Pérez.— La muerte no esperada conmocionó a esta ciudad el lunes; Enzo
Santiago Vielma, de 15 meses y a quien sus abuelos y primos llamaban el Gordo, y Clara Ayelén
Lucero, de 23 meses, se ahogaron en la pileta plástica de una vecina. Viven en la zona de quintas y
dejaron dolor en el terreno con dos casas y un par de casillas en el que vivían con sus tíos y
abuelos.
El hecho sucedió en una casa de Santa Fe al 300, cuando el Gordo y su prima
Clari jugaban en la entrada del jardín humilde. Su abuela, Esther Lucero, los cuidaba mientras
hacía "las cosas de la casa". Pero bastó un minuto para que los chicos se perdieran de vista, para
aparecer en el fondo de una pileta plástica de la casa de Rosa, la vecina del terreno, que aún no
puede salir de la angustia.
El Gordo era nieto de Esther. La madre de él ayer por la tarde aún seguía en
shock y durmiendo tras enterrarlo, en igual estado estaban los padres de Clari.
Juan Lucero, abuelo del nene, venía de trabajar cuando un vecino le dijo: "Don
Lucero, se murió el Gordo y la nena". Cuenta que "parecía que estaba en el aire, es mucho dolor. Al
principio los vamos a ver por todos lados". Lucero habla poco, vino de Chaco hace muchos años
"cuando hice los documentos".
"No estaban". Esther cuenta que "el Gordo y la nena estaban jugando y se
ahogaron, los chiquitos cruzaron por el agujero en el tejido, yo estaba barriendo el patio pero los
tenía en la vista, me pasaron por donde lo hacen los perros. Jugaban con la nenita de al lado, de
doña Rosa, pero nunca iban para allá para donde estaba la pileta, yo les decía que no vayan. En eso
levanto la basura y miro, y no estaban, que me iba a dar cuenta que ellos se iban a cruzar". Esther
también vino de Chaco a los 6 años, tiene pelo negro a la cintura y hace mucho que vive en las
quintas.
"Lo primero que se me vino a la cabeza es que me los robaron. Pero no. Apenas
los perdí se fueron a la pileta. Al rato la llamo a Rosa y le digo que no la veo a la nena y en eso
siento que mi hija grita y me vuelvo y la veo con el nene, yo le arranqué al Gordo a mi hija y le
vi y ya estaba muerto", dice con las frases cortas que el dolor enseña.
La mujer se desesperó, salió corriendo y paro una moto que la acercó al
hospital. "En eso le digo a Rosa, la nena estaba con el varón". De esa muerte temprana se encargó
el otro vecino cuando apareció corriendo por el terreno: "Doña acá está la nena", le dijo a
Esther.
Lo concreto es que los nenes fueron a la casa de la vecina, se acercaron a la
pileta plástica en forma de riñón y la curiosidad o "el destino de ellos" hizo que cayeran a las
aguas verdes y estancadas, que no tenían más de 70 centímetros de profundidad.
Las pericias las llevan adelante en la comisaría 22ª, con intervención del juez
de Menores José Núñez Cartele, y como dicen los abuelos "fue el destino, Dios se los llevó". El
matrimonio Lucero tuvo 8 hijos y 12 nietos y ayer velaron a dos de ellos.
En segundos
Según dicen, a los niños "no se les debe dar la espalda", y menos si andan con
otros chicos. Mueren en silencio, para que se ahoguen hace falta que estén segundos bajo agua. La
distracción es fatal, con no más de 20 centímetros de profundidad un menor puede ahogarse, porque
corre el riesgo de no poder levantarse. Según la OMS, es la cuarta causa de muerte en el mundo, la
primera en hombres entre los 5 y 14 años y la quinta en mujeres. Conocidas figuras tuvieron estos
accidentes, como los hijos de José de la Sota, Oscar Larrauri y el técnico Daniel Córdoba.