Con todo respeto, el voto es soberano; no se vota ni bien ni mal, se elige y se expresa un sentir, un sentimiento, un agradecimiento, un descontento, una confianza, un hartazgo. Sí, un hartazgo, y creo que es la palabra en su máxima expresión y es el mensaje que se dio en estas elecciones Paso en Rosario y en la provincia de Santa Fe. La política no tiene lógica, pero tiene un sentido de pertenencia en cada voto, y justamente ese sentido de pertenencia es lo que se perdió en estos últimos años de un "agotado modelo" de gobierno socialista / radical, en la ciudad y en la provincia llamado Frente Progresista. Se desoyeron voces, muchas, miles de voces que no hace mucho tiempo en cantidad de miles, salieron a las calles a decir "basta" a la inseguridad, a las muertes cotidianas, hasta el día de hoy que no paran, a cada hora, en cada esquina, en cada barrio. Esa inseguridad que carcome, que muchas veces se trató de ocultar con frías estadísticas, con funcionarios hoy llamados a silencio pero que desde arriba a hacia abajo nunca pudieron ni pueden dar respuesta a una situación que el país todo vio y ve a diario, lo que sucede en las calles. Y con el mote puesto de "ciudad narco", sucumbió hasta en los rincones más lejanos del planeta. Barrios postergados y usurpados, obras prometidas e inconclusas y otras que quedarán en promesas. Superpoblación de empleados públicos por todos lados y en cualquier rincón (si militas con la rosa en la mano, tienes un "puestito", no es de ahora sino de muchos años). Rutas y caminos intransitables, obras viales prometidas en años, todas esperan o son sólo parches de hoy para mañana, cientos de miles de campos y poblaciones bajo el agua esperando años obras hídricas. Queremos ser la ciudad de brazos abiertos para los visitantes. Los días domingos el centro de la ciudad es un alma en pena. Tenemos el aeropuerto más obsoleto del país. Si logras que en los ingresos a la ciudad no te roben es porque ese fue tu día de suerte. Y así podemos hablar, comentar y enumerar el por qué de esta elección que no sorprendió a nadie, menos aún a quienes hoy gobiernan. Las elecciones pasadas, la pelota pegó en el palo y salió por la línea, esta vez fue un gol de media cancha. Así es la política, son ciclos que terminan para dar comienzo a una nueva generación de personas e ideas. Pero a veces no hace falta que pase tanto tiempo, cuando lo peor se vive cada día, vivir con miedo y encerrados. La inseguridad nos atrapó y no supieron, o no quisieron, escuchar el clamor popular.