La Organización de Naciones Unidas (ONU) tratará el 9 de septiembre próximo un proyecto elaborado por el G-77 más China, a pedido de la Argentina, para regular las reestructuraciones de deuda y frenar el avance de los fondos buitre.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) tratará el 9 de septiembre próximo un proyecto elaborado por el G-77 más China, a pedido de la Argentina, para regular las reestructuraciones de deuda y frenar el avance de los fondos buitre.
Así lo informó ayer el canciller Héctor Timerman en una conferencia de prensa en Casa de Gobierno que ofreció junto al ministro de Economía, Axel Kicillof, donde precisó que se presentará ante la ONU la iniciativa para la redacción de la “Convención multilateral para establecer un marco jurídico regulador de los procesos de reestructuración de las deudas soberanas”.
La concreción de una “convención para resolver en forma justa, equitativa y no bajo amenazas de un sistema que pueda establecer un juez o un país, sino en base a lo que resuelvan todos los estados miembros de las Naciones Unidas” los procesos de reestructuración de deuda soberana, agregó.
Timerman detalló que existen 75 billones de dólares en deuda global, por lo que el proyecto que se presentará a la comunidad internacional, ayudará a que muchos países no tengan el mismo problema que enfrenta en la actualidad Argentina.
En definitiva, se trata de una estrategia del gobierno argentino para sumar más presión internacional tras haber demandado a los Estados Unidos en la Corte de La Haya por considerar que el accionar de su Poder Judicial, tras el último fallo del juez Thomas Griesa, es “violatorio de la soberanía” argentina.
Timerman recordó además que el G-77 más China es un foro que agrupa a más de 130 países y destacó que si es aprobada en la ONU “en menos de un año, la Argentina le habrá dado al mundo una forma de resolver de forma justa y equitativa, en base a lo que resuelvan todos los Estados, las reestructuraciones de deudas soberanas”.
De todos modos, cualquier convención que apruebe la ONU debe ser ratificada por cada país, por lo que se estima probable que los Estados Unidos evite hacerlo, como ya lo ha hecho con otras convenciones.
Al respecto, Timerman consideró que “si los Estados Unidos no acepta la convención que eventualmente apruebe la ONU, creará un serio daño a su credibilidad como sede financiera”, por lo que alentó a esa nación y a “los países de Europa” a que se sumen a la iniciativa.
Y recordó que si bien desde 2003 la ONU viene solicitando un marco regulatorio de estas características no se pudo avanzar “por las trabas que imponen otras naciones”, pero advirtió que en esta oportunidad, a partir del caso argentino, la situación cambió y más de “130 países han solicitado la necesidad de resolver los vacíos legales que existen”.
Por su parte, Kicillof, destacó que si Naciones Unidas aprueba este proyecto sobre reestructuraciones de deuda “esto tomará características históricas”, y adelantó que la Argentina pedirá que esa iniciativa sea aplicada en forma “retroactiva” al caso que el país enfrenta con los fondos buitre.
“No queremos ser un ejemplo de estudio. Queremos que esta Convención se aplique al juez Thomas Griesa. Necesitamos medidas contra el juez”, afirmó Kicillof, en la conferencia en Casa de Gobierno.
Según explicó el ministro, la iniciativa, impulsada por la Argentina y presentada por el G-77 más China, prevé que si las dos terceras partes de los acreedores aceptan el canje, el resto deben sumarse a esa decisión.
“Tiene que desaparecer de la faz de la tierra el accionar de los fondos buitre que son parásitos del sistema financiero internacional a los que hay que erradicar”, enfatizó.
En ese sentido, Kicillof se quejó de que “el sistema judicial de Estados Unidos puso a la Argentina en una complicación inesperada” y afirmó que “un juez y tres millonarios están complicando las finanzas internacionales”.