El popular y polémico Jorge Rial fue quien inmortalizó la frase “Argentina, país generoso”. Efectivamente, Argentina es un país generoso. Desde hace un tiempo los medios de comunicación le vienen dando cabida nada más y nada menos que a Domingo Felipe Cavallo, quien, sin ponerse colorado, se da el lujo de aconsejar al gobierno en materia económica. ¿Qué autoridad moral tiene Cavallo para dicha tarea? Ninguna. Aquí es cuando debemos recurrir a la memoria histórica. En julio de 1982 Cavallo asumió en la presidencia del BCRA. Estuvo poco tiempo pero le bastó para estatizar la deuda privada contraída por importantes grupos económicos. Como ministro de Economía de Carlos Menem, creó la convertibilidad, es decir la paridad un peso-un dólar que provocó, una década más tarde, la peor crisis de la Argentina contemporánea. Como ministro de Economía de Fernando de la Rúa, le descontó a los jubilados el 13% e impuso el corralito que en la práctica implicó la confiscación del dinero que miles de ahorristas tenían depositados en los bancos. Domingo Cavallo le hizo un daño inconmensurable al pueblo. Sin embargo, jamás se arrepintió. Por el contrario, se muestra orgulloso de lo que hizo como ministro de Economía. Vergonzoso.