Escuchando las declaraciones del intendente de la ciudad sobre los controles que van a hacer para el cumplimiento de las restricciones, nos damos cuenta de que en esta ciudad la mayoría de la gente hace lo que quiere y cuando quiere, y que nadie tiene la suficiente autoridad para corregir esos excesos. El horario nocturno se cumple a medias, si no, amigo lector, dé una vuelta por los bares de Pichincha y después me cuenta, la circulación no es debidamente controlada como debería ser y en lugar de preservar las actividades liberadas y nada más, se siguen abriendo más y es todo un “viva la pepa”. Claro, esto tiene una lectura, si desde la cabeza de la pirámide no encontramos la firmeza necesaria para hacer cumplir las normas, qué les podemos pedir a los demás. Con 600 casos de contagios de Covid de promedio se dice que acá estamos bien, esperemos unos días, ojalá tengan razón. Pero me parece que estamos ante un escenario complicado si no hacemos algo. No hay que tener miedo en comunicar, para las elecciones falta mucho y no es momento de cuidar los votos, hay que actuar para preservar la vida.