El título del último libro de María Paula Alzugaray, Frivolidad, nos interpela respecto a si la poeta va a dirigir una mirada crítica sobre la "frivolidad" o si va a pretender cantarla y reivindicarla. Cuando nos asomamos a los poemas, la respuesta no resulta del todo contundente. Lo que sí podemos percibir es que aun si la materia poética puede versar sobre lo superficial, el resultado no lo es en absoluto —a años luz de esa poesía "bella y feliz" de los 90—. Precisión, oficio poético, construcción de la imagen, todo ello se advierte en este cuarto libro de Alzugaray —que ya publicara Todo llegó por sí solo, Estampados y Lo albergado, e impulsara varias antologías temáticas de poetas rosarinos—.



























