La presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó ayer en la planta de General
Motors un préstamo de 70 millones de dólares para esa automotriz, destinado a financiar el
desarrollo de un nuevo modelo que será lanzado al mercado en el último trimestre del año. El
crédito de la Administración Nacional de Seguridad Social (Ansés) permitirá cubrir el 60 por ciento
de la inversión necesaria para cerrar la etapa principal del llamado proyecto Viva y apuntalar
futuras iniciativas complementarias a ese producto.
La presidenta destacó que con este crédito, que garantiza "condiciones
convenientes de rentabilidad" para el organismo que administra "los recursos aportados de los
trabajadores argentinos", se asegura la continuidad de 2.500 puestos de trabajo. Algo que,
advirtió, no sería posible si los efectos de la crisis financiera global se hicieran sentir "en
momentos en que los gobiernos participaban de la idea de que el Estado no debe intervenir en la
economía".
Fue más allá y se preguntó si, bajo esas premisas, hoy General Motors no estaría
reduciendo personal o si las autopartistas Paraná Metal o Mahle seguirían trabajando. Precisamente,
en una región en la que la desaceleración industrial y el riesgo de los puestos de trabajo
desplazaron hace meses de la agenda a la pelea entre el gobierno y la mesa de enlace, Cristina
ajustó el discurso oficial. No entró en ninguna controversia por temas agropecuarios y, en cambio,
hizo hincapié en reivindicar que es política de Estado sostener la actividad económica y el
empleo.
Mahle. Por ello, ganó aplausos de los trabajadores de la automotriz que hace
poco más de seis meses protagonizaron un duro conflicto en defensa de las fuentes laborales, y un
obsequio de los trabajadores de la planta de aros de pistón que pertenecía a la autopartista Mahle,
que ahora será operada por un inversor que acercó el gobierno.
De hecho, la Nación desembolsa mensualmente millonarias sumas para subsidiar la
nómina salarial de las empresas de la provincia, con el fin de mantener el empleo. Un esfuerzo cuya
difusión, paradójicamente, estaba limitada al menos hasta ahora por el empecinamiento del propio
Ejecutivo nacional en minimizar el impacto de la crisis en el mercado de trabajo.
Pero la defensa del empleo ya domina el discurso político. El gobernador Hermes
Binner, que precedió a Cristina en los discursos, rescató la lucha de los obreros de Mahle y Paraná
para sostener las empresas y resaltó la coordinación con la que se mueven los ministerios de
Trabajo de la Nación y Santa Fe para enfrentar los ajustes laborales. Reclamó, en cambio, una mejor
sintonía de la cartera de Producción central con su par santafesino. .
Precisamente, los ministros de Trabajo y Producción, Carlos Tomada y Débora
Giorgi, acompañaron a la jefa de Estado en su visita al complejo Chevrolet de Alvear. Se subieron
al palco junto al titular de la Ansés, Amado Boudou, el intendente Oscar Montagni, el gobernador
Binner; el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y el presidente de GM Argentina, Edgar
Lourencon.
Exportación. El titular de la filial argentina de la automotriz recordó que hace
dos años el ex presidente Kirchner participó del lanzamiento del proyecto Viva, una iniciativa que
demanda una inversión de 500 millones de pesos. Señaló que en ese lapso, la reestructuración de la
casa matriz en Estados Unidos y la crisis financiera golpearon a la multinacional, aunque no a las
operaciones locales. Agradeció al gobierno, que "ayudó en diferentes formas y momentos". El
préstamo firmado ayer, dijo, "decidió el desarrollo de un modelo" que se exportará en un 80 por
ciento.