La llegada de Amado Boudou al Ministerio de Economía de la Nación despertó la
ilusión de que el gobierno finalmente tomó cuenta de las señales inequívocas que le dieron las
urnas y encaró un proceso tendiente a saldar las cuestiones de fondo para el crecimiento económico
o, tal vez, el tan mentado retoque del modelo que venían demandando tanto hijos como
entenados.
Uno de los temas que figuraba al tope de la agenda del flamante ministro era la regularización
del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), organismo que desde hace más de dos años
está siendo fuertemente cuestionado por el manejo de un indicador clave como es el Indice de
Precios al Consumidor (IPC), que sirve para medir la inflación en la Argentina. A ese coro se
sumaron no sólo economistas, sus propios trabajadores, sino además los propios argentinos, que no
encuentran en las góndolas los números que porfiadamente refleja mes a mes el organismo.
Aunque el gobierno a través de Boudou tomó la posta y la semana que pasó el ministro realizó su
primer anuncio político tomando como sujeto al Indec, todavía persisten las dudas si las
modificaciones podrán despejar los nubarrones que pesan sobre la credibilidad del organismo,
especialmente teniendo en cuenta que conservan sus funciones hombres ligados al virtual interventor
del área, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
La pendiente de la confianza en torno al Indec comenzó en enero de 2007 con lo que los
economistas críticos consideran "la destrucción" del IPC luego del desplazamiento —promovido
Moreno— de los estadísticos del Indec que llevaban adelante esta medición. Desde ese momento
se encendieron las luces de alerta en la comunidad académica —y también de la población en
general— que observó con preocupación cómo se dibujaban las cifras para simular un escenario
sin fisuras en materia inflacionaria.
La llegada de la crisis internacional agravó estas irregularidades en las estadísticas
nacionales, que comenzaron a expresarse en otros índices, como aquellos que miden la actividad
económica o la evolución de la industria. Así, mientras muchos sectores daban cuenta de fuertes
caídas por efecto de las turbulencias, los índices devolvían al espejo otra realidad.
El decreto de Cristina
Tras la promulgación del decreto 927/09 —que determina que el Indec pasará a ser
controlado directamente por el ministro de Economía —antes estaba en manos de la Secretaría
de Política Económica— y que se crearán dos consejos: uno académico con representantes de
tres universidades que asesoraran al organismo; y otro de usuarios, dedicado a monitorear las
estadísticas que deberá conformarse con representantes de la industria, el agro, el comercio e
institutos de investigación y entidades de consumidores, se abre la posibilidad de que llegue la
tan deseada reestructuración del organismo. Pero, ¿será el fin de las controversias desatadas,
especialmente a partir de enero de 2007? ¿se alcanzará el fortalecimiento institucional del Indec?
¿se podrán lograr esos objetivos con las medidas adoptadas?
El poder de la información
Hugo Ambrosi, doctor en estadística, consideró que para responder a esos interrogantes es
necesario establecer una clara definición del rol de la información estadística en una república
moderna y democrática. "La información es poder, es decir que la información otorga un poder
clarísimo que permite a algunos al tener acceso a cierta información, ocupar un lugar de
preferencia en la sociedad respecto de aquellos que no acceden o que no logran acceder a esta misma
información". En consecuencia, consideró que "las estadísticas públicas contribuyen a la libre
disponibilidad de información en forma equitativa, neutralizando las ventajas que el poder político
o económico otorga a algunos para privilegiarse con un acceso ventajoso a la información", explicó
el autor del libro "La verdad de las estadísticas", al tiempo que agregó que "si la información es
tan primordial en una República mal se la puede reducir a un problema meramente técnico, por
importante que sea el saber técnico en ese campo".
El especialista advierte que el decreto 927 resulta limitado justamente por el reduccionismo
técnico. "El problema que aqueja hoy al Indec, y por carácter transitivo a todo el sistema
estadístico oficial, es la pérdida de credibilidad en sus procedimientos y resultados", dijo.
Por otra parte, "la confianza perdida es un daño enorme que se ha inferido a una institución
fundamental de una sociedad moderna y su reparación se debe apoyar en el plano de las creencias,
que exceden una mera formulación teórica", apuntó Ambrosi, quien el año pasado participó de las
reuniones realizadas en el Congreso de la Nación para explicar la crítica situación del Indec a los
legisladores.
En cuanto a la designación de Norberto Itzcovich —un hombre vinculado a Moreno— como
director técnico del Indec apuntó: "Es un explícito elogio a la endogamia burocrática, bajo el
argumento de las correcciones desde adentro".
En tanto, el estadístico Alfredo Coniglio, ex titular del Instituto Provincial de Estadística y
Censos (Ipec), si bien consideró que se trata de una buena señal que se recurra a profesionales de
la estadística para normalizar el Indec, destacó que el organismo "no debe depender del Ministerio
de Economía" sino que "debe ser un organismo autónomo y apoyar con información y análisis
estadístico a todos los organismos nacionales".
Organismo independiente
"Debe dejar de ser un organismo centralizado, debe ser un organismo federal que permita
planificar sus tareas y análisis a nivel país, asesorando a los estados provinciales mediante sus
direcciones de estadísticas. El director del Indec debe ser un profesional estadístico y tener un
cuerpo asesor de profesionales estadísticos en lo que concierne a metodologías y otro cuerpo asesor
formado por directores provinciales de estadística que deben ser elegidos por los directores
provinciales como sus representantes", precisó.
En el mismo sentido se manifestó el ex director de Estadística Económica del
Indec, Víctor Beker. Sostuvo que "es una muy mala señal" que el organismo que mide la inflación
pase a depender del Ministerio de Economía, porque remarcó que "si hay alguien interesado en
manipular las cifras" es el jefe del Palacio de Hacienda.
No obstante, subrayó que "lo rescatable del anuncio es que el gobierno reconoce
que el Indec es un problema", porque puntualizó que "hasta ahora, con una conducta autista, lo
venía negando".
Coniglio también consideró que los indicadores que se llevan en el Indec tanto
económicos como sociales, educativos, comerciales o de salud deben ser referidos a nivel
provincial. "Argentina es un país con ciertas asimetrías en sus distintas regiones y merece tener
indicadores que muestren las necesidades provinciales, no como los que actualmente se publican por
regiones. Por lo tanto considero que se deben fortalecer las direcciones provinciales de
estadísticas", indicó.
Ante la pregunta ¿cómo se puede volver a creer en las estadísticas en Argentina
hoy? Ambrosi respondió: "Una vía de recuperación de la confianza es rehacer las condiciones de las
normas a las que se sujetan las actividades estadísticas, de manera que incluyan las garantías y
controles que permitan confiar en los resultados producidos. Una nueva ley de estadística debe
señalar la refundación del sistema destruido".
Se manifestó en ese sentido porque "la regulación del ejercicio profesional
incorpora la responsabilidad ética, al saber técnico exigible y pone límites a las conductas,
tipificando tanto el ejercicio ilegal como la mala práctica". Esto permitiría, tal vez, impedir
ciertas manipulaciones en los números.
Asimismo, subrayó que el otro gran tema que debe asumirse pasa por la escuela,
el aprendizaje estadístico debe ser de suma prioridad en la enseñanza. Además, los usuarios debe
ocupar un lugar central en el sistema.
Finalmente precisó: "Ojalá se comprenda por quienes hoy tienen responsabilidades en los poderes
del Estado, que este no es un problema menor ni su corrección puede ser sólo cosmética. De lo que
se haga dependerán los años futuros, que pueden ser testigos del surgimiento de un país capaz de
reconocerse en sus datos y ser más libre".