“Mi patria es mi lengua”, dicen los polacos, tal vez porque tienen un idioma muy exclusivo, y “Mi "Mi patria es mi lengua”, dicen los polacos, tal vez porque tienen un idioma muy exclusivo, y además son muy pocos los que lo hablan en el mundo. El idioma con que se entienden pertenece al tronco indo-europeo, y de este, a la rama del balto-eslavo. La Segunda Guerra Mundial dejó en ese país una gran cantidad de pérdidas humanas, recordemos que Auschwitz está ubicado en este país. Muchos sobrevivientes de familias destruidas migraron a residir en otras tierras, uno de ellos, fue Miguel Najdorf, nacido en Varsovia en 1910 y fallecido en Málaga en 1997, a los 87 años. En 1939, cuando estaba en Buenos Aires para las VIII Olimpíadas de Ajedrez, en la que representaba a su patria, estalló la guerra y dado que era judío, decidió quedarse y obtuvo luego la ciudadanía argentina. Perdió a casi toda su familia en los campos de concentración, acá hizo una nueva vida, con su esposa y sus dos hijas, el sustento provenía de su trabajo como agente de seguros. A pesar de no ser un jugador de ajedrez de tiempo completo, Najdorf llegó a ser uno de los mejores ajedrecistas del mundo, en las décadas de 1940 y 1950, consiguiendo el primer record mundial en la modalidad de partidas simultáneas y a ciegas. Cuando en 1950, la Federación Internacional, creó un sistema de títulos oficiales, se lo reconoció como Gran Maestro Internacional. Ya consagrado, viajó a distintos países para participar en torneos de gran jerarquía. En uno de ellos celebrado en Nueva York, se alojó en un hotel distante del Centro de Convenciones, donde se realizaban las partidas, trasladándose por medio del metro. En uno de sus viajes, se sentó en el único asiento disponible de ese coche, junto a un señor que leía un diario desplegado y al observarlo comprobó que estaba escrito en idioma polaco y comenzó a hablar con el desconocido sin dar explicaciones, quien solícito y sorprendido siguió gustoso el diálogo. Don Miguel le preguntó por los motivos de su estar en los Estados Unidos, a lo que el otro contestó, que había emigrado después que el nazismo había exterminado a casi toda su familia. “Sólo tengo conocimiento, agregó, de que un primo mío que vivía en Varsovia, se radicó en Buenos Aires, Argentina, y es un famoso maestro internacional de ajedrez”. De común acuerdo eligieron una estación para subir a la superficie y en una barra, brindaron por el encuentro, que fue realmente conmovedor.