Todos sabemos que en nuestro país la educación no es algo de lo que podamos enorgullecernos, y desde los ministros de Educación hasta los padres y los abuelos coincidimos en que siendo la base fundamental para el crecimiento de la sociedad, debe ser mejorada. Transitando esta realidad, quienes no somos docentes vemos como surge de improviso la idea de agregar una hora más al ciclo primario, aparentemente sin un análisis profundo y absolutamente fuera de contexto ya que obvian aspectos fundamentales como la falta de condiciones mínimas edilicias y funcionales en muchas escuelas. Los padres y maestros con sus agendas laborales organizadas, y me atrevería a pensar que hasta sin programas concretos para utilizar fehacientemente esa hora agregada. De todos modos, se presenta como una idea innovadora para mejorar la educación demostrando no sólo la conciencia de que se la necesita, sino también que existen intenciones de emprenderla. Por lo cual sea bienvenida la idea. Estúdienla, mejórenla, transfórmenla, lo que sea, pero por favor no la abandonen. Han encendido una luz de confianza, no permitan que se apague. No lo duden, educadores, son ustedes una de las pocas esperanzas que le va quedando a la Argentina para salir de este pozo en el cual jamás se la debió dejar caer.