Los líderes en el Congreso de EEUU y la Casa Blanca llegaron a un acuerdo anoche en torno a un plan multimillonario de rescate del sector financiero, después de que los legisladores insistieron en compartir el control de gastos con el gobierno.
Los líderes en el Congreso de EEUU y la Casa Blanca llegaron a un acuerdo anoche en torno a un plan multimillonario de rescate del sector financiero, después de que los legisladores insistieron en compartir el control de gastos con el gobierno.
El mayor rescate económico en la historia de EEUU obtuvo el apoyo tentativo de los dos candidatos presidenciales y pasará a la Cámara de Representantes, donde hoy será sometido a votación.
El plan, que durante días se vio sumido en una confusión en medio de la recta final de las elecciones presidenciales, le daría al gobierno amplios poderes para utilizar el dinero de los contribuyentes con el fin de adquirir miles de millones de dólares en activos vinculados con hipotecas, los cuales se encuentran en poder de firmas financieras carentes de dinero en efectivo.
El presidente George W. Bush dijo que los legisladores habían enfrentado una votación difícil, pero dijo tener confianza en que el Congreso aprobará el plan.
El Congreso hizo uso de su fuerza política e insistió en que hubiera una mayor supervisión en el control del dinero de lo que la Casa Blanca deseaba.
Con el acuerdo en mano, los líderes del Capitolio se movilizaron para promocionarlo entre sus colegas de ambos partidos, y reconocieron que no tienen la certeza de que será aprobado. "Ahora tenemos que obtener los votos", dijo Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado.
La legislación final fue dada a conocer anoche. Los republicanos y demócratas de la cámara baja se reunieron en privado para revisarla y decidir cómo votarán.
El rescate, la mayor intervención gubernamental de los mercados financieros desde la Gran Depresión, arroja la larga sombra de Washington sobre Wall Street. El gobierno asumiría grandes cantidades de activos devaluados de compañías financieras sumidas en graves problemas, con la esperanza de reanimar el crédito.
"No sé de nadie aquí que desee que el centro del universo económico sea Washington", dijo el senador Chris Dodd. Sin embargo, añadió, "el centro de gravedad está aquí temporalmente, no quiera Dios que esté aquí más tiempo de lo necesario para activar el crédito".
Los detalles. El plan le permitiría al Congreso bloquear la mitad de los 700.000 millones de dólares del plan y obligar al presidente a tener que cumplir ciertos requisitos antes de poder utilizarlos todos. El gobierno podría obtener 250.000 millones de inmediato, 100.000 millones más si el presidente certifica que son necesarios, y los últimos 350.000 millones con una certificación aparte. Estos aún estarían sujetos al Congreso, que podría emitir una resolución para impedir el uso del dinero.
A pesar de ello, el presidente podría vetar la resolución, lo cual significa que se requeriría una oposición enorme en el Congreso para poderla detener.
Los legisladores que alcanzaron un acuerdo sobre el plan junto con el secretario del Tesoro Henry Paulson pronosticaron que probablemente el Congreso no dará su última palabra antes del miércoles.
Se logró sacar adelante el acuerdo cuando los demócratas accedieron a incorporar una exigencia de los republicanos: permitir que el gobierno asegure algunos préstamos hipotecarios fallidos en lugar de adquirirlos. Esto limitaría la cantidad de dinero empleado en el rescate.
Otro pacto importante, vital para atraer el apoyo de los demócratas de tendencia centrista, requeriría que el gobierno, después de cinco años, presente un plan al Congreso sobre cómo recuperar cualquier pérdida de las compañías que recibieron ayuda. l
Por Aníbal Fucaraccio
Por Martín Stoianovich