La presidenta Cristina Fernández de Kirchner reclamó la necesidad de una "regulación global" para evitar la especulación con los alimentos al hablar ante la 39º Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
"No podemos esperar a que algunos acumulen granos mientras otros se mueren de hambre, para intervenir", alertó la mandataria argentina, que también volvió a cuestionar los subsidios a la agricultura aplicados por países desarrollados.
Cristina recibió ayer en Roma una distinción de la sede de la FAO en reconocimiento a las políticas públicas del país por mantener durante 25 años los niveles de desnutrición en cifras "estadísticamente insignifcantes, por debajo del 5 por ciento".
"El reconocimiento es para la Argentina por el rol que hemos desarrollado en políticas públicas para combatir el hambre", explicó la mandataria en la sede de la FAO, donde pidió "una más justa distribución de la riqueza" como solución a los problemas de alimentación mundiales.
El premio fue entregado por el titular del organismo, el brasilero José Graziano da Silva, funcionario con el cual la presidenta mantuvo una reunión bilateral.
La presidenta consideró que "los subsidios y las barreras paraarancelarias son otros de los problemas, porque no permiten la libre competencia en materia alimentaria, y los alimentos se vuelven tema de especulación económica".
Mercado granario en la mira. "Es inconcebible que haya mercados a futuro en materia de granos y se especule", enfatizó la jefa del Estado, quien dijo hablar con "conocimiento de causa".
Según dijo, en la Argentina existe una "reserva del 60 por ciento de la soja a nivel global, y el Estado no puede intervenir ni obligar a nadie a vender nada".
"Debería en materia alimentaria haber regulaciones globales que todos los países signatarios de la Carta de San Francisco deban cumplir", puntualizó.
En comparación, dijo que "hoy en la ONU, a propuesta de la Argentina y del G-77 más China, se está debatiendo una regulación sobre la reestructuración de las deudas financieras, porque estamos viendo que la situación que hizo que la Argentina casi volara por los aires en 2001, hoy se extiende a otros países".
"¿Qué vamos a esperar, a que el mundo tenga problemas de granos, que algunos acumulen mientras otros se mueren de hambre, para intervenir en los mercados? No es para socializar nada. Una cosa es socializar y la otra es especular con el hambre", denunció.
La jefa del estado señaló que "las deudas (externas) de los pueblos y de los gobiernos terminan con el hambre de la gente", y pidió que desde espacios como la FAO se impulsen las regulaciones necesarias para impedirlo.
"Me avergüenza que haya mercados a futuro de granos, en la que se pregunten «¿vendo o no vendo?», porque se especula con algo que tiene que ver con la posibilidad de que la gente en el mundo pueda comer arroz y amasar su pan", enfatizó la presidenta.
También reclamó "hablar de seguridad alimentaria en serio, a través de normas, articulando la producción".
"No hay que ahogar al interés privado en la ganancia, nadie pide que los productores pierdan dinero, sino que la especulación debe tener regulación en el mundo", dijo. Insistió en la necesidad de finalizar con las barreras para-arancelarias y dijo que es necesario aumentar la productividad, pero para que haya mejor "distribución" de la riqueza y se termine con el hambre.
Cifras de pobreza. Por otra parte, la presidenta afirmó que el índice de pobreza en la Argentina está "por debajo del 5 por ciento" de la población y arrancó duras críticas desde la oposición. "Como ustedes pueden ver es una combinación de políticas muy fuertes, muy activas, que nos han permitido hoy tener un índice de pobreza por debajo del 5 por ciento y de indigencia del 1,27 por ciento, si mal no recuerdo, y convertirnos en uno de los países más igualitarios", dijo.