El Día del Médico, en la Argentina y en toda Latinoamérica, fue establecido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en honor a Carlos Finlay y Barrés, nacido en Cuba, el 3 de diciembre de 1833.
El Día del Médico, en la Argentina y en toda Latinoamérica, fue establecido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en honor a Carlos Finlay y Barrés, nacido en Cuba, el 3 de diciembre de 1833.
Hijo de un médico escocés residente en la isla caribeña (quien había luchado junto con Simón Bolívar) y de madre española, vivió su infancia en La Habana pero también en el cafetal de su padre en la zona de Alquízar.
Cuando tenía apenas once años lo enviaron a estudiar a Francia. Un problema de salud hizo que regresara a Cuba por un tiempo, hasta que volvió a Europa en 1848 para completar su educación. En Londres también hizo parte de su formación inicial hasta que se instaló nuevamente en el país a orillas del mar caribe.
Abrazó la medicina siendo muy joven y aunque ya había estudiado en la Cuba española de entonces, terminó recibiendo oficialmente su título en 1855 en Estados Unidos, en el Jefferson Medical College.
Fue ahí donde conoció al profesor John Mitchell, quien defendía una innovadora teoría que sostenía que los gérmenes eran transmisores de enfermedades. El trabajo que realizó cerca de Mitchell sembró pasión y vocación en este joven médico por encontrar nuevos caminos dentro de su profesión.
Por eso se dedicó durante años a buscar la causa de la fiebre amarilla, y en 1881, y ante la sorpresa y el escepticismo de buena parte de la comunidad médica, afirmó que la enfermedad era transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el mismo que en la actualidad es responsable del Zika, el Dengue y el Chikunguya.
Los descubrimientos de Finlay fueron puestos en duda, a tal punto que muchos se referían a él como el "hombre mosquito". Hasta que en 1900, la Junta de la Fiebre Amarilla del Coronel Walter Reed, demostró que tenía razón. Ese fue el inicio de las medidas para intentar erradicar la enfermedad del Caribe, e incluso tuvieron un impacto enorme en la finalización del Canal de Panamá, frenado por la cantidad de personas que contraían fiebre amarilla y malaria.
El médico, conocido como el primero en tener una visión epidemiológica, al menos en Latinoamérica, iniciaba un gran camino en el conocimiento de las zoonosis (las enfermedades que se transmiten de animales al ser humano a través del aire, picaduras o saliva).
En las últimas pandemias la interrelación entre los animales y los humanos han tenido un protagonismo absoluto. El Covid-19 tiene, por lo que se conoce hasta el momento, un origen zoonótico. Y lo mismo pasó con epidemias causadas por los virus SARS-CoV-1 y H7N9, entre otros.
Este Día del Médico nos encuentra atravesando una crisis mundial sanitaria inesperada y difícil, en la que epidemiólogos, infectólogos, terapistas, neumonólogos, generalistas e integrantes de distintas especialidades han puesto todos sus conocimientos, su tiempo y dedicación al servicio de la comunidad.
Ejercer la medicina siempre fue y será una tarea inmensa, de enorme impacto social, repleta de interrogantes, perfectible y con varios desafíos por delante. Entre ellos, mejorar las terapias existentes, repensar la relación con los pacientes y poner en primer plano a la prevención.
Un texto del cardiólogo Daniel Flichtentrei, que está publicado en el inicio de su libro Cerebro Clínico, ayuda a entender por qué es tan importante seguir avanzando en conocimientos y tecnologías pero al mismo tiempo nunca dejar de cuestionar el modo en que se lleva adelante esta profesión: "Ejercer la medicina es aplicar una regla general a un caso particular. Poner cosas en la misma categoría es, por definición, dejar de lado cualquier información que pueda distinguir las cosas entre sí. Este método ha sido al mismo tiempo un recurso útil y una preocupación constante. Las historias personales raramente encajan en su totalidad en las clasificaciones que aplicamos. El razonamiento médico es más narrativo que taxonómico. Esa zona de zozobra e incerteza entre las vidas reales y las ideas abstractas no puede transitarse más que con la sensibilidad hacia el padecimiento ajeno".
Que esa sensibilidad y compromiso acompañen siempre a todos los médicos que hoy merecidamente celebran su día.