El viaje a Brasil de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner vino con una
novedad fuerte que movió el tablero regional tanto desde lo financiero como desde lo político. En
cuestión de semanas, las transacciones comerciales entre los dos grandes socios del Mercosur podrán
hacerse en moneda local, por lo que no dependerán ya exclusivamente del dólar ni tendrán que pasar
obligatoriamente por las ventanillas de los bancos de Nueva York.
El sistema de pagos en pesos y en reales que lanzarán conjuntamente los dos
bancos centrales de Brasil y Argentina, que comenzará en una versión reducida a modo de prueba,
apunta a favorecer a las pymes, que disfrutarán de una tasa de cambio más conveniente. Además, la
propuesta es una fuerte señal geopolítica en tiempos donde la integración regional aparece como la
gran vía para competir a nivel global.
Como en otras dimensiones del proceso de integración regional, el camino que
recorre el Mercosur suele inspirarse de modelos ya comprobados como el de la Unión Europea.
"Existen antecedentes internacionales de sistemas de pagos gerenciados por los bancos centrales, y
además en las primeras etapas de la integración de la Unión Europea se comerciaba en monedas
locales a través de sistemas de compensación entre algunos bancos centrales", detalló María
Cristina Pasin, gerente principal de acuerdos internacionales del Banco Central de la República
Argentina (BCRA), quien participó en Rosario de un encuentro internacional sobre derecho de la
integración organizado por la facultad de Derecho de la UNR.
La gerenta explicó que el proyecto se viene gestando desde hace ya dos años y
medio, un plazo necesario para revertir la falta de tradición de la región para trabajar con
monedas locales en temas vinculados al comercio exterior.
"Hasta ahora, toda transacción financiera entre los dos países, por pequeña que
sea, debe realizarse en dólares y debe por lo tanto pasar por algún banco con sede en Nueva York",
contó Pasín, la encargada de coordinar el trabajo técnico que permitirá la liquidación en moneda
local de las operaciones con los vecinos.
Si bien no fue fácil resolver los problemas técnicos que plantea la puesta en
marcha del sistema, la funcionaria destacó que esta vez —a diferencia del pasado—
existió voluntad política de ambas partes para resolver los inconvenientes y avanzar en un paso
clave para una integración más fuerte en el futuro.
"Cuando empezó el Mercosur, a principios de los 90, Argentina y Brasil ni
siquiera tenían sistemas de pago nacional. Luego no pudo concretarse porque teníamos regímenes
cambiarios y monetarios diferentes. Recién ahora hay concordancia política en ambos lados de la
frontera", argumentó.
A medida de las pymes
Pasín explicó que, en un principio, se trabajará con volúmenes chicos para
testear si la parte técnica funciona correctamente. "Se empezará con una versión restringida del
sistema, en el cuál sólo las exportaciones de bienes podrán hacerse en moneda de origen.
El segundo paso será agregarle la posibilidad de importar en moneda local, luego
aspiramos a agregar exportaciones e importaciones de servicios, y el summum sería lograr integrar
todos los pagos", enumeró Pasín luego de su presentación en la ciudad.
En la práctica, la implementación del SML (sistema de pagos en moneda loca)
apunta a integrar los dos sistemas nacionales de pago, un proceso "muy fuerte" que servirá como
germen para apuntar hacia otro supranacional.
Con respecto a las ventajas que esta medida tendrá en los actores de la economía
argentina, Pasín explicó que el hecho de que el SML sea gerenciado por los bancos centrales de los
dos países significará la reducción de los costos de intermediación.
"Además, la tasa de cambio entre las dos monedas surgirá de una tasa de cambio
mayorista, lo cual beneficiará a las empresas chicas y medianas, que por sus volúmenes de
transacciones no tienen acceso en la banca comercial a las tasas preferenciales a las que si pueden
aspirar las grandes firmas. Esa tasa será la misma para todos las operaciones independientemente de
los volúmenes que se manejen. Será además una tasa de cambio transparente, ya que será publicada
por los dos bancos centrales diariamente al mismo tiempo", agregó la funcionaria.
Participantes
Para los bancos comerciales, de quienes se espera que participen de la
iniciativa, la propuesta no parece muy tentadora, ya que justamente se encontrarán con otro
competidor a la hora de ofrecer servicios financieros. A pesar de sus pataleos intramuros, el
desafío será integrarlos al sistema y lograr que colaboren.
La funcionaria destacó que la posibilidad de vender en moneda local no será
obligatoria ni para las entidades bancarias ni para los exportadores.
"Esta es una propuesta a la que se adhiere voluntariamente y que no le altera la
vida a nadie. Es una nueva opción para hacer los pagos que agrega flexibilidad y opciones al
sistema. Nuestro objetivo es ayudar a las pymes", subrayó.
Para terminar, Pasín destacó que el hecho de generar un mercado en pesos y en reales tiene una
lectura geopolítica "no menor", ya que se genera una infraestructura financiera que sirve como
primer paso para potenciar una integración económica "desde otro lugar".