"Argentina es un país raro, pero es lo que hay". La frase corta y concisa del
economista Miguel Bein resume la serie de análisis que el propio Bein, Sergio Berensztein y Ricardo
Arriazu articularon durante la conferencia "Descifrando el futuro" organizada por el Banco
Industrial en la ciudad de Buenos Aires.
Los especialistas coincidieron en señalar que, en trazos gruesos, el mayor
problema del país no es ya la economía, que aguantó la crisis y promete rebote para el 2010, sino
la política. "Hay un marcado contraste entre las dificultades para armar proyectos y consensos
colectivos y la situación individual, que aparece como buena", dijo Berensztein. Y aunque todos
destacaron que el deterioro del oficialismo parece irreversible, nadie se animó a pronosticar un
triunfo opositor en las próximas presidenciales ni a postular a ningún candidato como claro
favorito para llevarse el premio gordo en 2011.
Bein, ex viceministro de Economía bajo la gestión de Fernando de la Rúa, repasó
los ítems que hicieron explotar al sistema financiero mundial. "La fuerte caída del consumo dejó
una gran sobrecapacidad instalada en algunos sectores clave como el automotriz, la metalurgia y las
finanzas. El ajuste se hizo por la caída de la inversión", dijo.
Para el economista, Brasil enfrentó semejante escenario con políticas lógicas
propias de un país desarrollado: tipo de cambio flotante, baja de la tasa de interés y de la
inflación y aumento del gasto público gracias a una política fiscal anticíclica y expansiva. En
Argentina, en cambio, los deberes los hizo el clima, ya que según Bein la mejor noticia económica
de los últimos seis meses fue la lluvia, que permitirá que la cosecha del año próximo trepe hasta
los 83 millones de toneladas. "Argentina se bancó la crisis mundial, la sequía y a su clase
política y aún así repitió el superávit comercial. El año que viene nos van a sobrar los dólares
gracias al yuyo", ironizó, ya que las previsiones dicen que la próxima campaña se exportará por
23.000 millones de dólares de soja, lo que cubrirá el 70 por ciento u 80 por ciento de las
importaciones y se traducirá en 14.000 millones de superávit.
En cambio, para Arriazu, experto en economía internacional, la cosa no está tan
clara, ya que estimó que en realidad Argentina sufre el pinchazo de los precios internacionales de
las materias primas y la contracción de los mercados de capitales. "Solamente por el conflicto con
el campo se perdieron 6.000 millones de dólares en las cosechas; tenemos problemas con la carne, la
leche, los autos y los agroquímicos; tenemos menos recursos, pero un nivel de gasto público cada
vez mayor, entonces la pregunta es cómo vamos a hacer para mantener este nivel de vida cuando somos
más pobres. Es el dilema de la sábana corta, hay que tomar conciencia de esta situación y hacer un
ajuste suave", argumentó.
Berensztein, politólogo y consultor de Poliarquía, subrayó el alto nivel de
contradicción que atraviesa la realidad local, donde la dirigencia duda y confronta en vez de
lanzarse de lleno hacia las renovadas oportunidades que el contexto internacional ofrece a los
países emergentes.
Otra paradoja es la que existe entre el grado de felicidad personal del que
dicen disfrutar los argentinos y su percepción sobre la marcha de la Nación. "El país se ubica en
el puesto 13 en el ranking mundial de felicidad, pero en los últimos 10 años sufrió un gran
deterioro en sus índices de gobernabilidad. Esto demuestra que nuestro problema es colectivo, no
individual".
Para eso hace falta, en la visión de Berensztein, reformular reglas de juego
claras que no espanten a los inversores ni a los ciudadanos. En su opinión, uno de los mayores
problemas de la realidad argentina es la desconfianza manifiesta y creciente hacia todo lo que
tenga que ver con lo colectivo o lo público, como la inseguridad y la mala calidad de la dirigencia
política.
El referente de la consultora Poliarquía mostró los últimos números que
cocinaron sobre el nivel de popularidad de los políticos vernáculos. Según sus estimaciones, la
presidenta Cristina Fernández apenas disfruta de un 20 por ciento de imagen positiva y tendrá que
remontar una desaprobación a su gestión que orilla el 70 por ciento. Sobre las especulaciones del
relanzamiento del kirchnerismo, un tema que sobrevoló toda su exposición, el especialista aseguró
que Néstor puede volver a tener un apoyo cercano al 30 por ciento aunque según su análisis será muy
difícil que consiga ocupar puestos ejecutivos sin el apoyo de al menos un sector importante de la
clase media. "Hay un agotamiento del ciclo expansivo K a pesar del rebote económico. Pero estamos
ante un plantel muy profesional que va a dar pelea hasta el final".
Aún así aseguró que la sensación es que el gobierno actúa como reflejo de sus
debilidades, y que el desgaste y la erosión son demasiado grandes como para pensar en un tercer
mandato K.
Berensztein destacó que todos los referentes de la oposición miden mejor que los
oficialistas, con Gabriela Michetti a la cabeza seguida de Ricardo Alfonsín. Julio Cobos, Mauricio
Macri, Carlos Reutemann y Francisco de Narváez también cotizan bien, sobre todo aquellos sin
responsabilidades de gobierno. "La tendencia de la sociedad parece llevar hacia un país que busca
una clase política más moderada y alejada de los extremos, una sociedad que intentará que sus
representantes políticos sean menos ideológicos y menos partidarios a imagen y semejanza de lo que
ya ocurre en Brasil, Uruguay y Chile", sentenció el politólogo.
En tanto, José Carlos de los Santos, vicepresidente del Banco Industrial,
aseguró que durante la última década se produjo un cambio sustancial en la mentalidad del
empresario pyme, siempre a la búsqueda de financiamiento pero hasta hace no mucho tiempo habituado
a administrar su empresa de manera informal. "A partir del año 2000 hubo un cambio en la óptica de
los pequeños y medianos empresarios, que se volvieron cada vez más profesionales. A partir del año
2003, después de la crisis, se produjo una vuelta al crédito por la gran liquidez que había en el
mercado. Al sistema financiero también empezó a interesarle el cliente Pyme", dijo de los
Santos.
El especialista desestimó de plano que pueda prosperar el proyecto de reforma de
la ley de entidades financieras y destacó la solidez del sistema bancario argentino, que soportó
sin sobresaltos un año complicado donde se sucedieron la crisis mundial, la gripe A, la sequía y
las elecciones legislativas. De todas formas, afirmó que todavía falta duplicar las carteras de
créditos para alcanzar el nivel de los años 90, cuando el financiamiento a los privados
representaba el 24 por ciento del PBI.