"¿Cuál es la posta?" Algunas profesiones se prestan más que otras para generar
un diálogo. Si conocemos en una reunión social a un psicólogo, a un economista, seguramente
tendremos facilidad para entablar una conversación interesante. Es que hay áreas que nos interesan
a todos y siempre viene bien obtener un consejo o un diagnóstico gratis.
En mi caso, pertenezco a una de las profesiones más propensas para el diálogo:
las finanzas. Nunca falta algún antiguo alumno, amigo, o conocido que no haga la infaltable
pregunta: "¿Cuál es la posta?". No por nada, un viejo maestro mío, un profesor norteamericano,
siempre opta por identificarse como "econometrista", para evitar consultas molestas.
Pero esta vez no lo pude evitar. Venía caminando pensativo por la avenida cuando
me encontré con un viejo compañero de secundaria. Gran pibe, hacía muchos años que no lo veía.
Luego de la sorpresa, la alegría, la revisión rápida de la vida de nuestros compañeros en común,
llegó la inevitable pregunta: "¿Cuál es la posta?"
Curiosa pregunta, con reminiscencias turfísticas. Hay quien piensa que los
mercados de capitales tienen mucho de "timba" y por ende valen las mismas expresiones. Otros, más
suspicaces, piensan que los que estamos en finanzas tenemos datos que los demás no tienen. Por
último, hay quienes confían en el "pálpito", una irracional intuición sin más fundamento que la
ilusión.
Sin embargo, el problema no pasa por allí. No existe la inversión "posta". Toda
inversión tiene una rentabilidad esperada (no asegurada, sólo esperada) y un riesgo que la
acompaña. Mi amigo quería en cambio toda la rentabilidad posible, sin tener en cuenta el mayor
riesgo que acompañaba a esa mayor rentabilidad. Es sorprendente lo poco que nos conocemos: hay
quien practica deportes extremos y sin embargo, con sus inversiones nunca va más allá de un modesto
plazo fijo. También, en contraste, hay gente muy tradicional que enloquece con los "hedge funds"
más arriesgados.
También intenté orientar a mi amigo acerca de sus requerimientos de liquidez. Es
un aspecto crucial, pues hay muchas inversiones potencialmente rentables, pero que no son indicadas
para quien pueda necesitar el dinero de repente y deba terminar malvendiendo su inversión, por
tener que desprenderse de ella antes de tiempo. Por ejemplo, un profesional independiente sin
ingresos regulares o un padre de familia numerosa deberían orientarse a inversiones más bien
líquidas.
Por último traté de plantarle la idea de cartera, vale decir, que tome sus
decisiones considerando sus inversiones existentes. Puede ser poco riesgoso comprar un
departamento, pero si ya tengo varias inversiones inmobiliarias similares, estoy sumando más del
mismo riesgo: no estoy diversificando.
Pero mi amigo lamentablemente no me entendió. Siguió buscando "la posta", una
inversión absolutamente segura y altamente rentable. Hace mucho la ciencia abandonó la pretensión
de la piedra filosofal, hoy cualquier remedio cuenta con un largo prospecto de contraindicaciones y
advertencias. Todos reconocen que no existe la mujer perfecta (o el hombre perfecto), el sistema
informático que no se cae o el auto que no pierde aceite. Sin embargo, seguimos pensando que
alguien en algún lugar tiene "la posta" que le asegure el éxito de sus inversiones.
Al final, mi amigo desilusionado, se despidió. Prometimos vernos pronto. El
siguió con su ilusión intacta, yo por mi parte sigo, como puedo, tratando de entender un poco mejor
los mercados y la naturaleza humana.
Mal ejemplo
El presunto responsable de las millonarias pérdidas sufridas por el banco
francés Société Générale, Jérome Kerviel, acusa a la entidad de estar al corriente de sus
actividades y cooperar en cierta medida, informan hoy los medios galos. "Mientras obtuve
beneficios, mis jefes hicieron la vista gorda", dijo el joven de 31 años.
(*) Consultores de empresas