La detención, esta semana, de cinco personas por evasión fiscal en la provincia de Buenos Aires, sumaron un eslabón a la cadena de operativos que la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) viene realizando desde el año pasado para limitar las maniobras de evasión en negro en el sector agropecuario.
El cerco fiscal comenzó a estrecharse el año pasado, con la novedad de que la presión se ubicó en buena medida sobre las grandes cerealeras. Con la llegada de la cosecha gruesa, los controles se intensificaron.
El gobierno nacional denunció en septiembre de 2010 que cuatro de las mayores compañías exportadoras de granos que operan en Argentina estaban evadiendo el pago de impuestos. Luego la Justicia allanó sedes de la filial local de Bunge, procesó a dos directivos de Cargill, y se deslizó que Molinos Río de la Plata también estaba bajo investigación.
En noviembre del año pasado el titular de la Afip, Ricardo Echegaray, realizó una presentación en el Congreso donde dejó al desnudo que el sector exportador de granos concretó una evasión millonaria en el pago del impuesto a las ganancias a través de la triangulación de operaciones con terceros países, o bien la intervención de valijeros o empresas fantasmas. Al exponer ante la comisión de Agricultura de Diputados, el funcionario instó a la Justicia a avanzar con la tramitación de las causas judiciales presentadas por la propia administración para reclamar al sector exportador de granos un monto impago de 827.053.880 dólares en concepto de ganancias hasta el 2009.
La ofensiva del fisco también se juega en el terreno administrativo. Ante las reiteradas irregularidades en algunas de las cerealeras la Afip decidió suspender del Registro de Operadores de Granos a Cargill, ADM, Nidera, Toepfer, Louis Dreyfus Argentina, Bunge Argentina y Oleaginosa Moreno (del grupo suizo Glencore).
La evasión en el sector agropecuario, un tema crónico como en muchos otros sectores, se convirtió en un eje de discusión política en los últimos años. El contexto de esta pelea es un negocio millonario que, por su complejidad, acumuló en más de un siglo de desarrollo, un intrincado laberinto económico.
El economista rosarino Sergio Arelovich recordó textos como los de Dan Morgan “Los traficantes de granos”, el de Brewster Kneen “Gigante invisible. Cargill y sus estrategias internacionales”, o el de Jorge Schvarzer “Bunge y Born: crecimiento y diversificación de un grupo económico”, para referir trabajos de investigación que dan cuenta de las opacidades del negocio cerealero.
“La recurrencia de zonas grises permite identificar aquello que sigue caracterizando la conducta de las corporaciones, ya no en terreno de decisión directa de los propietarios sino de sus Ceos que actúan como si lo fueran y a no dudarlo en su representación”, dijo.
Consideró que la controversia desatada a principios de este año entre la Afip y un conjunto de estas empresas, tanto de capital extranjero como nacional, “reavivan los relatos de los textos citados aunque aggiornados a las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el comercio internacional hoy”.
Enumeró una lista de casos “tan diversos como de heterogénea calidad” que forman parte de ese intrincado mundo de negocios en el que anida la evasión. Sólo a título enunciativo se podría decir:
• Las terminales portuarias por donde salen las mercancías exportadas son mayoritaritariamente propiedad de empresas privadas. Esto hace que las energías necesarias para la fiscalización estatal siempre sean insuficientes, por buenas que sean las muestras tomadas para inferir el contenido de las cargas.
• La permanente aparición de partidas de producción no declarada por parte de los productores, permite preguntarse de qué modo, en qué magnitud y sobre qué calidades de producto se efectúa el “blanqueo” con destino transfronterizo.
• A ello debe agregarse la relevancia alcanzada de las importaciones —específicamente para soja— desde presuntamente Paraguay lo sea por vía terrestre o fluvial.
• La estructura rizomática de las corporaciones del sector permite identificar una inserción estratégica en su rol de exportadores e importadores en los principales centros vinculados a la producción y distribución de commodities involucrados. Esta es la base operativa que permite explicar por qué el comercio intrafirma o intracorporativo posee el peso que surge de lo dicho por las firmas en sus balances.
• La característica dominante que permite identificar la localización de las casas matrices en sede de paraísos fiscales o zona libres de impuestos, permite dudar de las intencionalidades que derivaron en tales decisiones.
• La existencia dentro de la estructura corporativa, de compañías controladas o vinculadas que tienen por objeto la actividad financiera cuya sede tiene idénticas características que las casas matrices agrega como complejidad las preguntas acerca del rol que aquellas tienen en la construcción del precio internacional y en el comportamiento de los mercados derivados basados en commodities.
• Los precios acordados en las operaciones, si bien no pueden estar disociados de los de referencia que sirven de control y fiscalización por parte de los estados, poseen una banda de desplazamiento que permite variaciones en las bases imponibles sobre las cuales se calculan todo tipo de gravámenes.
• Las recurrentes operaciones de triangulación en la exportación, de carácter físico o de registro, ponen en alerta el origen de tales decisiones, aunque siempre estarán vinculadas a estrategias fiscales que en su virtud permiten elevar las tasas de ganancia, lo sea evadiendo o eludiendo el pago de gravámenes.
El éxito en la gestión fiscal de las controversias depende de muchos factores. Hay que tener presente que las relaciones entre los actores involucrados no siempre guarda status de simetría, que quizá la energía necesaria deba ser puesta en reformas integrales de la administración del comercio externo, en vez de ser dilapidada en esfuerzos cuyos resultados siempre dejarán pendientes, capítulos sobre los cuales es clave trabajar. Habría que debatir es el modelo de desarrollo que hace posible esta estructura, lo cual implicaría salir del lugar cautivo en el que se está la administración pública porque sus ingresos dependen en alta proporción de aquella.