El economista Ricardo Arriazu dejó traslucir que la Argentina sufrirá de alguna forma el impacto de este nuevo capítulo de crisis internacional. Si bien sostuvo que la posibilidad de que se repita una crisis como la de 2001-2002 está lejos, advirtió que puede haber “situaciones como la del 2009 o peor”.
El titular del estudio Ricardo H. Arriazu y Asociados llegó a Rosario para participar del ciclo de análisis económico, social y político de la delegación local del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (Iaef) y antes de su charla sobre “Crisis internacional y la economía argentina post elecciones” que se realizó en el hotel Plaza Real habló con La Capital.
—¿Cómo queda posicionada la economía argentina en este contexto de turbulencias globales?
—Argentina lo único que hace es amplificar los ciclos internacionales. Cuando en el mundo hay una gran situación en donde crecen los precios de las materias primas y hay créditos baratos nosotros tenemos un gran auge, cuando en el mundo se cae la actividad económica, caen los precios de las materias primas, nosotros somos más pobres. La gran diferencia es que históricamente nosotros nos endeudamos en los ciclos buenos y después no pudimos pagar en los ciclos malos, y esta vez es no nos endeudamos. No sabemos si es porque no quisimos o porque no nos prestaron. Pero estamos viviendo el mayor ciclo positivo de precios internacionales, en términos de intercambio, desde principios del siglo XX.
—¿Se podría decir que la estabilidad local seguirá teniendo continuidad?
—Por la continuidad sí, pero cuando uno comienza a ver todos los elementos, se ven que es una combinación de factores inéditos, muchos de los cuales no son permanentes. Los precios de los alimentos están determinados por cuatro variables. Primero la típica oferta y demanda, todo el mundo dice que es porque India y China comen pero cuando uno mira el crecimiento de la demanda mundial es decreciente así que ese no es el factor, sí hubo problemas climáticos excepcionales que bajaron la oferta como los problemas en Estados Unidos este año, a principio de 2011 en Europa, antes en Australia. En ese caso la pregunta es ¿es el comienzo de un cambio climático mundial o es puramente un ciclo? No lo sabemos. Lo segundo tiene que ver con que se usan 170 millones de toneladas de granos en la producción de bioenergía, todo subsidiado y eso por el aumento del precio del petróleo y los líos en Medio Oriente. Es eso permanente, o no. Lo tercero tiene que ver con la devaluación del dólar, si se devalúa los precios suben en términos de dólar. Se seguirá devaluando el dólar en el mundo, o no. Lo cuarto es especulación financiera.
—¿Cómo cerrará la economía argentina este año y cuáles son sus proyecciones para 2012?
—Para mirar Argentina hay que ver las fortalezas y las debilidades. La principal fortaleza es la que acabamos de decir y el hecho de que el país no se gastó todo el dinero, eso se ve en la cuenta corriente de la balanza de pagos. El país no está viviendo más allá de sus medios. Hay sectores que están viviendo más allá de sus medios y otros sectores que sacan capitales. Esto es una fortaleza y una debilidad, vamos a pasar algunos ciclos pero no se va a repetir la crisis de 2001-2002. Pero podemos tener situaciones como la del 2009.
—¿Qué sectores pueden verse más complicados?
—En teoría, el precio de las materias primas afecta la construcción y el transporte, pero también afecta a los ingresos fiscales. Pero además puede afectar a Brasil y para nosotros eso es la industria automotriz. En Brasil están frenando la economía, para no tener inflación, y por eso automáticamente demandan menos productos, y apreció mucho su moneda por el ingreso de capitales, y si la crisis mundial revierte los capitales va aprovechar para dejar deslizar su moneda y eso nos puede afectar en la competitividad.
—En el país uno de los temas que más preocupa es la continúa suba de la inflación
—Son dos modelos distintos. Cuando se hace crecer el gasto por encima de la productividad, ese aumento se distribuye en aumento de actividad, inflación y deterioro del sector externo y cuando se agota la capacidad productiva todo se va a sector externo y a la inflación. Eso es lo que Brasil frena y Argentina cree que no lo tiene que frenar.
—¿Hay que ponerle un coto al alza de precios?
—No se puede hacer crecer el gasto al 35% nominal por año, eso lo dicen las cifras oficiales. Tarde o temprano hay que ajustarlo.