El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso ayer en marcha el proceso para enviar a la Guardia Nacional a la frontera con México mientras se construye el muro que quiere levantar allí y para el que aún no tiene la financiación necesaria. Su secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, anunció en rueda de prensa en la Casa Blanca que Trump firmaría una proclamación dando la orden a las agencias implicadas en un despliegue de la Guardia Nacional. La medida fue anunciada tras el rechazo de Trump a una caravana de migrantes centroamericanos en territorio mexicano que se proponía llegar a la frontera con EEUU, objetivo que el grupo abandonó finalmente ayer.
"El presidente ordenó que el Departamento de Defensa y el de Seguridad Nacional trabajen juntos con nuestros gobernadores para desplegar a la Guardia nacional en nuestra frontera suroeste", dijo Nielsen, que no dio cifras de efectivos a desplegar ni costo del despliegue.
Trump anunció el martes su intención de mandar militares mientras se construye el polémico muro que quiere levantar allí bajo el argumento de frenar la entrada de inmigración ilegal y de drogas en EEUU. El mandatario, que retomó su duro discurso sobre inmigración, volvió a atacar a México en los últimos días, amenazándolo con poner fin al acuerdo de libre comercio (Nafta) si no frena la llegada de inmigrantes sin papeles a la frontera, entre ellos los cerca de 1.000 centroamericanos que, en una caravana, atravesaban suelo mexicano en dirección a EEUU.
La Guardia Nacional es un cuerpo constituido por voluntarios que sirve como fuerza de reserva del ejército y que es utilizado por lo general en respuesta a catástrofes. Tanto el demócrata Barack Obama como el republicano George W. Bush la enviaron durante sus mandatos a la frontera. Obama desplegó 1.200 efectivos en 2010 con la tarea de vigilar la separación fronteriza. Bush mandó 6.000 entre 2006 y 2008 como refuerzo de los agentes de fronteras, pero sin autoridad para ejercer como agentes de la ley en tareas de persecución y detención. La ley estadounidense prohíbe que los cuerpo militares actúen como agentes de policía en lo que a detenciones se refiere. El gobernador del Estado fronterizo de Arizona, Doug Ducey, saludó ayer el paso antes incluso de que Nielsen lo anunciara oficialmente. "Washington ignoró este problema por mucho tiempo y se necesita ayuda. Para Arizona, se trata de seguridad pública", dijo el republicano en Twitter.
Trump acaba de recibir del Congreso la primera partida de dinero para la construcción de su muro. Son solo 1.600 millones de dólares, frente a los 25.000 millones que había pedido, y están además sujetos a condiciones y restricciones de gasto. El presidente estuvo hace tres semanas en el área fronteriza de San Diego con México, en California, visitando por primera vez los ocho prototipos de muro que se levantaron allí y entre los que aún debe elegirse cuáles se emplean para levantar la barrera. Los 20 millones de dólares que se emplearon para levantarlos fueron reasignados de otras partidas del presupuesto del Departamento de Seguridad Nacional. El gobierno de Trump sostiene que hubo un incremento de llegadas a la frontera, pero en 2017 las detenciones en el límite con México cayeron a su nivel más bajo desde 1971, según datos oficiales. No obstante, Nielsen apuntó al aumento de las solicitudes de asilo como una de las causas que motivaron el despliegue de la Guardia Nacional.
Por último, Nielsen se dirigió al Congreso, el único con poder para cambiar las leyes migratorias, y le pidió suficientes recursos para construir el muro en la frontera con México, así como el fin de políticas como "catch and release" (atrapar y liberar). Esa política permite a los agentes fronterizos liberar a los inmigrantes que atrapan en la frontera con la idea de que, si no suponen un peligro para la seguridad de EEUU, pueden permanecer en libertad mientras esperan un juicio migratorio que examine su deportación. El anuncio sobre la Guardia Nacional se formuló después que los responsables por la caravana "Viacrucis Migrante" anunciaran que el grupo terminaría su marcha en México, desistiendo de llegar a la frontera. "Nuestro trabajo termina en Ciudad de México y si otras personas necesitan acompañamiento, tenemos equipo de apoyo en la frontera, pero ellos tendrán que viajar por su cuenta", dijo Irineo Mujica, director de Pueblo sin Fronteras, que desde 2010 realiza este simbólico viacrucis para visibilizar el drama de los migrantes a su paso por México. Decenas de migrantes centroamericanos que viajan en la caravana, detenida en la comunidad de Matías Romero del Estado de Oaxaca, se preparaban para seguir por su cuenta el recorrido, algunos de ellos con visas para transitar por México durante 30 días.