"Argentina tiene un montón de problemas que no se corrigen con el ajuste cambiario", dijo en forma contundente el especialista en comercio internacional, Marcelo Elizondo, entre los que destacó la "baja apertura" de la economía, pero no entendida en término de regulaciones sino de resultados, aquellos que ubican al país en los niveles de importaciones y exportaciones más bajos en relación al PBI respecto de sus vecinos latinoamericanos y el resto del mundo. Por eso, para corregir esta matriz sin que resulte traumático para los sectores productivos se mostró convencido de que "primero hay que resolver los desequilibrios domésticos" de la economía local como la inflación, la complejidad tributaria y la elevada tasa de interés.
Invitado por la Cámara de Importadores de la República Argentina (Cira), entidad que organizó en Rosario una conferencia para analizar el contexto actual del país con empresas del sector e integrantes del Centro de Despachantes de Aduana, Elizondo también desmitificó las ventajas que podría aportarle a los países más chicos la disputa comercial de dos gigantes como Estados Unidos y China. "La guerra comercial no le conviene a nadie, tampoco a la Argentina. Genera mucha volatilidad en las cotizaciones internacionales, afecta las cotizaciones de las monedas, las tasas de interés, genera inestabilidad, fricción y desinstitucionalización en la economía mundial", reflexionó el especialista quien sí se mostró partidario de que la Argentina observe mucho más los acuerdos de libre comercio que se están firmando en el mundo. Por caso, citó el que sellaron Japón y la Unión Europea "que es el más grande en la historia por el PBI involucrado, casi un tercio del Producto mundial", dijo.
Pero también, otros como el de India con Corea, el de 50 países africanos que crearon una región de libre comercio en ese continente, el nuevo Nafta que se firmó en Buenos Aires durante el G-20 entre EEUU, México y Canadá. "No todo es la guerra comercial. También hay muchos movimientos que continúan con la apertura de mercados y con la generación de mayores espacios para el comercio sea más fluido", dijo.
De todos modos, Elizondo reconoció que la devaluación de este año en la Argentina permitió realizar un ajuste cambiario que "suprimió un problema que tenía el país que era el atraso cambiario, que elevaba los costos de producción en moneda internacional". Eso logró, según dijo, "ponernos en un nivel de tipo de cambio real bastante parecido al promedio histórico argentino".
Pero "en Argentina hay un montón de problemas que no se corrigen con el ajuste cambiario, y un ejemplo son los factores que el Foro Económico Mundial utiliza para calificar la competitividad del país, que está en el lugar 92 del mundo, y que dice que los principales problemas del país son: la inflación, la presión y la complejidad tributaria, la deficiente burocracia pública, la inestabilidad en las políticas, la compleja legislación laboral", detalló.
"La economía argentina sigue siendo muy cerrada y esto afecta la competitividad", agregó Elizondo pero aclaró que no se trata de derribar regulaciones y abrir el mercado, sino de resultados concretos en términos del intercambio comercial. "Las importaciones y las exportaciones en relación al PBI siguen estando en niveles de 15 o 16%, son muy bajos en relación a los niveles de Latinoamérica, que está en el 23% o del mundo que es 29 o 30%", dijo, aunque reconoció que el gobierno de Cambiemos "hizo un montón de modificaciones", pero "los resultados todavía no han sido tan contundentes como para corregir esa cerrazón".
Según detalló el especialista, "la economía argentina y la brasileña siguen siendo las de menor participación del comercio internacional en el PBI de toda la región" y a su juicio, "Argentina debería abrirse, lo que implica exportar más pero también importar más. Es un ida y vuelta. No se puede exportar si no se importa", agregó.
También detalló que el 80% de lo que importa hoy el país son bienes que se utilizan para la producción como máquinas, insumos, piezas y partes, energía. "Nosotros tenemos este año exportaciones que equivalen al 0,32% de todas las mundiales. Hace 50 años explicábamos el 0,80%", precisó.
Respecto de los vecinos, la situación no es mejor. "Argentina exporta el 16 o 17% de lo que produce y Latinoamérica el 22 o 23%. Claramente tenemos niveles de participación externa menores", dijo.
Por eso, consideró que hay que "abrirse más, generar mayor inversión internacional", pero para evitar perjudicar a muchos sectores productivos del país "es muy difícil hacerlo si no se corrigen primero los desequilibrios domésticos de la economía", aclaró. Entre ellos enumeró "el problema fiscal, que no es solamente déficit sino alto gasto público que afecta al sector privado, en su competitividad", pero además, "si no se baja la inflación, la tasa de interés, no se garantiza previsibilidad cambiaria, si no se ordenan las condiciones macroeconómicas, es muy difícil abrirse", detalló el especialista y puntualizó: "Creo que hay que abrirse más, pero del mismo modo, hay que ordenar la macro".
En este escenario tan volátil y frente a las declaraciones del electo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro desalentando el Mercosur, Elizondo consideró que, "aparentemente el nuevo gobierno brasileño intentará una flexibilización"para permitir a sus miembros generar acuerdos bilaterales. Si eso ocurre, "nosotros deberíamos reforzar nuestra alianza con Brasil, que es una de las 10 principales economías del mundo y conviene que seamos socios, aún cuando no mantengamos la unión aduanera y el arancel común", dijo. Pero también, señaló que es probable que la complementariedad de Brasil para buscar socios en el mundo "sea distinta a la nuestra" y frente a eso, "Argentina tendrá que buscar su propia política de acercamiento con mercados complementarios", agregó.
En materia de regulaciones al comercio exterior, Elizondo señaló que en Argentina, en los últimos tres años "hubo muchos cambios a favor: no tenemos cepo, no tenemos ROE, ni tipo de cambio variable según quien sea el sujeto, se creó la ventanilla única, el exporta simple. Estamos mejor", dijo.
Sin embargo, "hay poco avance en cuestiones sustanciales, como normas administrativas burocráticas aún pendientes y mucha variabilidad. Se bajaron las retenciones, se volvieron a poner. Hay cierta inconstancia que para mí es muy peligrosa, porque además de corregir el sistema regulatorio hay que dar certezas, generar expectativas. El tema de las retenciones y los reembolsos muestran que se prevalece lo urgente sobre lo importante".