Casilda.— Los padres de menores casildenses serán multados si sus hijos son
encontrados en estado de ebriedad, produzcan desórdenes en la vía pública o concurran a lugares no
permitidos. Así lo establece una ordenanza sancionada en la última sesión del Concejo, que intenta
poner freno al consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes con la vista puesta en su salud y la
seguridad pública.
La norma, impulsada por el concejal radical del Frente Progresista, Juan José
Sarasola, cosechó el apoyo de oficialismo y oposición y ahora sólo resta que sea promulgada por el
Ejecutivo para su instrumentación, a partir de los 60 días. En ese período se desarrollará una
campaña de difusión para informar a la sociedad sobre los alcances de la norma.
Los ediles aclararon en sus fundamentos que esta disposición "no pretende cargar
las tintas sobre los jóvenes, sino por el contrario actuar sobre la responsabilidad indelegable de
los mayores que no pueden desentenderse y deben promover un desarrollo psicofísico y social de los
menores a su cargo".
En rigor la penalización no sólo apunta a los padres sino también a tutores,
curadores y guardadores de menores de 18 años. Si bien la ordenanza no tiene antecedentes en la
zona sí se aplicaron medidas similares en otras ciudades santafesinas como, por ejemplo,
Rafaela.
Las multas oscilarán de 20 a 40 Unidades Fijas (UF) —cada una equivale al
valor de un litro de nafta súper— y en caso de reincidencia serán duplicadas, además de
fijarse tareas comunitarias en dependencias municipales.
Las infracciones previstas en las ordenanza deberán ser constatadas a través de
controles conjuntos entre personal municipal y policial, aunque también se tomará como prueba las
actuaciones de policías en cumplimiento de sus funciones, mientras no mediaran causas legales que
las desvirtúen.
Asimismo, la norma establece que “las sanciones previstas no invalidarán
penas tipificadas para otros delitos o faltas que pudieran cometerse simultáneamente, ni podrán
suplir cualquier tipo de reparación o indemnización que se originaran en la comisión de la
infracción”.
Los recursos obtenidos en concepto de multas serán destinados a la
implementación de políticas municipales orientadas a jóvenes y adolescentes que “comprendan
campañas y acciones para promover la prevención de adicciones, la formación y aprendizaje de
oficios, la contención social y reinserción para aquellos menores en conflicto con la ley
penal”.
Para Sarasola, el consumo de alcohol en menores combinado con el uso de
estupefacientes “está impregnado en nuestra sociedad bajo una cultura sin límite que genera
serios problemas a nuestros jóvenes en beneficio sólo de empresas que realizan fabulosos
negocios”.
Y en ese marco opinó que esta situación “redunda en perjuicios para muchas
familias, vecinos y para toda nuestra sociedad que ve incrementarse paulatinamente los hechos de
violencia, desmanes, delitos que, en muchas circunstancias, tienen como origen el consumo desmedido
de alcohol”.
El edil advirtió que “más allá del accionar del Estado, se evidencia una
ausencia de supervisión y carencia de compromiso de algunos progenitores con la conducta de los
menores a su cargo, lo cual contribuye a potenciar la situación descripta”.
“La norma —concluyó Sarasola— apunta a sancionar a las
personas legalmente responsables por infracciones que cometan los menores a su cargo, intentando
así alertar sobre un accionar que atenta contra la salud y la integridad de los propios
adolescentes”.
A principios de 2008 la jueza de menores de Casilda, María Cristina Pecoraro, y
la auxiliar social del tribunal, Cristina Bolondi, presentaron un proyecto similar que no no obtuvo
el consenso necesario para su tratamiento.