Al final del gobierno de Mauricio Macri, el nivel de actividad será 2,3% menor al que recibió. El escenario negativo que dejará no se experimenta desde hace más de 15 años: dos años consecutivos con caída de actividad. Y la malaria podría extenderse a 2020, en coincidencia con una agudización de la problemática de la deuda, que llevaría a una doble necesidad de reestructuración y ampliación del acuerdo con el FMI. Plan que requeriría un ajuste de 3 puntos del PBI.
Este sombrío panorama fue expuesto en el último informe de coyuntura de la consultora Economía & Regiones, fundada por el actual ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Pero la preocupación es común a los análisis que las principales consultoras realizan sobre el futuro próximo. Aun con el escenario de calma cambiaria que lograron alcanzar, a costa de profundizar la recesión, el Ministerio de Hacienda y el Banco Central durante el mes de octubre.
En este aspecto, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), que conduce el economista Andrés Asiaín, advirtió que el inicio programa de emisión cero que puso en marcha el nuevo jefe del Banco Central, Guido Sandleris, coincidió con el récord anual de inflación. Y atribuyó la calma cambiaria a la elevada tasa de interés y a la dinámica del desarme de las Letras del Banco Central (Lebac).
"El Banco Central subsidia en 20 puntos al sistema financiero con la tasa de las Leliq, un instrumento financiero que suma 617 millones de pesos", señaló el informe. Destacó allí que las nuevas letras de corto plazo están más a tiro del BCRA que las que convirtió en un monstruo Federico Sturzenegger. Básicamente, porque sólo están en manos de los bancos.
El subsidio vía Leliq permite que las entidades financieras paguen tasas de 50% por depósitos a plazo fijo. "Es la misma tasa que pagaban las Lebac, y como los tenedores con más aversión al riesgo ya se dolarizaron, los que salen ahora son especuladores que quieren seguir posicionados en pesos para aprovechar los altos rendimientos".
La vía de los nuevos instrumentos con los plazos fijos conecta el riesgo del banco el del ahorrista. Mientras ruede la bicicleta financiera, la dolarización de carteras será menor.
En ese sentido, el Ieral de la Fundación Mediterránea destacó que el rojo de la cuenta corriente del balance cambiario bajó de 1.374 millones en el tercer trimestre de 2017 de dólares a 482 millones de dólares en la última medición.
"La salida de moneda extranjera por atesoramiento se redujo fuerte en los últimos meses, desde el pico de u$s 4.616 millones en mayo a u$s 1.979 millones en septiembre", describió Guadalupe González, de ese instituto de estudios.
El Ceso coincidió en subrayar la reducción de la demanda de dólares, pero teme que sea transitorio. Llamó la atención, en ese sentido, sobre otro aspecto que hace a la entrada y salida de divisas: el balance entre los préstamos y los pagos de deuda comenzó a ser deficitario en julio y agosto."Se registró una pérdida neta de u$s 896 millones por pago de deuda privada y de provincias", indicó.
La prolongación de la pax cambiaria y su impacto en la inflación y el nivel de actividad es todavía tema de cuidadoso debate. Los mediterráneos son más jugados. Piensan que octubre fue "un mes bisagra" y que podría ser el piso de crisis. Jorge Vasconcelos, el economista jefe de la fundación, subraya una serie de factores que apuntalan su visión: la estabilidad del dólar, la corrección del déficit externo, la caída de las importaciones y la recuperación de algunas exportaciones, como las que van a Brasil. También celebra la media sanción del presupuesto y el nuevo acuerdo con el FMI.
Pero admite que la percepción de "lo peor ya pasó" tardará en llegar por "los coletazos en el mercado de trabajo y en el cuadro financiero de las empresas", así como "la incertidumbre local e internacional" . En definitiva, el riesgo país "no bajó lo suficiente como para que la inversión privada ocupe el espacio" que deja la demanda.
El Ceso recordó que el propio proyecto de presupuesto 2019 prevé una caída del 10% en la inversión real y puso como ejemplo la brusca caída de las importaciones. Para Economía & Regiones, el combo de menos gasto público y aumento de impuestos, "no tendrá efecto en una mayor inversión que compense la caída del consumo".
"La sensación térmica en ventas, retornos y producción sería muy negativa en los próximos meses", advirtió. Y explicó que esas expectativas negativas nacen de una economía que en 2018 y 2019, con una caída anual promedio de 2,25%, será "mucho pero que la que hubo entre 2012 y 2017", que registra una leve suba anual promedio de 0,2%.
Para Economía & Regiones, la actividad bajará 3% en 2018 y dejará un efecto arrastre negativo para 2019 de 1,9%. En el escenario optimista, contempla una caída de 1,5% para el año próximo. "El oficialismo no podrá acceder al rebote del año electoral, Cambiemos dejará un escenario que no se experimenta en quince años: dos años consecutivos de caída", señaló el estudio.
A su juicio, la inflación agrava el problema, porque, en el actual contexto, "con menor consumo e inversión puede caer la demanda de pesos", agravando la presión cambiaria.
En definitiva, "al final del mandato de Macri, el PBI será menor al del 2015, mucho menor que en el 2011 y la inflación será récord", enfatizó.
Para 2020, tras el recambio presidencial, E&R teme un escenario con "alta probabilidad de contracción del PBI y elevada inflación".
"El escenario macro, micro, monetario financiero de 2020 sería complicado", señaló. Y advirtió que el problema de la deuda "estará al tope de la agenda".
"Para que la deuda sea pagable hará falta un ajuste de 3 puntos del PBI, también habrá que negociar con el FMI y ampliar el acuerdo stand by, por 30 mil millones de dólares adicionales", completó.