Buena mezcla, buen blend, podría pensarse. Un británico que dedide escribir novelas policiales y mudarse a Estados Unidos. Quizá algo de eso pensó Jim Grant (cuyo seudónimo es Lee Child) cuando fue despedido de una productora de TV en Gran Bretaña. Lejos de la figura romática del autor, el tipo decidió escribir para sobrevivir, a como dé. Y lo logró, y un poco más también: sus libros son best sellers, lleva más de 20 novelas, fue adaptado al cine y la crítica lo analiza con lupa por su capacidad de ser un éxito comercial y hacer literatura. Ahora llegó a Argentina de la mano, vaya paradoja, no de una editorial de las grandes sino de un sello de los definidos como independientes. Y el libro, Noche caliente, quema.
Grant no sólo creó un personaje central para sus novelas, casi un artilugio clásico y lógico para el género, sino que también se creó a sí mismo, firma como Lee Child.
El protagonista de sus relatos es el gigante Jack Reacher, mide casi dos metros, y es un militar norteamericano que después de dejar el ejército se lanza a las calles. Reacher lleva adelante las tramas, aunque por momentos parece que Child tuviera los escenarios y la acción previamente planteados y ahí decide plantar a Jack.
Todo suena un poco rudo, y lo es, pero la inteligencia es un valor clave; en las pesquisas, obviamente, pero también en las peleas callejeras. El tipo gana con su mente. Anticipa y, en general, le sale bien.
El libro que publica Blatt & Ríos en Argentina ofrece dos textos cortos (las novelas de Child merodean las 400 páginas, como todo buen tanque editorial) que aparecieron publicados originalmente como libros electrónicos en 2013 y 2015. En la versión local, un prólogo de Elvio Gandolfo agrega entusiasmo a la lectura. Presenta al autor y recomienda seguir los pasos de Reacher y cada guiño de la escritura de Child.
El estilo de Child, frases cortas, secas, impone un ritmo y una tensión que hacen difícil no continuar de un tirón la lectura. El trabajo de investigación o anclaje real que rodea a los relatos otorgan el tan deseado "verosímil".
En Noche caliente, la primera en el ejemplar de Blatt & Ríos, Reacher aparece en Nueva York la misma noche del famoso apagón de 1977. Epoca que coincide con la irrupción de crímenes perpetrados por un asesino al que llamaban El hijo de Sam. Esos dos hechos, uno hará de escenario y el otro avivará el clima de la novela, son hechos reales.
Reacher en Noche caliente es joven, no llega a 20 años, y se enfrenta a un mafioso en defensa de una mujer, de la cual sabrá luego que es agente del FBI. Cuesta creer por momentos que el personaje pueda lograr sus desafíos con tan poca edad, pero el tipo está decidido y el escritor también.
En el segundo relato, Guerras pequeñas, Reacher aparece en su rol de investigador de la Policía Militar. Es del tipo de texto donde el lector ya sabe en las primeras páginas quién es el asesino. La trama permitirá entender las razones. Pero lo cierto es que a través de este relato Child hace un análisis casi etnográfico del "ser militar o policial" en Estados Unidos.
La trama de Guerras pequeñas ofrece un bonus: cierta cuestión familiar puede hacer temer al lector que la historia devenga tragedia. Pero estamos ante gente ruda donde la inteligencia parece ser el valor principal.