
“Esto se debe a un leve aumento del precio del pollo junto con la reducción de precios de la carne vacuna”, aseguró. Es decir, “si en julio de 2021, 1 kilo de asado equivalía a 3,66 kilos de pollo, en agosto de 2021, 1 kilo de asado equivale a 3,58 kilos de pollo. El abaratamiento de la carne vacuna respecto al pollo durante el mes de agosto fue del 2,1%”.
Por otra parte, al analizar los cortes más caros, la reducción de precios fue levemente superior a las otras categorías analizadas. “Observamos que las principales reducciones se encuentran en vacío (-3,5%), matambre (-2,3%) y cuadrada (-2,2) y el resto de los cortes más parejos al promedio. Sólo se observan leves aumentos en colita de cuadril (0,3%) y nalga (0,1%)”, indicó Cepa.
En tanto, “analizando los cortes vacunos de precio intermedio, las principales reducciones se encuentran en asado de tira (-2,8%), picada especial (-2,1%) y bife ancho (-1,7%), todos ellos por encima del promedio general. Se observa sólo un leve aumento en tapa de nalga (0,3%)”, precisó el informe.
En el caso de los cortes económicos, la principal reducción, al igual que el mes de julio, se reflejó en picada común (-4,8%), falda (-0,8%), y con un leve aumento carnaza común (0,6%) y roast beef (0,1%).
Las razones de la suba
El informe de Cepa señaló que hay varias razones que explican la evolución del precio de la carne y recuerda que los mismos fueron mencionados en el informe que realizaron en enero de 2021.
Entre los principales figuran el aumento de las exportaciones por la mayor demanda por China, que convierte a la carne en un cuasi commoditie, atando el precio local al precio exportable. “La decisión del gobierno de Mauricio Macri, en 2016, de eliminar los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) que se habían establecido en 2008 con la finalidad de regular la exportación de productos alimenticios sensibles y para evitar que posibles incrementos en la demanda mundial impactaran de lleno en los precios internos, junto con la aparición de China como principal comprador de carne vacuna, modificaron drásticamente el escenario exportador generando un incremento sensible de los volúmenes exportados de carne vacuna argentina”, indicó Cepa. Actualmente representa el 75% de las exportaciones de nuestro país“, agregó.
“Este incremento en el volumen exportado tensiona la política comercial, ya que, por un lado, mejora la balanza comercial proveyendo de una parte de las necesarias divisas que requiere el país, pero, por otro lado, impacta en los precios internos”, agregó Cepa. Esta contradicción intrínseca “enfrenta a la opción de un cupo de exportación de carne, garantizando la desvinculación del precio local respecto del demandado a nivel internacional con la opción de liberar las exportaciones, incrementando el ingreso de divisas, pero con el consiguiente aumento de precios”, indicó.
A ese tema se sumó la caída de la producción por efecto de la retracción de la ganadería frente a la agricultura. “Nuestro país pasó de 2 animales por cada habitante en 1976 a 1,2 en la actualidad, con 10% menos de tierras dedicadas a la actividad y con límites materiales a la posibilidad de extender la frontera ganadera”, agregó el informe.
Como tercer elemento, Cepa apuntó que se produjo _en particular en los meses de mayo y junio_ el denominado “rulo cárnico o rulo ganadero, un negocio con variantes, pero siempre vinculado a ganar obteniendo un margen producto de la brecha entre el dólar oficial y el blue”.
Por eso, como el beneficio no se relaciona con la exportación de carne en sí, sino con el negocio de la brecha, “la demanda de carne para estas operaciones tuvo mucho margen para comprar a precios más elevados, presionando al alza el valor de los cortes”, argumentó.
Otro elemento alcista fue el aumento del maíz, el principal insumo de la ganadería, a lo que también se suma el aumento de precio de comercialización en Liniers. “La intención de dolarizar el excedente llevó, en parte, a que la demanda de novillos y terneros se incrementara, oficiando dicha compra como reserva de valor”, agregó el informe.
Y finalmente apuntó como otro dato alcista a la “distorsión en la formación de los precios en la cadena de producción y comercialización de carne vacuna producto del accionar de frigoríficos y matarifes con control sobre la misma”.
Una verdad a medias
Cepa cuestionó el argumento de las entidades del campo a la hora de explicar el aumento de la carne en mostrador por el descalce con el aumento de precios de la hacienda.
La decisión del gobierno de prorrogar las restricciones a las exportaciones de carne hasta el 31 de octubre generó la reacción crítica de las entidades vinculadas al sector, que, según un informe elaborado por Centro de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina, habría perdido 1.084 millones de dólares desde que el gobierno nacional puso en marcha el pasado 15 de abril una serie de medidas para intervenir en los precios del mercado de ganado y carnes.
Cepa señala que la rentabilidad no estuvo afectada por la restricción de exportaciones de carne.
Cuando el análisis se realiza de manera interanual, la realidad es distinta a la mencionada por las entidades del campo. En esta comparación se observa que la carne en mostrador aumentó 78,4% y 76,8% en hacienda. Con guarismos que superan ampliamente la inflación resulta difícil sostener el argumento de pérdida de rentabilidad. “En primer lugar, y como razón principal de la decisión del gobierno, se observa que desde agosto de 2020 hasta la aplicación de la medida la carne en mostrador aumentó 69,2% y en hacienda 80%”, indicó. “Entre el 20 de mayo y el 10 de junio, como primera reacción a la norma hay un incremento de precios en mostrador y en hacienda: la carne al consumidor alcanza 82,6% de aumento y 88% en hacienda en relación con agosto de 2020 (es decir, incrementos de 7,9% y 4,4% respectivamente)”, precisó.
Finalmente, “con la aplicación de la limitación de exportaciones se redujo el precio en hacienda (6%) y se estabilizó el precio en mostrador”, agregó Cepa. Y si bien este último “no logró retrotraer la totalidad del incremento de junio (7,9%), no es menos cierto que redujo sus precios en los dos últimos meses (1% y 1,4%)”, indicó.
También Cepa desestimó el argumento que atribuía al precio del maíz las dificultades para encarar la actividad de feedlot. “El maíz no duplicó su valor en dólares, sino que, al igual que el ternero, lo duplicó en pesos, lo que implica que no redujo su rentabilidad, sino que la mantuvo (y muestra una fuerte correlación del precio en mostrador con la evolución del precio del maíz)”, planteó el Cepa. Y lo puso en números: si en agosto de 2020 el precio del maíz en promedio alcanzó los u$140,4, un año después promedio u$s189,4. “Si consideramos que el tipo de cambio pasó de $73,3 a $97,2, el resultado es que tuvo un incremento de 79% en pesos”, dijo. Con lo cual “no existe justificativo argumental”, salvo que se estimen cotizaciones en dólar blue.