La reactivación económica no es acompañada en el Gran Rosario por un
mejoramiento en las condiciones de empleo. Por el contrario, el trabajo en negro alcanzaba al 39,5
por ciento de los asalariados al cabo del primer trimestre del año. Es el mismo nivel que ostentaba
en los primeros tres meses de 2009, en plena recesión, y dos puntos superior al porcentaje de
asalariados sin descuento jubilatorio que había a fines del año pasado.
Los resultados del informe de indicadores socioeconómicos profundiza los datos
de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), de los cuales se extrae también la tasa de
subocupación. En ese sentido, el mapa del empleo en negro está en línea con la información
suministrada en mayo, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) comunicó que en
Rosario la desocupación llegaba al 10,8 por ciento.
En aquel momento se observó que, pese a registrarse un buen ritmo de creación de
empleo en el primer trimestre del año, esta evolución apenas alcanzó para absorber la nueva oferta
de mano de obra. Pero, todavía más, la suba de la tasa de ocupación encriptaba un aumento
significativo, de más de tres puntos, en la subocupación demandante. Es decir, que trabajaron
contra su voluntad menos de 35 horas semanales.
La principal hipótesis es que la salida de la crisis repercutió en el mercado
laboral a partir del crecimiento del empleo de menor calidad, los puestos precarios, tercerizados
y, en gran medida, el autoempleo. La otra parte del análisis estimaba que un aumento de la
sobreocupación horaria (los que trabajan más de 35 horas semanales) confirmaría que las empresas
prefieren exprimir al máximo al plantel ocupado, antes que tomar nuevos trabajadores para atender
la mayor demanda.
Estos escenarios parecen corroborarse con los números difundidos de ayer. En
términos porcentuales, el trabajo en negro se ubica en el mismo nivel que en el mismo período de
2009 y dos puntos por encima de fin de ese mismo año. En términos absolutos, las cifras cantan que
entre enero y marzo del año pasado había 159.339 asalariados sin descuento jubilatorio. En el mismo
período de este año, la cantidad es de 157.920. Es decir, 1.419 empleados menos en negro.
Pero esto no quiere decir que mejoró la calidad del empleo en ese período. En
realidad, está en consonancia con una reducción de la cantidad de trabajadores en relación de
dependencia, que pasó en la región de 403.390 a 399.799, es decir 3.591 menos.
En aquel momento, sobre 535 mil ocupados, el 75,4 por ciento eran asalariados y
el 24,6 por ciento patrones o cuentapropistas. En el primer trimestre de 2010, sobre 541 mil
empleados, 73,9 por ciento estaban en relación de dependencia y 26,1 por ciento eran patrones o
cuentapropistas. Se consolidaría la hipótesis de que el aumento de los puestos de trabajo se
registra, en gran medida, en el sector del autoempleo.
El aumento de la tasa de sobreocupación horaria, que pasó del 28,4 por ciento al
30 por ciento en un año, apoya la segunda parte de esta lectura. Frente a un aumento de la
actividad, las empresas prefieren aumentar las horas trabajadas del personal que ya cuentan en
planta, en lugar de contratar nuevo personal.
Estos números contradicen la "psicosis" que según la Unión Industrial Argentina
(UIA) se había generado por las paritarias. La verdad es que el sector alcanzado por esos acuerdos
dista de ser la totalidad. En el Gran Rosario, al menos, casi el 40 por ciento no participa de
negociación laboral colectiva ninguna.