El discurso de la vicepresidenta Cristina Fernández en Chaco convirtió en debate abierto el choque de ideas dentro de la coalición oficialista. Sobre todo, en relación a la política económica. El economista Eduardo Crespo ofreció una mirada sobre esa discusión y sobre el contexto en el que se despliega. Inflación, control de precios, retenciones y la situación internacional, en el análisis de este reconocido especialista de Desarrollo Económico, master y doctor en Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
_ ¿Cómo estás viendo este debate a cielo abierto en el gobierno nacional respecto de la política económica?
_ No adhiero a la mayoría de los planteos que hizo la vicepresidenta y algunos economistas representantes de esa visión. Hasta donde pude ver, defienden cosas como tasas de interés bajas, una expansión del gasto público, un déficit fiscal financiado con emisión y cosas por el estilo. Me parece que en el actual contexto no darían buenos resultados. Yo en general estoy a favor de una política fiscal expansiva pero digamos que la Argentina no tiene moneda. Además proponen esta idea de que hay que controlar los monopolios porque son la causa de la inflación. Considero esto totalmente errado porque confunde varios niveles de análisis. En el peor de los casos, un monopolio u oligopolio puede poner un precio alto pero no explica la variación permanente de los precios. Este diagnóstico equivocado nos lleva a políticas equivocadas. Hay muchos que se toman en serio estas ideas, que son totalmente contraproducentes. Lo cual no quiere decir que adhiera todo lo que plantea Guzmán.
_ ¿Y qué explica a tu criterio esta inflación tan alta?
_Hay dos o tres cuestiones básicas. Una es que Argentina viene de un largo período de alta inflación, con elementos inerciales, con una economía bastante indexada. Sube un precio, eso genera un aumento de costos para otros sectores, que también suben los precios, los salarios tienen que reacomodarse y eso aumenta también los costos. Esto está presente en todo proceso inflacionario. En principio es muy difícil de frenar, aunque tendería a reducirse si no hubiera algún otro elemento que estuviera jugando. En este caso Argentina sí ha tenido devaluación. En un período largo el peso viene perdiendo, aunque por suerte no en los últimos meses. Y ahora se agrega lo que realmente le echa leña al fuego, que es una inflación mundial que a nosotros nos agarra muy mal parados. La inflación pasó del 2% al 8% anual en Estados Unidos. Hay países en América latina en los que los precios se aceleraron muchísimo. Acá hay una combinación de elementos. Los típicos que ya estaban operando en la Argentina, con un shock internacional que no parecería revertirse en el corto plazo. Y en ese contexto, creo que podríamos hacer alguna crítica, digamos, al otro lado de la grieta dentro del gobierno, porque no se han tomado medidas para revertir esta situación. Es claro que son medidas políticamente muy complicadas, como podría ser el aumento de retenciones, pero yo no veo tampoco un diagnóstico claro. Uno escucha al ministro Guzmán decir que hay que ganar confianza. No me parece que así solucione el problema. Por otro lado el Banco Central anunció una suba de tasas. Esa sí es una medida correcta. Pero esto de tratar de buscar en la inflación algún culpable todopoderoso es un diagnóstico erróneo. Vemos en todos los países del mundo concentración del capital, monopolios, empresas de gran porte. Y eso no necesariamente significa inflación.
_ ¿No hay stockeo o cobertura por las dudas? ¿Eso eso no tiene que ver el poder de las empresas?
_En la mayor parte de los precios de los alimentos, el precio local está conectado al, internacional más la cotización del dólar. Depende de dos variables básicas. El precio internacional subió mucho, el dólar en la Argentina subió. Y en ese contexto van a subir los precios. La especulación va a estar si, por ejemplo, se pone algún control de precios. Las góndolas se vacían. Acá hay una combinación de factores locales que ya estaban complicados, una inercia inflacionaria muy alta, una moneda que no funciona como reserva de valor, tasas de interés que hacen que cualquier excedente se dolarice y, a esto, se suma el shock de precios internacionales. No es fácil de solucionar pero menos lo será sin un diagnóstico más o menos consistente. Y no hemos llegado a ese punto. Básicamente, en este esquema serían las retenciones lo que lo que primero se podría echar a mano. Pero también tiene otras consecuencias. Me imagino que el gobierno teme y con razón, que esto genere una nueva crisis como la de la 125. Y si al gobierno lo agarra políticamente débil, puede tener efectos muy complicados. Por ahora parece que prefieren no asumir ese costo y asumir otros, porque realmente se les acelera la inflación. Argentina no puede tener tasas bajas como diagnostican del otro lado del gobierno digamos porque es una invitación a comprar dólares. Va a llevar mucho tiempo salir de un escenario de este tipo. Si la situación internacional se alivia, un poco va a ayudar.
_Guzmán hace mucho hincapié en el tema de la coordinación de expectativas
_Yo ahí discrepo. Las expectativas influyen pero dependen mucho de lo que realmente se observa. Si la inflación empieza a caer, quien tenía una expectativa de una gran suba de precio, la va a tener que empezar a corregir porque su competidor va a estar vendiendo más barato. La idea de que es todo una cuestión subjetiva es defendida por algunas corrientes internacionales que, me parece, Guzmán reproduce. Yo tengo otra idea de cómo funciona esto de las expectativas. Acá más bien hay elementos de inercia.
_Guzmán reivindicó su programa, que es el que surge del acuerdo con el FMI. ¿Cómo lo ves?
_El acuerdo con el fondo me parece que era necesario. No hay muchos casos de países que le dejen de pagar al Fondo. No me parece tampoco que sea definitivo. Seguramente ya lo se va a revisar sobre todo porque la situación internacional cambió dramáticamente. Imagino que en el gobierno tenían alguna expectativa de que con este acuerdo se iba a relajar un poco el frente externo, que se iban a poder acumular reservas y que tal vez en unos meses iba a haber algún contexto para un plan de estabilización. Con la guerra se rompe cualquier escenario. En este sentido me parece que el camino es correcto. Me parece que está faltando plantear alguna estrategia de cara a la sociedad sobre cómo se va a encarar el tema inflacionario. La economía recuperó bastante. El tema es ver cómo empezamos a desacoplar la inflación del tema de la situación internacional.
_ En la pandemia hubo políticas a nivel internacional mucho más expansivas del gasto. Ahora hay un nivel de inflación récord en el mundo. ¿Cómo sigue esto?
_En parte aquí depende mucho de que lo que haga Estados Unidos, que es el país que emite la moneda mundial. Está frente a un dilema complicado porque la situación amerita una suba de tasas de interés pero a su vez es un país donde hay muchísima gente endeudada muy al límite. De modo que seguramente va a tener un efecto recesivo importante, que pegará en casi todo Occidente. La pandemia rompió cadenas de suministros y eso genera un problema de oferta. Ahora se agrega el tema de la guerra. También había algunos indicios, principalmente en Estados Unidos, de un recalentamiento de la economía, un aumento de salarios. Había una especie de nominalidad de puja distributiva. En el caso norteamericano el dilema es complicado. Va a combinar seguramente inflación con recesión.
- También comienzan a llegar noticias sobre una desaceleración de la actividad en China. ¿El mundo está entre el altísima inflación y también una recesión?
_Sí, creo que estamos frente un escenario que no se veía desde la década del 70. Vamos a una situación de estancamiento, o incluso recesión, con aceleración inflacionaria. Esto no se veía desde los shocks de petróleo de los 70, cuando veníamos de un mundo con más puja distributiva, pleno empleo.
_El resultado de aquella crisis fue la ola neoconservadora. ¿Va por ahí esta vez?
_ En los 70 la situación empieza a revertirse cuando el presidente de la Reserva Federal sube la tasa desde el 3% a más del 20%. Eso fue un cimbronazo y generó una crisis de deuda en casi todo el mundo. Y esas condiciones fueron creadas por la inflación. Se terminó con la llamada era de oro del capitalismo y creó las condiciones del neoliberalismo. No sé si es el contexto actual porque venimos viviendo más bien un período neoliberal.