El economista y docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Sergio Arelovich, trazó un escenario sobre la economía que se viene para 2019 basado en un conjunto de variables que impactan en la micro y la macroeconomía.
El economista y docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Sergio Arelovich, trazó un escenario sobre la economía que se viene para 2019 basado en un conjunto de variables que impactan en la micro y la macroeconomía.
•SALARIOS: entre diciembre de 2015 y octubre de 2018 la pérdida acumulada de poder de compra de las y los asalariados llegó _en términos constantes_ al billón doscientos mil millones de pesos, fuente Sipa e Indec (ver @MatEconomia). Es el equivalente a casi 9% del Producto Bruto Interno de un año o 14% del consumo privado de un año. El impacto puertas adentro de cada hogar afectado alteró sensiblemente los patrones del consumo familiar y _por su magnitud y extensión_ permite explicar el comportamiento de la macroeconomía. La caída del consumo, la subutilización de la capacidad instalada de la industria, el aumento de la mora en la deuda de los hogares sea por préstamos personales como por el uso de tarjetas de crédito, el aumento del desempleo, la disminución de horas trabajadas, el crecimiento de los procedimientos preventivos de crisis, el cierre de comercios tienen explicación central -aunque no única- en la pérdida de dinamismo del mercado interno, aunque también explica en parte la caída de las importaciones. El consumo privado más el público explican el 72% del PBI. Sólo el consumo privado equivale a casi 60% del PBI, fuente Indec.
•APERTURA: la desregulación en materia de apertura comercial patrocinada desde el inicio del gobierno de Cambiemos, sumada al proceso de devaluación de la moneda, hizo crecer en pesos las importaciones, transformándose en un acelerador de la contracción de la actividad económica. En 2015 las importaciones explicaban el 11,8% del PBI. Ese guarismo subió al 13,5% en 2016, al 13,8% en 2017 y al 15,1% en el primer semestre de 2018, según Indec. No sólo la lluvia inversora apenas si pasó de garúa, sino que además el ingreso de divisas lo fue para colocaciones financieras de corto plazo. A ello se agrega que -dada la magnitud de la capacidad ociosa- toda inversión reproductiva se verá demorada mientras se sumen horas de trabajo utilizando el acervo dormido.
•INFLACIÓN: el más fácil de los problemas se transformó en el desvelo de todos los que pasaron por el ministerio de economía y el Banco Central. Tomando como fuente el IPC construido por la Caba, en 2015 los precios crecieron 26,9%, en 2016 en 41%, en 2017 en 26,1% y en 2018 terminará entre 48,3 y 49,6% aproximadamente. No sólo el diagnóstico fue falaz y simplificador sino que además un conjunto de acciones de gobierno actuaron de modo procíclico alimentando la caldera del aumento de los precios internos. Desde su política de tasas, a la provocada sobre acumulación relativa de capital derivada del alta capacidad ociosa instalada, pasando por los aumentos desproporcionados de precios locomotora como lo son los energéticos, las devaluaciones, la ausencia de regulaciones, la renuncia a la intervención en el complejo y multidimensional mercado cambiario, este combo de ingredientes no podía sino dar los resultados que hemos visto.╠
•DEUDA PÚBLICA: el cambio estructural de mayor peso que dejará el gobierno 2015-2019 será sin dudas el tamaño, tasas de interés, plazos y prórroga de jurisdicción de la deuda pública interna y externa. Lejos del diagnóstico y de la praxis, la toma de deuda no fue para atender el déficit fiscal sino en pequeña proporción. El balance cambiario que construye periódicamente el BCRA lo aclara con creces. La deuda permitió financiar la formación de activos externos (fuga), el giro de remesas de utilidades, turismo y el déficit de la balanza comercial. Quizá la terrible nota de color sea que quienes deberán pensar cómo hacer frente al vencimiento de la deuda que vencerá en 2117, el bono a 100 años, serán las hijas e hijos de padres y madres que aun no nacieron.