"No sé qué hay que hacer para capear la crisis, pero si sé lo que no hay que
hacer. Es momento de cuidar a las personas y hasta de reclutar talentos. La caída va a pasar y los
que recorten por desesperación pagarán un precio muy alto". La opinión pertenece a Alberto Levy,
especialista en management y gestión empresarial.
En un escenario muy complejo, en el que nadie tiene experiencia previa donde apoyarse, Levy
reivindicó un regreso "al mundo real", donde la economía funcione sobre el concepto de empresa más
que sobre el de negocio. En el plano interno, criticó el alto nivel de conflicto y desestimó la
teoría del caos en caso de una derrota oficialista en las legislativas que vienen.
El nivel de caos global que inunda los escritorios de funcionarios y ejecutivos de todo el mundo
es de proporciones inéditas. A la incertidumbre sobre lo que va a pasar se suma la inexistencia de
un manual de uso previo, lo que coloca a los procesos de toma de decisiones en terrenos
movedizos.
A pesar del desconcierto general, para Levy —director de la división Consultoría en
Innovation & Groth de Deloitte para Latinoamérica— existen dos conductas a evitar por las
empresas en momentos como el actual. "Hay dos tendencias igualmente peligrosas en las que no hay
que caer: intentar bajar los costos desesperadamente, y querer aumentar las ventas cueste lo que
cueste", dijo.
El recorte indiscriminado, sobre todo de personal, es un error sin retorno ya que los cuadros
que emigran nunca se recuperan: "Es hora de proteger a la gente, de guardar los talentos ya
formados, y hasta de reclutar capital humano. De por sí, estamos en una época de alta movilidad
laboral y de poca fidelidad a la camiseta por parte de los jóvenes. No hay que dejarse tentar por
la receta fácil de la baja de costos".
La otra cara de la desesperación por no perder beneficios tiene que ver con los intentos de
aumentar las ventas para paliar la caída de los niveles de consumo. "Esto también puede ser algo
muy peligroso porque en el camino puede quedar abandonado el prestigio de una marca, el exceso de
promoción puede arruinar una larga trayectoria", dijo. Levy, quien fue el primer disertante del
ciclo de seminarios 2009 organizado por Gestión Magenta SA, resumió su fórmula para no derrapar,
como la necesidad de "cuidar las dos M: la mística y la marca".
Aunque nadie sabe a ciencia cierta en qué momento la avalancha de quiebras se volvió imparable
ni las causas exactas que llevaron al desmorone, para Levy la pérdida del sentido de "lo real" a
manos de "lo virtual", tanto en el orden económico como en el social, ayudaron a perder la
perspectiva. "Caímos en un exceso de virtualidad que inundó tanto el circuito económico como las
relaciones entre las personas. Hoy hace falta trabajar en red, pero no sólo por Internet, sino
volver a tratar con las personas, que es la manera más segura de conseguir un
’nosotros’ poderoso", señaló.
Para eso, se trata de construir "comunidades de práctica" donde puedan converger las energías de
lo público, lo privado, lo social y lo ambiental. "Hubo una transformación de las ideologías y ya
no se habla ni de derecha ni de izquierda. Hoy es arriba o abajo, y para eso debemos ser capaces de
crear valor sostenible a partir de esos ejes".
"Una de las soluciones a la crisis pasa por volver al capitalismo real, que funcione con un
circuito real y con competencia real", dijo Levy, para quien el fracaso de la economía de mercado
tal como se la ve hoy no es fruto de un exceso de capitalismo, sino por el fuerte intervencionismo
de algunos gobiernos sobre las operaciones financieras.