El Ministerio de Trabajo de la Nación dictó ayer la conciliación obligatoria por 15 días hábiles en el conflicto por los despidos en las plantas de la multinacional Cargill de Villa Gobernador Gálvez, Punta Alvear y Bahía Blanca. La empresa acató ayer la medida y permitió el ingreso de los trabajadores en el último turno.
La actitud de la empresa frente a la decisión de las autoridades nacionales, un ámbito que la propia compañía había pedido como instancia de mediación, fue totalmente opuesta a la que tomó anteayer cuando el Ministerio de Trabajo de Santa Fe tomó la misma decisión y Cargill la desoyó, impidiendo la entrada a los despedidos de una lista de 45 trabajadores que días atrás no habían adherido al ofrecimiento de retiro voluntario.
Aunque los términos de la conciliación vencen dentro de quince días, las partes volverán a reunirse el próximo 7 de febrero a las 14 en una audiencia convocada por la cartera que conduce Jorge Triaca.
"La empresa se comprometió a acatar la conciliación obligatoria, ahora esperemos que cumpla", dijo el secretario general de la Federación Argentina de Aceiteros, Adrián Dávalos, poco después de salir de la audiencia en Buenos Aires. A las pocas horas, los delegados gremiales de las plantas santafesinas confirmaron que la empresa efectivamente permitió el ingreso de los trabajadores para desempeñar sus tareas habituales en el turno de las 18.
Marco Pozzi, delegado de los empleados santafesinos observó:
"Por primera vez, desde que arrancó el conflicto, tuvimos a la empresa sentada en frente y expuso, muy floja de papeles, que la gente que quería echar tenía muchos problemas. Todos argumento para echar gente se vuelve muy débil, siendo que se trata de la multinacional que más produce".
"Desde el Sindicato tenemos muy bien fundamentado por qué no deben echar a las personas y así se lo expusimos a Mercedes Gadea", jefa de Relaciones Laborales del Ministerio de Trabajo de la Nación, quien encabezó la audiencia.
Tras escuchar la extensa exposición del gremio, la funcionaria quedó a solas con los referentes de Cargill. Luego volvió a reunir a las partes para comunicarles su orden de conciliación obligatoria, comprometiendo a la empresa a dejar ingresar a todos los empleados y sin ignorar la repercusión nacional que ha tenido el caso.
"Ni bien había empezado la audiencia, los representantes de la patronal estaban convencidos de que no iban a dejar entrar ningún despedido. Sin embargo lo logramos y esto abre una puerta a que les ganemos este conflicto", confió Pozzi.