Buenos Aires.- En el horizonte se cierne la amenaza de un cese de comercialización agropecuaria, lanzado por el presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, molesto porque la Presidenta acusó a los ruralistas de retener la cosecha.
Más allá de esta posibilidad de protesta, el mercado sigue con la novedad de que el precio del trigo le gana a la soja, por primera vez en la historia. La oleaginosa anduvo por los 1.710 pesos para el disponible mientras que el cereal, absolutamente escaso, tocó los 1.900 pesos la tonelada en Rosario.
En este contexto, el titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, consideró que la inflación convierte en un “acto suicida vender de golpe toda la cosecha”.
Sin embargo la industria también juega a bajar el precio ya que el último viernes desechó las propuestas de varios lotes de soja para reducir el valor y lo logró.
Las críticas presidenciales se centraron en el hecho de que no se vende la cosecha, mientras los productores pequeños y medianos trajinan con los distintos requerimientos burocráticos de los organismos públicos, venden para pagar los gastos de la campaña y ven si invertirán en los granos finos de invierno.
“Si la Presidenta se refiere a si vendemos o no vendemos, éste es un acto de responsabilidad del productor en un contexto de un 30 por ciento de inflación”, aseguró Etchevehere bastante crispado.
Además sostuvo que “se va a ir vendiendo la cosecha a medida que se necesiten los insumos. Vender todo de golpe sería un acto suicida porque el valor de la cosecha se devaluaría en un 30 por ciento”.
Para el titular de la SRA, el productor “tiene la responsabilidad de pagar los costos de la cosecha que está levantando, tener capital de trabajo para encarar la próxima siembra y vivir”.
Tanto Etchevehere como Buzzi dijeron que el campo pagó casi 70 mil millones de dólares por retenciones en los últimos diez años, período en el que dejaron de existir como tales 60 mil productores.
Sin embargo, Nadín Argañaraz, presidente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) sacó cálculos que no dejan de llamar la atención: “Las importaciones de energía ya equivalen al 45 por ciento de los dólares de la cosecha”.
Su estudio indicó entre los años 2003 y 2006 la energía aportó dólares equivalentes al 50 por ciento de los dólares de la cosecha.
Desde 2011 el indicador se hace negativo, “pudiendo llegar este año a 32 por ciento abajo”.
Esto significa que el déficit comercial energético podría insumir este año casi la tercera parte de los dólares que se generen por la liquidación de la cosecha de los cereales y oleaginosas.
Para el economista, un factor clave generador de dólares comerciales es la exportación de cereales y oleaginosas y por lo tanto si se frena esta actividad, hay problemas en las arcas del Estado.
El aporte máximo del sector agrícola se hizo en 2011, con 25.000 millones de dólares. Este año 2013, la buena cosecha permitiría superar ese valor, “llegando aproximadamente a 29.000 millones de dólares”.
Del análisis descriptivo de la serie temporal 2003-2013 realizada por el IARAF surge que hasta el año 2010 inclusive, tanto el sector energético como el agrícola aportaban dólares a la economía argentina.
El cambio se da en el año 2011, cuando el sector energía comienza a ser demandante neto de dólares, es decir deficitario. (Especial de NA, por Matilde Fierro)